- El Mirador de Heródoto
Continuando con la conmemoración del Centenario de la Batalla de Zacatecas, Óscar González Azuela presentó su ponencia Zacatecas, telón de fondo para Los de abajo, en el Encuentro Internacional de Educación llevado a cabo el pasado 12 de mayo, en el Palacio de Convenciones de Zacatecas.
En la presentación del invitado especial, el maestro Simitrio mencionó las obras de autoría del ponente, sus participaciones en eventos, congresos y, finalmente, su formación académica; carrera que inició con una licenciatura en Administración, resaltando que actualmente está estudiando la licenciatura en Historia “a distancia” en la Universidad Autónoma de Zacatecas. Recalcó además lo que percibí de importancia histórica para este evento, su relación con el médico, revolucionario y amante de la literatura Mariano Azuela, pues Óscar González Azuela es nieto del autor de Los de abajo.
Me pregunté ¿cuándo volveremos a ver y escuchar a un nieto de Mariano Azuela en este recinto, con este auditorio y en el entorno de la Conmemoración de los 100 años de la Toma de Zacatecas?
Comparto con los lectores que es imposible describir a cabalidad las sensaciones que se conjuntan en el organismo y en el pensamiento cuando un personaje (porque sin duda alguna Óscar González Azuela ya es un personaje que trae lo literato por genética), habla de su familia en la forma que lo hace, precisamente me recuerda a su abuelo en muchas de sus obras en las que rescata el lenguaje popular, a veces muy llano, directo, en otras coloquial.
Cerré los ojos, para trasladarme con la imaginación a esos paisajes que el ponente, nuestro amigo, dibujaba en su exposición. Pude notar en varias ocasiones que no leía, sino que siguiendo un guión se apasionaba con el recuerdo de su abuelo y transformaba la exposición en un relato puro, cuentista pues. Nieto de tigre… pintito o digamos, escritor.
Incluyó en su discurso una biografía sui generis de Mariano Azuela, de tal manera que pareciera que estaba contando una historia completa que incluía la vida de su abuelo y de cómo había vivido la etapa de la Revolución. Nos recordó que nació un primero de enero de 1873. En su forma de transmitir su relato, en ciertos momentos se sentía que estaba hablando de Los de abajo como si realmente don Mariano formara parte del elenco de la novela y de las vivencias revolucionarias, ¿o es que en realidad así fue?
Hoy más que nunca nos acercamos a los caminos de El Limón, Moyahua, Zacatecas, Aguascalientes y Jalisco entre muchos y nos sentimos junto a Pánfilo Natera y al general Villa y otros revolucionarios. Con esta forma de describir los relatos, vivimos la Revolución como en una sala de tercera dimensión, pero interactiva.
Imagino que, al igual que yo, muchos zacatecanos no teníamos en la conciencia la importancia de Zacatecas para Los de abajo y más aún, para el mismo Mariano Azuela, que encontró en los paisajes de nuestro estado, en sus ambientes, en sus aromas y colores la inspiración para escribir esta magnífica obra, en la que dibuja la realidad de un México de principios del siglo 20, con la pujanza, el entusiasmo y la alegría de sus habitantes, así como con sus tristezas y sus amarguras, sus realidades.
En la descripción del carácter de cada personaje nos vemos reflejados los ciudadanos actuales y coincidimos con Óscar González en la aseveración de que las cosas no han cambiado significativamente. Quizás las reflexiones que se hacían don Mariano Azuela y sus contemporáneos, entre los que se encontraban personajes de talla mundial como el Dr. Ignacio Chávez, entre otros que después de 30 años de terminada la Revolución, seguían esperando los cambios por los que se luchó.
Con cierta nostalgia concluyó el ponente su relato (más que conferencia, para nuestro beneplácito), al mencionar que en marzo 2 de 1952 falleció el autor de Los de abajo; de Andrés Pérez, maderista; Los caciques y La malhora, entre otras. Pero también pude notar cierto regocijo y satisfacción al comentar las palabras dichas en las exequias de Mariano Azuela por otro zacatecano de altura de miras, Mauricio Magdaleno, en las que presagió que viviría en sus obras. Don Óscar resaltó que siguen vigentes a 62 años de su partida.
Los aplausos señalaron el término de esta experiencia maravillosa, un encuentro de la historia de la Revolución y de Zacatecas con los valores mostrados en vida que nos dejaron hombres como don Mariano Azuela, y cuya continuidad se ve reflejada en la pasión por la investigación, la historia y la literatura plasmados en la trayectoria académica de don Óscar González Azuela, su nieto, a mucho orgullo.
Me hubiera gustado describir más detalles de esta experiencia, pero el requisito de las 850 palabras es una gran limitante. Sin embargo, para quien guste, está a su disposición la grabación de audio completa de esta histórica exposición. ■
Así se ve el mundo desde el Mirador de Heródoto.
*Cronista de la UAZ
