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viernes, 26 abril, 2024
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“Las personas con discapacidad debemos salir y enfrentarnos a la sociedad”: Salvador Aranda

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Por: RAFAEL DE SANTIAGO • Araceli Rodarte •

■ Lleva 14 años aseando calzado en la vía pública; entrena a 17 atletas para eventos paraolímpicos

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■ La poliomielitis que padeció de niño afectó el crecimiento normal de su pierna izquierda

A pesar de los rechazos y de la falta de oportunidades a las que se enfrentan las personas con discapacidad para conseguir empleo, Salvador Aranda Silva, bolero de 53 años, decidió trabajar por su cuenta. Cuando era pequeño padeció poliomielitis, lo que afectó el crecimiento normal de su pierna izquierda.

A la fecha lleva 14 años aseando calzado en la vía pública, y en su tiempo libre entrena a 17 personas con discapacidad para participar en los juegos paralímpicos. Menciona que las personas con discapacidad “deben salir y enfrentar a la sociedad, no quedarse encerrados”.

Relata que su infancia fue difícil, pues su padre, quien se dedicó a la albañilería, no contaba con el recurso suficiente para mantener a una familia integrada por 11 hijos. Por ello, sólo tuvo la oportunidad de estudiar la educación primaria.

A la edad de 7 años, durante sus estudios, fue cuando comenzó a sentir las miradas de compañeros que observaban su discapacidad, aunque poco a poco sus amigos dejaron de lado ese prejuicio y se integró con sus compañeros.

“En un principio sí se fijaba la gente que estaba chueco, porque no es lo mismo tener una discapacidad por un accidente cuando ya es uno adulto. De quien sentía rechazo era de las niñas y de las personas grandes, porque jugaba futbol con mis compañeros y teníamos una convivencia normal. Por ese lado sí disfrute mi niñez”, dice Salvador.

En su adolescencia comenzó a aprender el oficio de aseador de calzado, o bolero como les llaman a quienes se dedican a este trabajo. De ahí aprendió también a reparar calzado, lo cual hacía entre sus familiares y conocidos.

Cuenta que a la edad de 20 años fue contratado para trabajar en un negocio de óptica, en el cual le ofrecieron Seguridad Social. Gracias a ello pudo ser operado de su pierna y tener mayor capacidad de movimiento.

Desde su puesto de bolero, Salvador Aranda exhorta a las personas con discapacidad para que afronten y derriben las barreras que les impiden superarse. “Yo salgo a divertirme, aunque conozco a otros que no aceptan su realidad”, señala ■ FOTOS: MIGUEL ÁNGEL NÚÑEZ

A partir de ese momento, le indicaron que debía usar muletas para poder tener mejor movilidad, lo cual aceptó de buena manera, pues se había cansado de caminar apoyándose sobre su rodilla derecha.

Sin duda, dice, su familia fue el principal apoyo en esta situación, pues lo alentaban a practicar deporte y a convivir con sus amigos. Además, se alegra de que no lo hubieran mantenido encerrado por vergüenza, pues ha conocido a personas que no les permiten salir a la calle.

Chava, como también se le conoce, aprendió otros oficios como la carpintería y dejó de trabajar en la óptica, pues tenía que utilizar maquinas con pedales. También ayudaba a un chofer a manejar, aunque duró poco tiempo.

Años después, cuando comenzó a interesarse en el deporte, fue invitado a participar en competencias de lanzamiento de disco, bala y jabalina, llegando a competir en olimpiadas especiales a nivel nacional, logrando en varias ocasiones los primeros lugares.

Desde su puesto de bolero, Salvador Aranda exhorta a las personas con discapacidad para que afronten y derriben las barreras que les impiden superarse. “Yo salgo a divertirme, aunque conozco a otros que no aceptan su realidad”, señala ■ FOTOS: MIGUEL ÁNGEL NÚÑEZ

Posteriormente se le invitó a entrenar a personas con discapacidad en estas disciplinas, pues era la persona indicada para trabajar con este sector, ya que conoce las limitantes y el doble es fuerzo que realizan estos atletas.

Actualmente entrena a 17 personas y lo hace de forma independiente, sin el apoyo del Instituto de Cultura Física y Deporte ni de ningún ayuntamiento, en las instalaciones del estadio Francisco Villa.

A pesar de estas limitantes, su equipo ha conseguido medallas de oro y colocarse entre los primeros lugares en paralimpiadas que se llevan a cabo en diferentes estados del país, eventos en los que participa 2 o 3 veces por año.

Dice, orgulloso, que ya se han integrado personas de otros municipios como Villa de Cos y Río Grande, pues únicamente participaban personas de Fresnillo, Zacatecas o Guadalupe. Con esto se descentraliza esta actividad y se incluye a deportistas de otras cabeceras.

Considera que aún hay poca cultura en la sociedad para incluir a las personas con discapacidad. “Todavía existe rechazo; por eso hice la lucha por hacerme de mi puestito. Aunque ya a la gente no le gusta traer su calzado limpio, a veces sobra para el refresco pero otras ocasiones apenas queda para pasar el día”, asevera.

Chava recibe también un apoyo de 350 pesos al mes por parte del ayuntamiento de Zacatecas, dentro del programa dirigido a personas con discapacidad, y su esposa colabora a la economía familiar vendiendo varitas de dulce en la calle. A ella la conoció entrenando, y llevan 5 años de matrimonio.

“Yo creo que uno debe ponerle ganas, porque nada gano estando solo en casa. Aquí al menos conozco gente y me doy a conocer ante la sociedad; lo importante es enfrentarla, que no haya barreras, y las que ya están hay que irlas superando. Yo salgo a divertirme, porque conozco a otros que no aceptan su realidad”, menciona Salvador Aranda.

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