Una ciudad llena de historia y de luz, pero con las edificaciones a punto de caer. Zacatecas es una ciudad que debe su historia a la minería. Los edificios principales y más grandes fueron las casas de los antiguos señores mineros, los cuales también construyeron sus palacios en el centro de la ciudad de México. Además, las edificaciones de las órdenes religiosas. La riqueza de las minas impulsó un rápido crecimiento urbano en buena medida complicado por la topografía local. En 1585 recibió el título de Muy Noble y Leal Ciudad de Nuestra Señora de Zacatecas por parte del rey de España Felipe II, mismo que en 1588 le dotó de su escudo de armas. En la ciudad se asentaron diversas órdenes religiosas que fundaron templos y conventos, además de servir de base, junto con la localidad de Guadalupe, a la evangelización del norte del Virreinato de la Nueva España. Al consumarse la Independencia de México se erigió el Estado de Zacatecas con capital en la ciudad homónima. La ciudad vivió también los numerosos conflictos del Siglo XIX, tales como las guerras contra Estados Unidos y Francia, la Guerra de Reforma y la restauración de la República. También se vio beneficiada con el ferrocarril en 1884, contando con una estación en la ruta Ciudad de México-Paso del Norte, desde 1888 Ciudad Juárez, Chihuahua. En consideración de la conservación y la historia acumulada, en 1993, la Unesco dio a Zacatecas el reconocimiento de Patrimonio Cultural de la Humanidad.
El municipio cuenta con más de 36 mil viviendas donde viven 138 mil 168 personas. Más del 95% de su población se ubica en Zacatecas capital. La dinámica del Centro Histórico respecto al resto de la ciudad es de elevada asimetría: las viviendas céntricas son caras y han sido abandonadas. Por lo cual se ha convertido en un gigante corredor de bares y cantinas. Así las cosas, tenemos tres problemas complicados: abandono del centro (más de 300 viviendas en esta condición), degradación y derrumbe de un número cada vez mayor de casas (más de 80), y el uso saturado de espacios en giros muy cercanos al negro. Es decir, no ha habido planeación y gestión de la ciudad. Estos tres rasgos a los que nos referimos han tomado forma por falta de dirección hacia un modelo de ciudad sustentable. Y la omisión de dirección pudo ser perfectamente intencional por las ganancias que el ‘caos’ les genera a ciertos grupos en el poder.
Esperamos que con la nueva administración, y el plan de ordenar el Centro Histórico de acuerdo con un modelo de ciudad denominado “ciudad del conocimiento”, pueda cambiar la realidad que ahora vive esta parte del patrimonio de la humanidad, tan entrañable para sus habitantes. Pero las preguntas siguen en el aire: ¿cómo se resolverá el abandono de las viviendas?, ¿cómo se rehabilitarán las innumerables edificaciones en peligro de derrumbe?, y ¿cómo se hará el cambio de giro en el uso del espacio urbano? Los zacatecanos requerimos un plan de ordenamiento urbano factible a la mayor brevedad.
