Como más que costumbre es ya una bonita tradición, Mamá Rosa aparte la nota de las últimas semanas ha corrido a cargo de un gober precioso, en este caso de Puebla, el estado de los góberes preciosos par excellence; quien aun cuando panista-calderonista (línea gordillista) pero también perredista-maderista ha demostrado con creces un talante generoso y humanitario expidiendo una ley que prohíbe a sí mismo y a sus atinados fusileros disparar armas de fuego contra los revoltosos, similares y conexos aun cuando las balas con qué estén cargadas sean de goma; esto así porque algunos experimentos han demostrado que tales proyectiles ponen en riesgo la vida humana; pruebas que por cierto han sido llevadas a cabo de manera altamente responsable, y bajo medidas de la mayor seguridad; tanto así que sólo se ha registrado una víctima mortal, y esto en la persona un infante de más bien escaso lustre e indígena por encima, de los que habría que agregar ya hay demasiados, y que de no ser por el experimento en cuestión habría muy probablemente llevado una vida muy desdichada. En fin que la intención fue buena, y eso es en última instancia lo que verdaderamente cuenta.
Y hablando de góberes preciosos hay quienes dicen que en vísperas de su penúltimo informe el correspondiente a nuestro venturoso estado no ha hecho absolutamente nada; lo que resulta injusto por decirlo de manera suave, ya que algunos haberes aparte parcialmente por lo menos el gobierno de Alonso aportó a la Cervecería Modelo su gasoducto, celebró el centenario de la ruina de la capital con un fiestón que Dios guarde la hora, con el concurso de grandes estrellas de cine, radio y Televisión como Vicente Fernández, Enrique Peña Nieto y aunque físicamente ausente, en espíritu seguramente también Capulina; empero sobre todo ha llenado si no las gradas sí por lo menos los vestidores del Estadio Pancho Villa con los Mineros de Zacatecas, futuros ídolos de la afición local.
Aun cuando los murmuradores de siempre han calificado la visita del primer ministro de Japón, Shinzo Abe, acompañado de Peña Nieto, a la zona arqueológica de Teotihuacán de mero turismo diplomático, fuentes regularmente bien informadas reportan se trató en realidad de un ofrecimiento oficial de venta, renta o tiempo compartido. ■