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viernes, 26 abril, 2024
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La UAZ: ¿es posible conjurar el desastre?

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Por: SIGIFREDO ESQUIVEL MARÍN •

Las siguientes notas buscan contribuir al diálogo crítico sobre la situación actual de la Universidad Autónoma de Zacatecas, se intenta puntualizar ideas, propuestas, intuiciones, argumentos, ejemplos y contra-ejemplos para repensar la Universidad como un proyecto fundamental en la región centro-norte del país, pues el presente y porvenir de la UAZ afecta directa e indirectamente una región que aglutina a Zacatecas y a varios estados circunvecinos.

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1. Ideología de la eficiencia y de la calidad: “trabajar más con menos”

En estos tiempos posmodernos de neblina post-metafísica, con el llamado fracaso del comunismo real, se suele creer que estamos más allá de las ideologías, pero quizá dicho diagnóstico sea ya parte de una estrategia ideológica global denominada neoliberalismo o ultraliberalismo (¿acaso el culmen de la ideologización no sea blanquear –como se lava el dinero sucio del crimen organizado– el vocablo “globalización” y hacerlo pasar por concepto científico?). Y quizá hoy más que nunca las ideologías forman y conforman la producción de subjetividades sociales. Dicho fenómeno creciente está en todos los ámbitos y esferas de la vida humana, desde la vida íntima y privada hasta la esfera pública, pasando por la salud, el trabajo y la educación. La educación es un ejemplo paradigmático de la presente situación. La ideología de la eficiencia y de la calidadeducativa actúa como un doble mecanismo de control normativo social y de pauperización laboral, atraviesa todos los niveles y sectores educativos: desde la educación básica hasta la educación superior. Ingenuamente algunos llegaron a creer que la reforma educativa sólo afectaría a los profesores de primaria, secundaria y preparatoria, craso error, que forma parte de la misma estrategia ideológica de control social de fragmentar, desinformar, parcializar, polarizar. Se fragmenta y se divide el profesorado en los que están a favor de una supuesta reforma educativa y los “malos maestros” que están en contra. El descrédito social del profesorado tiene diversos intereses desde las altas esferas de un estado mexicano gerencial neocolonial en comparsa con intereses de sectores empresariales reaccionarios, pero en los últimos treinta años se ha profundizado el encono y linchamiento mediático social contra el magisterio mexicano, y ahí viene la otra parte de la estrategia de desinformación, sesgo informativo y creciente polarización contra el maestro en México. Todo esto si bien es cierto es únicamente una parte del embrollo en el que estamos metidos como profesores y como sociedad, la otra parte de la pinza ideológica de control normativo social es la pauperización y precariedad laboral, situación que adquiere el disfraz académico de “flexibilidad socio-laboral” y “perfil polivalente”. Una vez más, cuidado con las palabras, pues los aparatos ideológicos del estado –que tan lúcidamente había analizado Louis Althusser, que es injustamente olvidado y desdeñado, y claro que esto conviene al orden establecido– hoy sirven a una nueva sinergia de estado protector del capitalismo trasnacional imperialista y neocolonial, por lo que lejos de desaparecer las fronteras, trabas e imposiciones se radicalizan las formas de rapiña y explotación con una fiereza que la vieja noción de “capitalismo salvaje” queda corta. Pues ahora tener trabajo y ser explotado habría que verlo como una bendición.

