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viernes, 26 abril, 2024
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Los candidatos independientes son raza que nomás anda por ahí

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Por: QUITO DEL REAL •

■ El son del corazón

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La locura de José Luis

En 1970, cuando el pintor José Luis Cuevas contendió sin registro para diputado por el primer distrito, contra el locutor León Michel, en una campaña modesta y abigarrada, pero memorable por sus recursos novedosos, murales efímeros, exaltados coloquios  y divertidos performances, afirmó que su candidatura independiente era un acto de rechazo contra un candidato impuesto por el PRI. Su lucha a favor de la democracia,  también era un esfuerzo para generar una atmósfera de libertad, afirmó que el suyo era “un rechazo a lo consagrado, una reacción contra una dictadura política cada vez menos soportable”.

Aún sobrevive el arcaico método de elección oficial denunciado por el contestatario José Luis Cuevas en su campaña; de todos modos, su experiencia nos demuestra que, desde hace 45 años, está marcado un camino para proyectos que no encajan en las decrépitas estructuras partidarias.

 

El protagonismo de Castañeda

Ahora, con la experiencia del “Bronco”, muchos periodistas e intelectuales orgánicos creen haber descubierto el hilo negro, sintiéndose pioneros de la modalidad electoral independiente.

Este es el caso de Jorge G. Castañeda, el otrora comunista y castrista-guevarista, hoy convertido en ajonjolí de todos los moles, quien estudió de manera aplicada, dice, las experiencias de varias partes del mundo, reunidas en lecturas y viajes al extranjero. El famoso “Güerito”, de prosapia aristocrática, regresa a su proyecto político interrumpido de 2005-2006, cuando realizó una gira por todo el país con recursos que nunca supimos, para postularse como candidato independiente para la presidencia de la República.

Ya antes, en 1998-1999, Castañeda y algunos hombres letrados, políticos de segunda fila, editorialistas y personajes de baja plusvalía, tuvieron espacio para sentirse influyentes a la hora de las designaciones;  en las sesiones gastronómico-políticas del grupo San Ángel comentaban y calificaban las posibilidades de los nuevos candidatos, hasta dar pasaporte a Vicente Fox, uno de sus comensales, para administrar la crisis del país.

Este ejemplo cundió en algunas partes del país. Por ejemplo, en Zacatecas surgió el Grupo Jovito para analizar las proezas humanas de la región, cuya celebridad, conducta política o simple linaje, les daba patente para merecer una candidatura. Un servidor, por su parte, sugirió la apertura del Grupo Rebote de Barbosa, pero nadie lo tomó en cuenta.

Señores, vivimos una nueva edición, corregida y ampliada, de las candidaturas independientes y de los grupos selectos de opinadores. Esta es la moda política del momento. Hincaos.

 

Un fiestón de ambiente con el “Bronco”

Voy a aguardar pacientemente, durante seis años, el balance político del “Bronco” en Nuevo León. Enemigo de los entusiasmos ligeros y desconfiado de las opiniones apasionadas de la clase media, sostengo que Jaime Rodríguez no es Dios; a lo mucho, es un boy-scout que se internó de manera imprudente en la selva espesa de los arribistas. Lo van a hacer trizas, con la ayuda de los magnates de la región.

Me conmueve observar cómo las posiciones esenciales del Gobierno de Nuevo León se asignaron a los personajillos de siempre, a los notables, a los hombres pequeños de negras historias. Pero más me altera constatar que el verbo del “Bronco”, repleto de bravatas y frases directas, tan caras para enardecer a la raza de gayola, no emite una frase política inteligente.

El “Bronco” levantó a la raza de Nuevo León. ¡Í´ ñor! Sin embargo, tal raza no está informada del propósito que se esconde en la discreción y el silencio del hoy gobernante.  Pero ya lo veremos en su propia salsa, cuando del brazo de los oligarcas regionales destile la calidad de sus medidas antipopulares.

 

Una nota que, caray, no debió publicarse

Ya comprobé que en Zacatecas existe un club de admiradores de Manlio Fabio Beltrones Rivera. No es una sociedad secreta, porque existen pistas y testimonios que nos muestran quiénes son los miembros de primera fila de esa nueva masonería abierta al tiempo.

Los postulantes que desean ascender, guardan entre sus preciados tesoros una fotografía donde aparecen, en ceñido y emocional abrazo, con Manlio Fabio. Tener una foto con él, donde el sabio dirigente les corresponde con una sonrisa de reconocimiento y ojillos de complicidad, es una pepita de oro; con ella se demuestra que el anhelo personal de ser el próximo gobernador va por buen camino. Inclusive, algunos aseguran, el zorro del edificio de Insurgentes ya les sugirió una próxima reunión por allá, en lo oscurito, en las galeras del PRI nacional.

El que sí, de plano, me cautivó por su ternura, es un senador que escribió recientemente, en las páginas de este diario, una pieza llena de reverencia y adulación, donde rescata la personalidad de Manlio Fabio como imprescindible para la reorganización del PRI. En esta nota, mal escrita y con sintaxis desaliñada, asegura que los movimientos del líder, visionarios por necesidad, regresarán los idus aplanadores de la Histórica Aplanadora.

Sin recato y ya encarrerado, remata con una intervención accesoria, a salud del gobernador Miguel Alonso.

El lastimoso debut editorial del joven senador es prescindible. Parece que la propia humillación política, es alícuota del fervor religioso. ■

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