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viernes, 26 abril, 2024
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El gremio periodístico local no está exento de la violencia; agresiones suceden a diario

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Por: RAQUEL OLLAQUINDIA •

■ En 2014, la vivienda del comunicador Margarito Juárez González fue atacada a balazos

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■ Además del periodista fresnillense, otros ataques contra reporteros siguen impunes

El gremio periodístico de Zacatecas no ha estado, ni está, exento de la violencia. Ataques armados a viviendas, quema y destrozo de vehículos particulares, así como amenazas y agresiones que parecen ya “cotidianas” en la cobertura diaria de sucesos como ejecuciones y accidentes de tránsito.

Eran las 4 de la madrugada del martes 30 de septiembre del año 2014 cuando la vivienda de Margarito Juárez González, periodista fresnillense, fue atacada a balazos. En su interior, al momento de la agresión, descansaba el reportero junto a su familia.

Ninguno de ellos resultó con lesiones, pero el comunicador contabilizó más de 14 impactos de bala de armas de grueso calibre tanto en la fachada como en su vehículo.

Juárez González, en una entrevista radiofónica que se transmitió al día siguiente del ataque, aseguró que esta agresión “ya derramó el vaso de agua en Zacatecas en contra de los reporteros que cubrimos esta fuente. Dispararon a la fachada, al vehículo y se dieron a la fuga; como un tipo de mensaje para quienes, así lo veo, hacemos este trabajo diariamente”.

De inmediato relacionó esta agresión con los grupos de la delincuencia organizada y la ligó a su actividad periodística.

Precisamente esta línea de investigación fue una de las que no se descartó por parte de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Zacatecas (PGJEZ), encabezada en ese momento por Arturo Nahle García.

El ex procurador recordó, tras este hecho, que meses antes el periodista fresnillense había sido víctima de otro ataque en el que su vehículo fue robado y, posteriormente, incendiado.

“Evidentemente le robaron el carro para quemárselo; eso también es como una forma de aviso, de advertencia, de amenaza”, concluyó el actual magistrado del Tribunal Superior de Justicia de la entidad (TSJEZ).

El ex funcionario justificó la agresión, asegurando que es un riesgo inherente a la profesión y sobre todo a quienes se dedican a la cobertura de la denominada nota roja: “él (Margarito Juárez) es un reportero que cubre la nota roja, las notas policiales; y quien se dedica prácticamente de manera exclusiva a estos temas corre el riesgo de que algunos grupos delictivos lo tomen como vocero de otros grupos delincuenciales y esas podrían ser las consecuencias”.

La Jornada y su corresponsal en Zacatecas, Alfredo Valadez Rodríguez, también han sido blanco de ataques en el estado.

El sábado 26 de marzo del año pasado, entre las 3 de la madrugada y las 7 de la mañana, “sujetos no identificados rompieron, utilizando una piedra de aproximadamente dos kilogramos de peso, el medallón de mi camioneta, una Ford Ecosport color roja, justo a la altura donde estaba pegado el logotipo de mi casa periodística: La Jornada – México”, narró en una carta de denuncia el propio periodista.

En el texto se advertía, al igual que en las fotografías, que el vehículo presentaba la marca “de una bota tipo militar, por una patada, a la altura de la calavera trasera izquierda, aunque no lograron romperla”.

El corresponsal de La Jornada sostuvo que esta agresión fue “un intento de intimidación y/o represalia, por parte de aquellos personajes del ámbito político y gubernamental, inconformes con el periodismo crítico que ejerzo”.

Los señalados directamente por el periodista como responsables de este ataque fueron el ex gobernador Miguel Alonso Reyes y sus familiares Juan Alonso, Lucía Alonso Reyes y Pedro de León Mojarro.

También el vehículo del fotógrafo Ernesto Moreno fue incendiado en pleno Centro Histórico de la capital del estado cuando fungía como reportero gráfico en La Jornada Zacatecas. Los hechos ocurrieron en la madrugada del domingo 15 de febrero de 2015.

Los ataques en contra de Margarito Juárez, de Alfredo Valadez y de Ernesto Moreno, a la fecha, continúan impunes, sin detenidos.

 

Agresiones cotidianas

El viernes pasado, alrededor de las 10 de la noche, el reportero del canal local Meganoticias, Alan Ponce Delgado, sufrió un tipo de agresión que se ha vuelto ya cotidiana en la cobertura de información de sucesos como ejecuciones y accidentes de tránsito; la nota roja.

Tras grabar imágenes de un incidente vial, desde fuera del perímetro de seguridad para no entorpecer los trabajos de los cuerpos de emergencia, el periodista fue agredido por un Policía Ministerial, quien de un manotazo le tiró el teléfono al suelo. Tras esto, le increpó culpándole a él y a los medios de comunicación en general de las amenazas que sufren los elementos policiacos por parte de los grupos delincuenciales.

Alan Ponce no ha sido el primero ni será el último comunicador agredido de esta forma. “Yo creo que cada vez se ha vuelto más seguido el hecho de que vamos a una ejecución, a un hecho violento y en esta ocasión que no son violentos sino accidentes, en las que se dan este tipo de acciones por parte principalmente de policías de la Metropol y de policías ministeriales”, aseguró el periodista.

Resaltó que, sobre todo en este tipo de coberturas, los periodistas “estamos expuestos.” Y no se refirió a la amenaza de grupos delincuenciales sino a las autoridades de seguridad “porque últimamente son los que más agreden” a los trabajadores del gremio.

Ante estos hechos, dijo que la petición del procurador de Justicia ha sido la de señalar cuando ocurran las agresiones a fin de que se puedan “tomar cartas en el asunto”.

Sin embargo, el reportero sostuvo que, así como ellos han acudido a cursos con instancias como la Procuraduría General de la República (PGR) para saber cómo cubrir estos eventos sin dificultar el trabajo de las corporaciones, es necesario que los elementos de seguridad reciban capacitaciones específicas sobre el trato que deben dar a la prensa en estas situaciones.

“Hemos visto muy poca capacidad, se han portado muy agresivos y a la defensiva cuando nosotros estamos haciendo nuestro trabajo. (…) Creo que nosotros, en ese aspecto, sí estamos capacitados y creo que debería ser de ese mismo modo con los policías”, concluyó.

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