Lo anterior nos debería quedar claro después de la visita a Zacatecas de funcionarios federales de la administración de Peña Nieto. El subsecretario de Egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Fernando Galindo Favela hizo comentarios contundentes sobre la actual situación financiera de la Universidad Autónoma de Zacatecas y la viabilidad de su futuro. Algunos medios de comunicación difundieron lo que podría ser una nota informativa de poca importancia, pero cuyos alcances resultan decisivos para entender, y quizá, atender la actual situación de la UAZ. Y otra vez más, la ideología actúa, establece sus vasos comunicantes en la micro-política cotidiana, pues sustituye el lenguaje de las consignas e imposiciones por la aséptica neutralidad descriptiva de la información de un estado de cosas que, encubriendo su contingencia, se hace pasar por necesario y definitivo. Las declaraciones de funcionario resultan sintomáticas al respecto, veamos algunos fragmentos que consigna NTR en línea: “Necesario recortar nómina en la UAZ. De acuerdo con las estimaciones financieras de la Federación, la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) tiene salvamento, siempre y cuando se pueda adelgazar el gasto en nómina, comentó el subsecretario de Egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Fernando Galindo Favela. Detalló que esto puede cristalizar “siempre y cuando haya una mejor calidad del gasto, es decir, cómo se gasta el dinero”, dejando en manos de la Rectoría, encabezada por Antonio Guzmán Fernández, aplicar medidas de austeridad para rescatar a la UAZ. El mensaje al que se apegó el funcionario fue en el sentido de que la UAZ debe ir en aras de ser más eficiente, lo que significa trabajar más con menos, sostuvo” (http://ntrzacatecas.com/2017/08/08/necesario-recortar-nomina-en-la-uaz/). Otros periódicos e incluso el portal del gobierno estatal de Zacatecas traen la misma información, tal parece que lo único que se hace es editar un mismo boletín de prensa, brillan por su ausencia los comentarios o apostillas de análisis de la información.

¿Qué significa “trabajar más con menos”? ¿Y de qué manera esto contribuye a la eficiencia y a la calidad en la administración de los recursos? ¿Acaso la producción académica, la docencia, la investigación, la gestión y tantas otras formas de creación social que genera la Universidad se pueden reducir a su utilidad socio-laboral? Y si así fuera, ¿Quién o qué definiría los criterios y en función de qué valores axiológicos? ¿Por qué se reduce “el gasto público” en educación en México y a quiénes beneficia dicha situación? Son preguntas que quizá queden sin respuesta. En todo caso, su elucidación obedece a una misma lógica de desentrañar “la racionalidad instrumental” subyacente como su argumento central. Ya en su célebre obra homónima, Horkheimer hace una Crítica de la razón instrumental como un elemento que al convertir el medio en fin puede conducir a la deshumanización, la barbarie y la irracionalidad extremas.

2. La universidad acéfala y los juegos del hambre

La UAZ ha transitado por la implementación de varios modelos y proyectos de universidad, de un modelo de universidad popular y de izquierda a un modelo de eficiencia productivista neoliberal de derecha. En la actualidad se puede ver la ausencia de un proyecto de universidad pública, crítica, democrática y popular. La autonomía universitaria se ha ido de vacaciones. Se impone un modelo neo-tecnocrático que privilegia la ideología del productivismo. Lo cual no significa que las condiciones académicas necesariamente se vean fortalecidas, más bien indican lo opuesto. De hecho el mundo contemporáneo cada vez más se mimetiza con las ficciones post-apocalípticas del cine posmoderno. En la saga Los juegos del hambre (The Hunger Games) se puede ver la representación extrema de la realidad contemporánea donde los habitantes de un mundo post-apocalíptico y posmodernista, eligen un joven y una chica de cada uno de sus distritos para que los represente en una lucha a muerte entre ellos mientras son observados por la audiencia nacional en el horario estelar. Pobreza, hambre y exclusión extremas están en juego, literalmente, abren el eslogan que reza: “Felices Juegos del Hambre. Y que la ventaja esté siempre a tu favor”. En la UAZ se efectúan cotidianamente los Juegos del Hambre, con la diferencia de que todos estamos sujetos al control biopolítico del terrorismo laboral por la sobrevivencia de nuestro empleo. Hemos pasado de luchar por tener condiciones laborales dignas a la lucha por la supervivencia sin más. El patrón está para recordarnos el privilegio que tenemos de poder ser explotados.

El modelo eficientista productivista, el cual tampoco es más productivo ni más eficiente, se traduce en una serie de dispositivos de competencia meritocrática que favorecen el individualismo y la despolitización del profesorado. De manera particular en la UAZ, pues cada universidad tendría un contexto geopolítico específico de adaptación y adopción del modelo, se genera un clima de incertidumbre donde el rector Antonio Guzmán Fernández y los funcionarios se convierten en administradores de la crisis e imperan las respuestas y soluciones inmediatistas y de corto plazo. Se carece de un proyecto de largo plazo de universidad pública social comprometida con el desarrollo socio-económico, educativo y cultural en Zacatecas.

