17.8 C
Zacatecas
viernes, 26 abril, 2024
spot_img

Nosotrxs

Más Leídas

- Publicidad -

Por: Carlos E. Torres Muñoz •

Matar un periodista es el más funesto intento por matar la historia del presente, no más. En Memoria de Javier Valdés y muchos, muchos más.

- Publicidad -

Aparentes oportunidades han ido y venido en cada proceso electoral. A cada elección precede la acumulación de esperanzas de renovación y de solución a los problemas que parecen endémicos en nuestro país. Durante los dos siglos que hemos sido independientes, México ha visto como nos anuncian el progreso a la puerta de un nuevo personaje, una vez en el poder, y luego, el desvanecimiento de esta promesa, sin más secuela que la decepción colectiva y el arribo de un nuevo integrante a una élite indiferente por lo que ha dejado tras de sí.

Entre el supuesto e indescifrable conflicto de qué problema atacar primero, si la desigualdad o la inexistencia de un sólido Estado de Derecho, los esfuerzos se aíslan y se pierden a menudo; el discurso social se disocia del liberal y se pierde de vista la respuesta más lógica: ambas soluciones se requieren y se necesitan articuladas una a la otra. Sin una democracia sustancial, un nivel aceptable de bienestar colectivo es un reto acaso imposible; pero sin un grado de cohesión social, basado en la erradicación de tan desiguales condiciones entre sus integrantes, un sistema democrático eficaz, es una simulación que se descubre apenas se corre la cortina de nuestras aspiraciones inacabadas.

¿Qué es primero: abatir la desigualdad o la consolidación de nuestra democracia? Ahora mismo ambas. Pues la primera descarrila a la segunda, pero sin la segunda la primera seguirá siendo política de un Estado incapaz, corrupto y cínico.

A la espera de convertirse en mayorías, minorías que podríamos calificar de afortunadas, por contar con los instrumentos y herramientas, que les permiten participar de la vida democrática con libertad y muchos elementos intelectuales, han quedado parcialmente inmóviles.  En tanto las amplias capas sociales marginadas, son asaltadas por aquélla élite que utiliza al Estado como arma para mantener un status quo, que solo beneficia, por períodos, a unos cuántos.

Algunos nos hemos refugiado, de manera aislada, en la soberbia del soliloquio crítico: entre lecturas y posicionamientos, nuestras fórmulas pierden sentido por su inoperancia circular, alejada del conjunto social. Ha llegado el momento de arremangarnos las mangas y salir al campo, de transformar la dialéctica en diálogo. De recuperar la voz, sin dejar secar la tinta.

Nos urge corresponsabilidad social, quienes, por una u otra circunstancia, han logrado alcanzar un nivel de bienestar aceptable, y tenemos el deber de corresponsabilizarnos con los demás y forzar a las reformas institucionales que permitan reducir la desigualdad.

México debe tener como principal reto hoy la formación de un amplio segmento de ciudadanía activa, formada y preparada para arrebatar el control de las decisiones y la operación de los recursos públicos a una clase política inepta y rapaz, y ello pasa necesariamente por la iniciativa de una parte de la sociedad, para convocar a los vecinos, compañeros y amigos, desde el círculo más cercano, más íntimo, a utilizar las instituciones y derechos que nos hemos dado a lo largo de dos siglos, de luchas sociales, tarea de otras generaciones, pero también de las presentes: hemos evolucionado, en lo formal, a un Estado Democrático Constitucional, ha llegado el momento de hacer de éste adjetivo para todos, con el ejercicio pleno de los derechos que la Constitución nos reconoce.

Con esta intención ha surgido el movimiento denominado Nosotrxs, mismo que emula esta participación editorial, que con declaraciones claras convoca a la coparticipación, la corresponsabilidad y la reconquista de lo público, que nos pertenece, no a singulares grupos, sino a muy plurales colectivos. Como lo escribe uno de los convocantes más sobresalientes, el Doctor Mauricio Merino: Queremos irrumpir en la vida política para que se comprenda la tesis más simple y más poderosa de la democracia: que el dinero público es nuestro, que las leyes son nuestras, que las instituciones son nuestras.

Finalizo, si te interesa como a mí formar parte de este movimiento, te puedes inscribir en la plataforma www.nosotrxs.org y formar parte sin más intermediario que tu convicción de que llegó el momento de hacer y formar una ciudadanía que se apropie de lo que le ha pertenecido siempre. n

 

@CarlosETorres_

www.deliberemos.blogspot.mx

- Publicidad -
Artículo anterior
Artículo siguiente

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -