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viernes, 26 abril, 2024
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Zacatecas: o ciudadanía o colonia de piratas

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Por: La Jornada Zacatecas •

El hombre es lo que sobrevive al hombre, dice Agamben. La capacidad de autodestrucción de los seres humanos es de tal magnitud que es sorprendente que aun sobreviva. Pero los sujetos que han matado por la ganancia de la venta de drogas o por el costo de hacer sufrir a familias enteras al haberlos secuestrado, han muerto también; porque han destruido lo que les quedaba de humanidad. La bestialización de su humanidad es otra manera de autodestrucción. ‘La humanidad es lo que resta’ de todas esas formas destructivas. Ya está por demás reclamar al Estado por incumplir su obligación de seguridad, porque a fin de cuentas, ¿a quién le reclamamos? ¿A qué sujeto hacemos responsable de estos eventos? No hay a quien. No hay personas o grupos o partidos o instituciones que se hagan responsables: no hay sujeto que pueda hacerse cargo. Todos son como parte de lo mismo. Los gobernantes son impotentes ante este problema de descomposición. Y cuando afirman que harán algo o resolverán el problema, o prometen en campaña hacerlo, no hacen sino demagogia barata porque saben que mienten al decirlo. Son criaturas ambiciosas que engañan con descaro para acceder a la renta pública, a un pedazo de poder que es, al final del día, impotente. Los gobernantes son parte de la población que sube al ‘poder’ buscando riqueza. Los criminales son parte de la población que busca riqueza a costa del sufrimiento de otros. En ningún lado está el ‘Ciudadano’ que desde su singularidad tenga como propio el interés público, el interés general. Ese ciudadano no está en la sociedad civil, ni en el Estado. NO está.

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¿Dónde realmente vivimos? En una colonia: todos asumen sólo sus intereses privados y no hay pacto entre los miembros que haga frente a los piratas. De tal manera que estos últimos viven entre los habitantes expoliándolos desde dentro y nadie los detiene. Los que cobran por administrar la colonia no toman ningún riesgo para enfrentar a los piratas. Ellos sólo administran los impuestos y sacan frutos privados de ello. También son piratas, pero con traje y gusto por el pódium. Sin cohesión no hay Estado posible, y sin ciudadanos no hay cohesión. Así que cuando atacan los piratas, nadie les hace frente. Paradojas de nuestra conducta inmunológica: vivir protegido en las reservas privadas del individualismo, provoca justo que todos estos individuos sean vulnerables. Todo ‘individuo’ es víctima de su individualismo. Mientras los individuos no se conviertan en ciudadanos seguirán siendo víctimas de los piratas, tanto los bestializados por efectos del crimen, como de los que administran la hacienda pública. Un ciudadano, repetimos, es aquel singular que asume como propio el interés público. El día en que los habitantes de la colonia sean ciudadanos, ese día habrá una república, y con ella, los piratas estarán fuera de la colonia. Y ese día los niños no tendrán que morir a balazos.

 

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