3. Deconstruir la universidad más allá del modelo empresarial neoliberal

En el programa “México Social” del Canal 11, en su transmisión nocturna del domingo 13 de agosto de este año,  hubo un interesante diálogo de los conductores del programa con el rector de la UNAM Enrique Grave y el director general de IPN Enrique Fernández, entre otras cosas, ambos asentían la necesidad de fortalecer la educación superior en México, aumentar la cobertura, la matrícula de estudiantes y profesores, por lo menos mantener el gasto público en el sector educativo nacional, lo anterior en aras de fortalecer el desarrollo social, democrático y productivo del país, de lo contrario se estaría entrando en una espiral o en un círculo vicioso de rezago educativo, deterioro del tejido social y ausencia de ciudadanos productivos críticos. En todo caso, repetían varias veces los representantes de la UNAM y del IPN que la respuesta no es la reducción o recorte del financiamiento en educación superior (aquí anexo liga para los que siguen empecinados en el recorte de nómina en la UAZ: https://itunes.apple.com/mx/podcast/m%C3%A9xico-social/id648953780?mt=2 ). Desde luego que hay quienes consideramos la urgente necesidad de rehacer el proyecto de Universidad, pero no desde las esferas gubernamentales federales o desde los intereses de la clase empresarial y sus mediadores en el gobierno federal y estatal sino desde la sociedad y la comunidad universitaria en su conjunto, profesores, estudiantes y trabajadores en general. Para empezar habría que poner en claro los términos de la discusión pues se hace un uso indiscriminado y poco crítico de muchos conceptos y preceptos que merecen una discusión pormenorizada, pues no es lo mismo “pertinencia social” que “empleabilidad”, “autonomía” que “autofinanciamiento”, por poner dos ejemplos paradigmáticos entre los muchos que se pueden poner sobre la mesa en diálogo horizontal e incluyente donde haya la búsqueda de claridad expositiva y el afán de encontrar soluciones estructurales de fondo. Desde luego que hay personas directamente responsables del curso de las cosas en la Universidad tanto en la presente administración como en las anteriores, pero más que buscar culpables, en este momento crucial, se trataría de contribuir a la intelección de un diagnóstico analítico-crítico, y luego plantear alternativas frente a la crisis estructural generalizada y creciente.

