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viernes, 26 abril, 2024
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Las discusiones deben ser la nueva forma de ver a la globalización: docente investigador

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Por: ALMA RÍOS •

■ Necesario, fortalecer el mercado interno y la demanda con el incremento salarial y en prestaciones, explica

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■ Hay que consolidar una fuerza desde la población que permita avanzar más en estas protestas, dice

Benjamín Romo Moreno, docente-investigador en la Unidad Académica de Economía de la Universidad Autónoma de Zacatecas, dijo respecto de la situación económica por la que atraviesa el país que el tema central de las discusiones debe ser la nueva forma de ver la globalización que implican la políticas que ya implementa Donald Trump en los Estados Unidos, mismas con que resurge el interés nacional, un tema antes proscrito en el contexto de la globalización impuesta por el Consenso de Washington y el Fondo Monetario Internacional.

“La globalización como se entendía antes era que México y otros países producían para exportar, nuestro mercado era Estados Unidos y el mundo, ahora la nueva visión no es ésa”.

Dijo que será necesario fortalecer el mercado interno y por tanto la demanda mediante el necesario incremento salarial y en prestaciones a los trabajadores. “De tal manera que tengan disponibilidad para hacer una demanda efectiva, de otra manera tronamos”.

Al factor de atender el nuevo viraje de la economía mundial que representa, no Trump como individuo sino los intereses del capital que representa, también hay que tomar en cuenta el tema de la deuda nacional que ya se acerca al 50 por ciento del PIB y en que se sustenta, luego que el Estado mexicano se deshizo de Pemex, la generación de nuevos impuestos federales y locales.

Estos factores empiezan a manifestarse en algunos escenarios “pero no hay la admisión tácita de que estamos ante un nuevo paradigma de globalización”, que implicaría la redefinición de muchas cosas, pero mientras, “vamos a seguir dando tumbos porque seguimos en el esquema viejo, y decir: Trump es el malo”.

Este nuevo viraje no lo propone una persona sino los capitales, acotó, “él está representando estos intereses y como tal está definiendo una nueva política, eso es lo que debemos entender acá y no pelearnos con él”.

La pregunta propuesta por el académico es ¿bajo esa nueva lógica qué tenemos qué hacer? Pero su respuesta acerca de qué tanto está entendiendo esto México, fue negativa, pues refirió que aun las políticas del Consenso de Washington y el FMI fueron corregidas hace por los menos 10 años, mientras que en México “seguimos con la doctrina, con el librito, como si no hubiera cambiado nada, como si todo siguiera igual”.

El FMI y otras entidades financieras mundiales cuando vieron luego de 20 años que sus políticas no estaban obteniendo los resultados deseados fueron autocríticos y empezaron a plantear modificaciones, dijo.

“El país tiene 30 años de resultados negativos y seguimos funcionando igual para obtener los mismos malos resultados, a ver si con la presión de la política norteamericana, esta nueva forma de ver las cosas, si eso nos hace rectificar”.

No obstante Benjamín Romo Moreno precisó que para que ese viraje se dé se requiere no solo el impulso de los grupos políticos sino los económicos; su lectura es que los capitales mexicanos no se encuentran entre los que van a salir ganando con la nueva política de Trump, por lo que se resisten a hacer los cambios necesarios.

Aun si quisiera el gobierno de la República y los grandes capitalistas mexicanos o que tienen sus intereses en México, al margen de maniobra que se tiene con una deuda de 50 por ciento del PIB, la entrega de la renta petrolera, sin inversión extranjera en el sector energético y con una caída internacional de los precios del petróleo, la necesidad de incremento a los salarios y prestaciones laborales para fortalecer la demanda interna, entre otros factores, se agrega un factor que representa un gran problema: la desconfianza.

“En este momento existe una desconfianza total hacia nuestras autoridades en todos los niveles y desde todos los sectores, los empresarios y el pueblo están manifestando la incertidumbre que les genera el incremento del precio de los energéticos”.

De esta manera cualquier replanteamiento que se haga “debe pasar por dar confianza primero, entonces lo urgente es generarla, y no se ve que lo estén haciendo ni es un asunto de un día para otro. Eso sí es un muro”.

Se suma a ello el cálculo errado del gobierno de México, de que la población admitiría subsanar el boquete económico que la renta petrolera dejó en la economía mexicana, pues a lo largo y ancho del país se ha organizado para protestar por el alza de impuestos y precios que se le exige pagar.

“Los que nos dirigen piensan que la economía funciona bien cuando hay equilibrios en la balanza de pagos y las finanzas públicas”, equilibrios que pueden darse “en el papel”, pero que tienen efectos sociales, “que esta visión tecnocrática desatiende”.

En esta ocasión tanto nacional como localmente implican la imposición de “esos equilibrios” la carga a la ciudadanía de más impuestos indirectos, esto es los que gravan la producción y el comercio, y que por tanto afectan a toda la población pero con mayor intensidad a las personas de menores ingresos.

“Yo pago cuatro pesos en el litro de gasolina que voy a consumir y esos mismos va a pagar el secretario de Finanzas y el gobernador del estado y la gente más rica de Zacatecas, entonces esos cuatro pesos tienen un sentido totalmente diferente para mí que para ellos”.

Contrario, están los impuestos directos que gravan la riqueza o el ingreso, y que sí afectan a los ricos más que a los pobres, pero que son los que el gobierno mexicano se niega a aplicar.

Dijo sobre el escenario de protestas que ya campea en el país, y las estrategias del gobierno de infiltrar personas que generan vandalismo, que “es una práctica que se ha utilizado durante muchos años y nos da una idea de cuál es la postura, ellos están firmes, esto no cambia porque no cambia, porque yo tengo la razón”.

Es entonces necesario manifestó, consolidar una fuerza desde la población que permita avanzar más en estas protestas de manera que obligue a las autoridades a hacer cambios, “por eso el gobierno trata de dividir, de dispersar”, observó el académico.

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