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viernes, 26 abril, 2024
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La élite mexicana “se mueve dentro de una burbuja a la que no penetran los virus de la inconformidad”

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Por: MARTÍN CATALÁN LERMA •

  • Casos en que la ciudadanía ha increpado a políticos evidencian el descontento generalizado: Valerio

La inconformidad espontánea que los ciudadanos expresan a integrantes de la clase política “puede representar la catástrofe de quienes han gobernado mal, de quien se ha enriquecido de manera corrupta”, opinó Francisco Valerio Quintero, profesor de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), respecto a casos recientes en los que ciudadanos increpan a personajes de la política mexicana.

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“Considero que el desempeño del sistema político en las últimas décadas ha profundizado no solamente la separación entre los que tienen y los que no tienen riqueza o bienes materiales, sino también los que tienen educación y salud y no lo tienen, los que tienen empleo y no lo tienen, etcétera”, expresó.

Indicó que esa diferenciación tiene una variable de carácter social, porque si se encuentra a Carlos Salinas de Gortari en la Universidad de Harvard, la mayoría de los mexicanos que estudian ahí le piden tomarse una selfie, pero en el otro extremo hay quienes increpan a personajes similares como ocurrió con Diego Cervantes de Cevallos y Carlos Romero Deschamps, quienes son “una representativa muestra de la corrupción”.

Sobre este caso, comentó que es de llamar la atención que un ciudadano les haya preguntado si les satisfizo su alimentación mientras que 50 millones de mexicanos no tienen acceso a una buena dieta.

Según Valerio Quintero, “esto indica que la inconformidad tiene mucho que ver con el adagio popular que dice que cada quien habla de la feria como le va en ella. A los que les va bien quisieran ansiosos una fotografía con Salinas de Gortari, y en el otro extremo, aquellos que ven con desagrado que en la mesa vecina esté un par de vivales”.

Comentó que los políticos y los integrantes de la élite económica mexicana “se mueven dentro de una burbuja a la que no penetran los virus de la inconformidad”, por lo que su comportamiento es de desdén cuando son increpados por los ciudadanos.

A propósito de este tema, recordó que en septiembre de 1910, “la sociedad mexicana” celebró el centenario de la Independencia, pero tres meses después, el 20 de noviembre, estalló la Revolución que a su vez hizo estallar al régimen porfirista.

“El sistema político dominante, la élite, parece olvidar que la manifestación espontánea de la inconformidad social puede en un momento dado representar la catástrofe de quienes han gobernado mal, de quien se han enriquecido de manera ilegal, corrupta, y que también puede tener costos sociales muy elevados”, concluyó Valerio Quintero.

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