Por ende se impone rehacer la discusión del proyecto de Universidad más allá del modelo empresarial neoliberal eficientista productivista y retomar el proyecto de universidad social que dio origen a la UAZ. Frente a la conformación de identidades políticas verticales, rígidas y autoritarias (de corte peligrosamente neofascista), hoy más que nunca, urge potenciar primero la conformación de una identidad universitaria, que el eslogan “Orgullosamente UAZ” sea realmente una palabra-fuerza –como diría Freire; y luego, potenciar identidades políticas horizontales, democráticas, críticas, creativas y pluralista. El pluralismo cultural y político que fue una de las consignas en las décadas de los ochenta y noventa se ha dejado de lado; habría que volver a la lectura del libro coordinado por el compañero universitario Manuel Martínez Delgado cuando la inclusión de todos y en particular de las minorías activas eran temas de discusión (Pluralidad y universidad, La Jornada, 1995). Lejos de ahondar en el quehacer democrático, autogestivo y auto-participativo, las últimas décadas se ha profundizado en lo contrario, a saber, se impone una estructura académica donde se privilegia lo burocrático-administrativo, se centraliza el poder y la toma de decisiones, los consejos de unidad y el consejo universitario cada vez tienen menos autonomía y menos participación crítica democrática. Se impone una tanatopolítica universitaria o modelo de muerte académico-laboral donde los patrones, rector, funcionarios y directores, como ya no tienen el poder de “dar chamba”, ahora les queda el mísero micro-poder de despedir gente, así que se implementan una serie de dispositivos de control y fiscalización próximos al acoso laboral. Ya ni los profesores de base están a salvo; el suceso reciente del despido injustificado de compañeros universitarios que tuvieron que irse a “huelga de hambre” da cuenta de la otra cara del modelo de tanatopolítica universitaria que también requiere formas de lucha y resistencia extremas. En el hiper-capitalismo la hiper-explotación laboral humana alcanza límites indecibles. Los juegos del hambre imponen la lógica subyacente al modelo de rapiña neoliberal: el capitalismo extractivo no sólo está en las empresas mineras trasnacionales que hacen y deshacen los recursos naturales y humanos en la región de Zacatecas a su antojo, por encima del gobierno estatal; ahora el capitalismo extractivo y de despojo ha llegado para quedarse al ámbito educativo privado y público, desde la educación básica hasta la educación superior. Lo más terrible y lamentable del asunto es que los propios académicos que tendrían que ser la voz crítica, propositiva y contestataria, asuman como “normales”, “naturales y/o “necesarias” las exigencias normativas de la SEP (a través de los lineamientos institucionales o para-institucionales de CONACYT, PRODEP, ESTÍMULOS, ANUIES, CONOCER…) y de organismos internacionales como la OCDE y el Banco Mundial –entre otras instancias supra-institucionales– y las políticas de ajuste económico impuestas o auto-impuestas por un estado gerencial como el de nuestro país al servicio del capital trasnacional norteamericano y canadiense. La actual política interna en la UAZ de considerar a los programas “no acreditados” como programas de segunda categoría de duplicar el número de horas clase frente a grupo (los seminarios de 10 horas ahora tendrán un valor de 5 horas por disposición del rector y de los directivos), así como de exigir más trabajo en clases, asesorías, tutorías, reuniones de academia, investigación y otras actividades, lejos de crear las condiciones más favorables y dignas de trabajo radicaliza la explotación laboral y genera un maquinismo chambista que nada contribuye a la creación crítica e innovación de conocimientos y la formación de ciudadanía activa y democrática.

Requerimos que la comunidad universitaria, en particular el profesorado, despierte de su sopor pequeño-burgués neoliberal y se constituya como sujeto político constituyente, para ello se requiere que los profesores de a pie, que no detentamos ni ostentamos –ni tampoco lo pretendemos– ningún otro cargo que el poder del gis y del pizarrón, asumamos una postura crítica comprometida con una nueva participación ético-política en las diversas actividades académicas y culturales de nuestra máxima casa de estudios.Necesitamos ir más allá del acoso laboral y del miedo a perder el trabajo para poder pensar con alegría soberana y potencia de subversión del orden establecido. Solamente la imaginación social crítica colectiva es capaz de generar alternativas reales frente a la crisis. El pragmatismo político y la ausencia de una perspectiva crítica del rector de la UAZ y sus funcionarios nos deben aleccionar para entender que si hubiese una salida favorable a la comunidad universitaria no puede venir desde arriba ni por mandato institucional.

La participación activa de la comunidad universitaria sigue siendo una asignatura pendiente, mientras se deje en manos de tecnócratas con ambición de poder las decisiones fundamentales seguiremos privilegiando intereses ajenos al desarrollo pleno de la educación superior en la UAZ. A partir del 68 ha habido una serie de movimientos sociales, obreros, indígenas y estudiantiles en nuestro país que han creado un fenómeno incipiente de sociedad civil. También asistimos a la incipiente participación contestataria del orden establecido y del pensamiento hegemónico desde diversos sectores como las comunidades indígenas, las minorías sexuales, raciales y culturales. La universidad pública tiene que acometer el llamado de universalidad del saber y del hacer humano. Y la UAZ en particular tiene que potenciar una revolución social, cultural e intelectual en la región centro-norte del país, es tiempo ya que dejemos el muro de las lamentaciones y asumamos con dignidad, valor, alegría yresponsabilidad por el mundo, por los demás y por las futuras generaciones otro rumbo en la Universidad Autónoma de Zacatecas, con todas las deficiencias, errores y errancias, tenemos el potencial para replantear el camino. Hay que retomar el espíritu creador de la reforma universitaria fallida, porque más allá de las definiciones del concepto de Universidad, éste se abre como un espacio discursivo e instituyente de auto-interrogación de la sociedad humana; recordemos que el camino y la utopía se hacen en la marcha de Zacatecas.

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