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viernes, 26 abril, 2024
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Aún con dudas: por López Obrador

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Por: AQUILES GONZÁLEZ NAVARRO •

En la columna de obligada lectura que aparece diariamente en “El Universal”, con el título Índice Político y que escribe con gran sapiencia Francisco Rodríguez, el sub-título que aparece en edición del 22 de febrero dice: “Candidaturas que hacen pensar en qué #Yasabesquien no quiere ganar”, para luego hacer referencia a personajes que para cualquiera con un poco de formación e información política, resultan una verdadera aberración ideológica dentro de Morena, además de una incongruencia que inevitablemente genera dudas y hasta rechazo.
Néstora Salgado y Salgado Félix, Napoleón Gómez Urrutia (Napito), Germán Martínez Cázares y Gabriela Cuevas, se encuentran entre las sorpresas que indudablemente ocuparán un escaño en la próxima legislatura federal por el Partido Morena, a pesar de su pasado inmediato contrario a los postulados y principios que rigen al Instituto Político que ahora los cobija.
Otros nombres generan esperanza: Porfirio Muñoz Ledo, Rocío Nahle, Cristóbal Arias, Martí Batres, Delfina Gómez, Ifigenia Martínez y desde luego la candidata al gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum.
Francisco Rodríguez señala con índice político que la postulación de Germán Martínez el ex panista, enemigo político de López Obrador en las contiendas contra Fox y Calderón es “realmente abominable”. Expresión fuerte pero con la que estamos de acuerdo.
Ante cada postulación, frente a cada integración a Morena de personajes hasta hace poco tiempo enemigos acérrimos del Lopezobraderismo, las redes sociales reaccionan: ¿Ahora por quién votamos? Se preguntan sectores que no dejan de expresar su sorpresa, indignación y decepción.
El propio politólogo Francisco Rodríguez señala: “Están obligando al ciudadano a pensar en emitir su voto no como una reflexión sobre el futuro del país, sino como un verdadero acto de fe, un salto al vacío de lo desconocido , apoyado en la sola esperanza de que el que venga no sea igual que el que se va. Pero no tiene un sustento sano, no tiene un clavo sólido ese enganche a una esperanza inexistente”.
Yo mismo, afiliado a Morena desde su fundación, he tenido mis dudas que han sido llevadas al seno de la familia y círculo de amigos cercanos. La más fuerte reacción que llevó a la mayor duda, fue la carta que envía la conocida mujer intelectual y de izquierda, Denisse Dresser, el 12 de febrero pasado en el periódico Reforma:
Denisse resume sus dudas en tres rubros, le dice a López Obrador: “Dudas sobre tu congruencia; dudas sobre tu temperamento; Dudas sobre tu compromiso para acabar con el pacto de impunidad vía la transformación institucional.”
Le reprocha la escritora al candidato de Morena, el haberse aliado con el Partido Encuentro Social PES, por defender a Manlio Fabio y “cuando Morena absorbe y absuelve a los malolientes que históricamente han saboteado la posibilidad de cambio y perpetuado el pacto de impunidad; cuando Morena le hace guiños al PRI”.
Cierto, sólo que la tarea que le espera al próximo Presidente de un país destruido, saqueado, ensangrentado y prácticamente invadido por el imperialismo norteamericano, absorbido en sus recursos naturales, es la creación de una nueva República, de una nueva Nación. De una nueva Constitución e instituciones.
Y, ¿Quién de entre los tres presidenciables puede hacerlo, o está obligado a hacerlo? ¿MEADE del PRI? ¿ANAYA del PAN? ¿LÓPEZ OBRADOR de MORENA?
El problema que considero prioritario de entre tantos que padecemos los mexicanos, es el de la inseguridad pública que ha trascendido a niveles de crimen organizado. Con frecuencia leemos el dicho de diputados locales y legisladores federales, quienes con la mayor soltura y, sin proponer nada, acusar a los gobernadores de no abatir los índices de delincuencia.
Lo cierto es que el problema es demasiado grande para dejarlo en manos de los mandatarios de las entidades federativas y, grande también en manos de un presidente de la República mediocre y sumiso ante el país más poderoso del mundo: Los Estados Unidos de Norteamérica.
Porque el nivel de inseguridad en que ha llegado a constituirse en crimen organizado en nuestro país, no fue motivo de un caso fortuito, se debe al entreguismo de los llamados neoliberales, desde Carlos Salinas hasta Peña Nieto, quienes aceptaron y se sumaron al proceso absorbente de los Estados Unidos sobre México.
El comando Norte aplica en México la Teoría de la Seguridad Nacional, a fin de desquiciar al país (por ello los zetas fueron capacitados en la escuela de las Américas en los Estados Unidos), lo que conlleva a la militarización al convertirse en asunto de seguridad nacional lo que antes era asunto de seguridad pública que era encargo de los policías.
Viene el Plan Mérida, firmado por el traidor de Felipe Calderón y que permite la intromisión de agentes extranjeros a cambio de miles de dólares. La operación Rápido y Furioso que fue la introducción de cientos de armas de asalto para los grupos de delincuencia también con la complacencia de Calderón.
El Sistema procesal “adversarial” o juicios orales es parte del proyecto.
Es por eso y, aunque sólo fuera para dar seguridad pública al país que nuestro voto debe ser por López Obrador, quien hoy por hoy se constituye en el único candidato que garantiza frenar la intromisión de los Estados Unidos y su política absorbente. ■

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