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jueves, 25 abril, 2024
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La conciencia les fue secuestrada por el capital a cantautores latinoamericanos: Alonso Núñez

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Por: ALMA RÍOS • Araceli Rodarte •

■ Ofrecerá el artista chileno un concierto-conferencia hoy en el Núcleo Issstezac de Cultura

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“Creo yo que hay que hacerle un poquito de resistencia a la moda. Me ha tocado escuchar mucha música de cantautores latinoamericanos, y en México también hay muchos referentes y pasa en Chile también, los cantautores más mediáticos yo digo que la conciencia también les fue secuestrada por el capital y por esta necesidad de popear,  yo digo, de cantar y no decir”, sintetizó su empeño, asumido desde el oficio de cantautor, siempre rubricado, “de la Patagonia”, el chileno Alonso Núñez.

Núñez se encuentra en Zacatecas para ofrecer este 28 de noviembre a las 18 horas en el Núcleo Issstezac de Cultura (NIC), un concierto-conferencia con este propósito, al que le han precedido otros en Ciudad de México, Guadalajara y Querétaro, con las participaciones de Gerardo Pablo y Luis Ku.

En esta ocasión ha sido nuevamente convocado por el también cantautor Adrián Villagómez, quien fue el artífice de su primera visita a Zacatecas, misma que mediante el IZC logró su participación en el Festival Cultural de 2007.

Alonso hablará de la historia de la canción chilena partiendo desde los antecedentes de los trovadores medievales, definiendo el concepto de canción y compartiendo con el público las opiniones que ha rescatado de los cantautores de su generación, herederos de figuras emblemáticas de la música latinoamericana como Víctor Jara, Violeta Parra y Patricio Manns.

Agregó en la entrevista para La Jornada Zacatecas, asimismo, compartirá un momento de música con sus composiciones.

Ha producido de manera independiente, los discos Volviendo a ser pez (2010) y La casa y este lugar (2013). En conjunción con artistas como Ángel Parra, el hijo de Violeta, Joe Vasconcelos, Inti Illimani y Beto Cuevas, entre otros, participó en el proyecto discográfico Voces por la Patagonia (2010), que unió a la comunidad artística chilena contra los proyectos energéticos y mineros que atentan contra los ecosistemas y la vida de las culturas ancestrales de aquel país.

El autor de Zamba del Quijote y Con la rabia, busca definir y poner en valor, dice, el rol del cantautor mediante una panorámica recuperada desde los inicios del siglo 21 en Chile, misma que deriva de una motivación personal que ya lo hace cumplir 12 años en este oficio y concreta en su investigación de tesis La obra de ocho cantautores chilenos desde la década de los 2000.

El periodo histórico al que se refiere el también licenciado y profesor en Música, busca el aporte histórico que puedan ofrecer las canciones compuestas por su generación, al que cataloga como “un despertar”, luego de que en los 90 “pasamos unos años muy silenciosos, muy felices esperando la alegría…”.

Una alegría que no ha consolidado la democracia chilena, donde señala, lo que se recuperó luego de Pinochet fue “el derecho a voto y disminuyeron las muertes pero no cesaron”. De igual forma ocurrió con la tortura.

Por otro lado, comenta, los recursos naturales vendidos a las empresas privadas durante la dictadura, “no han sido recuperados hasta ahora”.

“Sucede que en Chile los derechos de aguas casi en 96 por ciento pertenecen a privados, sobre todo en mi región, una con muchos ríos y con mucha agua que viene de la cordillera”.

Para ejemplificar el drama que representa para las comunidades esta realidad expone, “tiene más derecho sobre el río una empresa trasnacional como Endesa que la gente que ha habitado ahí ancestralmente. Y como para explicarlo de manera muy sencilla: yo puedo ir al Río Baker de la Patagonia y tomo un vaso de agua y estoy cometiendo un delito. En cambio viene Endesa y quiere instalar una empresa y está totalmente permitido”.

La amenaza de instalación de dos mega proyectos hidroeléctricos, respectivamente de Hydrosen y Energía Austral, le hizo participar, justo este 27 de noviembre hace siete años, en la primera protesta de una serie de expresiones, que luego fueron masivas y transcurrieron durante ocho años,  para al fin lograr “el rechazo absoluto” de estas represas.

Su activismo, dice, lo realiza desde su oficio de cantautor, su trabajo de construir canciones, cantarlas, mostrarlas, multiplicarlas.

“Pero más que nada responde al oficio del ciudadano común y corriente. Yo como habitante de tal o cual comunidad me sensibilizo con lo que sucede a mi alrededor y lo llevo, producto de las sensaciones más primitivas a una canción, a una opinión, a cierto trabajo o conciertos temáticos”.

Alonso Núñez otra vez vuelto a su labor “nunca alejada de la realidad”, se define como dijera Víctor Jara, “parte de la clase obrera de mi país. El oficio de uno es tan importante como la persona que aquí hace las tortillas, cada uno pone en su trabajo el cariño que uno le quiere poner”.

En este carácter aborda también la canción de amor, la canción social y aún la irónica. Las inspiraciones provienen a veces, de las mujeres que ha amado o los políticos que le han decepcionado como en Bufones, dedicada a la clase política chilena.

También están las testimoniales, como La Zamba del Quijote, que escribió después de aquella cabalgata contra las represas en la Patagonia y en que relata el viaje por la carretera Austral que une los pueblos de esta zona chilena, “donde se levantaron organizaciones campesinas en resistencia”.

Recuperó aquí dice, “la figura del Quijote de la Mancha, de este hippie transnochado, como llamaron al propio Alonso Núñez por abrazar esta causa, para hacer una canción que pide la gente aquí en México, e incluso la canta”, dice con sorpresa.

Inmerso en las manifestaciones masivas del sur de Chile, ha visto escritas en los lienzos de los estudiantes, las frases de sus canciones, las sabe apropiadas en Mehuín por las comunidades mapuches, integradas a su “ideario musical”.

“Me encantaría que mis canciones sonaran en la radio y me llenara yo de dinero por derechos de autor, pero no es el fin, no es el fin. Ojalá algún día las radios toquen más nuestras canciones, sería muy bueno. El mundo estaría pensando en otra cosa pero no es lo que sucede”.

Con todo, este cantar que viaja en voces y leyendas de manifestantes que se rebelan a perder el presente y el futuro en Chile, significan el Grammy para Alonso Núñez, dice, “creo que eso es finalmente lo que gratifica”.

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