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jueves, 25 abril, 2024
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La tercera y la última

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Por: Carlos Galaviz Garza •

Triste pero cierto es que la tolerancia no es una cualidad en la que se distinga el precandidato o ya podríamos decir con seguridad candidato oficial y por tercera ocasión, el afamado tabasqueño AMLO; quien hace pocos días se enfrascó en una ciber pelea con el colega politólogo y también colega columnista, Silva-Herzog, quien publicó recientemente en su colaboración, un artículo de opinión titulado: “AMLO 3.0”.

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Sin duda para todos aquellos que no comulgamos con esa corriente con tintes chavistas, aunque los pejezombies-bots lo nieguen, esta crítica como toda una gran pieza de opinión; en una introducción soberbia del columnista, detalla cómo se ha ido desvirtuando en obra y pensamiento el tabasqueño. Tan real como cierta la crítica, a tal grado de calificar Andres Manuel de síntomas de sectarismo;  el sectarismo para entrar en contexto es una actitud propia de quién defiende con fanatismo e intransigencia  lo que se piensa.

No es secreto a voces, ni una idea propia tan en aquellos que no somos del rebaño moreno, de los síntomas reales y notables de locura y mezquindad que han hecho a un candidato poco confiable para llevar la dura tarea de gobernar a un país que tiene retos grandes para salir adelante. Esa reacción de culpar e incluso catalogar como miembro de la  “mafia de poder” a quienes lo critican en buena lid, es un síntoma de la persona que no está apta ni lista para gobernar a todos los grupos sociales que conforman esta gran nación.

Recuerdo en una ocasión, aquí en la ciudad de Zacatecas, en una conferencia impartida por el  ex gobernador de Chiapas por un pequeñísimo periodo de tiempo, Eduardo Robledo; en su testimonio de su pasar como político y servidor público, aseguraba: “ quien no escucha o tiene tiempo para escuchar; no tiene tiempo para servir”. Y tal parece que Andrés Manuel cada sexenio, cada año, cada día que pasa muestra sus incapacidades para gobernar un país tan complejo como el nuestro.

Entre más nos adentramos al proceso electoral, más es notorio como el concepto de política y liderazgo se ha desvirtuado en el tabasqueño, como su ideología recae en un nicho de odio y poder. No es la primera vez que Andrés Manuel culpa o señala intolerantemente a quienes lo critican. Recordemos aquel señalamiento que le hizo también al legislador independiente de Guadalajara, Pedro Kumamoto, quien lo señaló como un miembro más de la “mafia del poder”.

En una colaboración soberbia, y como lo definió en la contestación del tuit de AMLO, Silva -Herzog le dice textualmente:

“Ojalá aceptara alguna vez, don @lopezobrador_ que la discrepancia no es inmoralidad. Criticarlo a usted no es entregarse a la mafia. Si no aceptamos que hay razones para el desacuerdo, el diálogo no tiene sentido”, al cual también agregó un comentario citando al filósofo Alejandro Rossi. “Lea a Alejandro Rossi, @lopezobrador_ El talante liberal es la convicción de que un error intelectual no supone necesariamente un defecto moral. De esa premisa… se desprende la verdadera tolerancia intelectual, tan distinta a la aceptación cobarde o a la incapacidad crítica”.

Tan infortuita  como innecesaria la trifulca de Andrés Manuel en contra de Silva-Herzog, ponerse a debatir con la clase intelectual, es un riesgo que solo los inteligentes entienden, y la inteligencia es otra cualidad con la cual tampoco se distingue el tabasqueño. Mientras decisiones como la de arropar a candidatos como mi ídolo y ahora vilano Cuauhtemoc Blanco, o peor aún decisiones como la de ahora apoyar a un muerto viviente como Fausto Vallejo, son detonadores naturales de la gran dinamita que trae consigo unas elecciones para los críticos de los medios.

Para Finalizar:

En la política y en el servicio público, la tolerancia se convierte hoy en día en un factor y cualidad determinante que debería tener nuestro próximo presidente. Un presidente que tendrá la dura tarea de tolerar un mar de problemas sociales y un mar de críticas intelectuales. La dura tarea de gobernar un país donde la indiferencia es un agente dominante, exige en aquel que pretende ser el próximo presidente de México, contar con cualidades tan importantes como la tolerancia. Elegir a un presidente que carezca de estas cualidades como la tolerancia y la inteligencia, es prácticamente sentenciar nuestra democracia en una dictadura barata como las que uno se encuentra en Sudamérica. ν

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