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viernes, 26 abril, 2024
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Banalidad y poder

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

México tendrá que estar presto a remontar panoramas trizados por distintos elementos y hasta en momentos distintos; los más, como riesgo en devenir, ¿por las ocurrencias y dislates del mal-hadado Trump, quien, como Presidente de los EUA, siente, a sí mismo, ser poderoso en exceso y ocurrencias, una de ellas, verdadera fijación: el tema del muro. Propaganda o no; recurso político o no, ¿cómo sería su infancia para haberse hecho con semejantes traumas, veleidades u obsesiones políticas, a las que luego insiste convertir en realidad como la del muro? Sí, un muro que ya existe, aunque inacabado y sin la calidad para contener a todos los migrantes. Por supuesto, él quisiera, fueran todos los que pretenden llegar a su país EUA, otrora, patria para el trabajo y la consecuente básica libertad de ser humano. Con su combate a la migración, legal o ilegal, Trump cuenta con una verdadera y moderna espada de Damócles, a la que puede dejar caer sobre cualquiera, con o sin papeles, recién llegado o ya asentado, eso no importa, pues a Trump, la sola extranjería le bastado para encarcelar y echar fuera a quien sea, aun a costa de litigo posterior. Lo importante es la continua y continuada representación de tal tragedia y se repite más para atemorizar que para enseñar a hacer las cosas bien, eso no interesa, sino pescar a “sin papeles”, incluso “con” y echarlos fuera, parece ser prioridad, para el ricacho hotelero, Trump, hoy en funciones de Presidente de EUA.

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Por supuesto, el muro es un tema recurrente también para el discurso, cuando todos los demás se “agotan” y ni se asoman como novedad. O sea, hay que estar tranquilos, confiados a que Trump, ni siquiera alcance, el más mínimo avance para presentarse a una eventual reelección, sería un desastre a más plazo; porque, como ya se vio, hace días, el caldo de cultivo reaccionario estalló con violencia y podría revivir en otras latitudes y con otras dimensiones, hasta por falta de una cultura política consistente y capaz de contenerlo a él y a los “ultras” que creen despertar de un sueño, en el que confunden, al actual ambiente, en una oportunidad para resucitar, si se pudiera, al mismo KKK o peor: al horror, como forma de vida, ¿al que algunos quisieran ver re-encarnado, en el período Trump? A nivel local, nacional, ¿cómo enfrentará nuestro presidencialismo, hoy, con apariencia frágil, a semejante horror, después de los cortejos, los actos fallidos y a los, cada día más cercanos, comicios federales y una sucesión, la de Peña Nieto, incierta, por autoritaria o conflictiva, con afán democrático?

Con semejante escenario, de riesgoso trasfondo, ¿cómo enfrentará y resolverá, Peña Nieto, su cada día más cercana sucesión? ¿Cómo les va, a él y a su partido, el PRI, en la organización de semejante entuerto presidencialista sucesorio? El cada vez más cercano final, de uno o de otro líder, sexenal, cuatrienal, ¿será como el parto de los montes que después de gran expectación terrena, se parió un ratón?

Por supuesto, para demostrar lo contrario en dicha justa; tal vez está, entre algunas otras opciones y escenarios, la “segunda ronda de negociaciones” del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), a desarrollase aquí del 1° al 5 de septiembre, sea ventana y escenario, ¿en ella campearán, la seriedad y sobriedad, republicanas, a pesar de la hostilidad mostrada por Trump?

Carlos Fernández Vega muestra, qué tipo de monstruo es, el susodicho Trump, quien Vía Twitter, su arma propagandística preferida, se animó a una carambola de tres bandas: “Con México, siendo una de las naciones con más criminalidad en el mundo, tenemos que tener el muro, y (ese país) lo pagará por medio de rembolso u otro” (mecanismo); “estamos en proceso de renegociación del TLCAN (el peor acuerdo comercial que se haya hecho) con México y Canadá. Los dos están siendo muy difíciles. ¿Tendremos que ponerle fin?” (¿Aquí, “mecanismo”, sería “invasión”?)

Sin ánimo de revancha, ni de ponerse al mismo nivel, con ese tono, el salvaje Sr. Trump ¿se pone de modo para generar espectáculo de medios o se dispone a continuar provocando las aspiraciones de la más violenta derecha de los EUA? Por supuesto, Hitler no revivirá y Trump, aunque muy rico, con su pobre diablismo, apunta más a hacer un gobierno de errores políticos y oquedades culturales, pero sin llegar a inventar con sus shows la política hoy requerida por el pueblo norteamericano, como elemento para lograr una amalgama de diferencias en las que concurren mucho de economía, de política, cultura y humanismo, para sus mejoras, pero, lo deseable, sin espacio ni tribuna para provocadores violentos, cuyo máximo logro cultural sea el “twitt”: la política del instante y a otra cosa, mariposa. Por supuesto, si todo eso es pura actuación, ya es hora de iniciar a mostrar algo más cultural y humanamente consistente, con sentido de futuro.

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