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viernes, 26 abril, 2024
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70% de los alimentos que se consume a nivel mundial viene de los productores a pequeña escala: McMichael

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Por: ALMA RÍOS •

■ Realizan Seminario de Estudios Críticos del Desarrollo La Disputa por los Bienes Comunes

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Por lo menos 70 por ciento de los alimentos que consume la población del planeta viene de los productores en pequeña escala y no de la agricultura industrial en que participan las empresas multinacionales. Por esta razón y en la búsqueda de la soberanía alimentaria, los estados tienen que reconocer el valor de sus comunidades agrarias, expuso Philip McMichael de la Cornell University.

El economista estadounidense participó ayer en el tercer Seminario de Estudios Críticos del Desarrollo La Disputa por los Bienes Comunes: ¿Desarrollo Alternativo o Alternativas al Desarrollo? que este 27 de agosto y 28 de agosto se realiza en la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo de la UAZ.

McMichael trabaja con el mecanismo de la sociedad civil en el Comité de Seguridad Alimentaria de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura –FAO, por sus siglas en inglés-, con sede en Roma.

Dijo acerca de ese 70 por ciento, 50 se cultiva en zonas rurales mientras que 20 por ciento restante procede del trabajo de productores urbanos, y agregó, estos productos son además intercambiados en mercados locales.

Este tipo de agricultura, abundó en cita al Estudio Masivo Global sobre Ciencia y Tecnología Agrícola para el Desarrollo publicado en 2008,  “es eficaz y sustentable como alternativa a la agricultura industrial”.

La crisis alimentaria de 2008 provocada por el alza en los precios de los alimentos en todo el mundo, misma que provocara una serie de disturbios sociales en muchos países, derivó en el reconocimiento por parte de los consumidores urbanos del problema de la dependencia de las importaciones de alimentos.

“Yo creo que hay una tendencia incipiente en la población urbana a reconocer la importancia de conectarse con las poblaciones rurales, repolitizando el tema de la provisión de alimentos. Por lo que el argumento de la soberanía alimentaria se expone como un tema político que tiene que ver con el mercado y las empresas multinacionales”.

En el contexto de la globalización, expuso, los alimentos han sido considerados commodities (materias primas) intercambiables, de tal manera que el mismo cultivo puede utilizarse como alimento para ganado, consumo humano o para la producción de combustibles siendo el mercado financiero en base al precio quien decide si se destina a un objetivo u otro. “No tiene nada que ver con las condiciones sociales”, explicó.

En este contexto y bajo el régimen de la Organización Mundial del Comercio (OMC), los pequeños agricultores de todo el mundo han tenido que enfrentarse a un mismo precio internacional de los alimentos por debajo de sus propios costos de producción, que tiene detrás las subvenciones a los grandes productores y la especulación financiera.

Esto los ha puesto a la defensiva intentando sostener sus culturas campesinas a la par de ser despojados de sus tierras.

En estas condiciones han surgido movimientos por la soberanía alimentaria, que dijo McMichael, han logrado de manera exitosa politizarlos contra  los argumentos que esgrimen las multinacionales y la OMC.

Los campesinos involucrados en estos movimientos agrarios están luchando por hacer escuchar sus voces, presionando a sus gobiernos “para que tomen en serio la reconstrucción de sus sectores agrarios reconociendo el valor de la agricultura en pequeña escala para alimentar a las poblaciones nacionales”, dijo.

Entre estas organizaciones se encuentra la más grande a nivel mundial, La Vía Campesina, que apuntó, creció más de 41 por ciento desde el año 2000. “Su base potencial incluye entre 350 y 500 millones de unidades o explotaciones pequeñas con hasta 2.4 miles de millones de personas rurales en el mundo”.

Philip McMichael enmarcó su exposición en la crítica a un concepto de la teoría marxista, la cuestión agraria, que en su definición clásica respecto a la descampesinización la abordaba como la conversión del campesinado en proletariado.

La cuestión agraria hoy, dijo, “trata más bien de la recampesinización”, una que empieza necesariamente, reiteró, “con la revaloración de la agricultura a pequeña escala”.

En este sentido trajo como otro aspecto “más apocalíptico” su afirmación de que a la larga la agricultura industrial no será sustentable, pues contribuye a la emisión de gases globales de efecto invernadero y la generación de sequias recurrentes en cada vez más países.

Son entonces las pequeñas comunidades campesinas rurales y urbanas, quienes ya están detrás de la soberanía alimentaria “de muchas maneras anticipándose a la crisis del cambio climático, los problemas energéticos y el deterioro ecosistémico, entre otros”, dijo.

McMichael advirtió: para que el que el campesinado se convierta en un actor político y social poderoso requiere de “alianzas con otros movimientos que entiendan la importancia de la cuestión alimentaria (…) En otras palabras se necesita reposicionar la agricultura de la alimentación en el centro de una alianza de una coalición más amplia con la política de la sustentabilidad”.

El tercer Seminario de Estudios Críticos del Desarrollo La Disputa por los Bienes Comunes: ¿Desarrollo Alternativo o Alternativas al Desarrollo? refiere el debate sobre la vigencia del “viejo” concepto de desarrollo y/o sus alternativas en el contexto de una crisis sistémica: económica y civilizatoria, dijo Rodolfo García Zamora, director de la UAED de la UAZ en la inauguración de las exposiciones ayer, a la que asistió en el presídium Ángel de la Vega Navarro, académico de la UNAM y coorganizador del evento, quien es presidente de la Academia Mexicana de Economía Política y Raúl Delgado Wise, docente e investigador de la UAED.

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