El año que inicia constituye una ventana de oportunidad para que las autoridades y líderes políticos aprovechen la ausencia de campañas políticas para abordar asuntos importantes y urgentes. El primero de ellos es el de contener y reducir la corrupción desbocada en todas las esferas de la vida nacional y local, que está acelerando la descomposición de las instituciones republicanas.
El primer paso es transformar la Procuraduría General de Justicia dotándola de autonomía plena y estableciendo en la ley que su prioridad será el combate frontal y sin contemplaciones a la corrupción política. Al mismo tiempo, se deben aprobar las reformas necesarias para crear el tribunal de cuentas y auspiciar la creación de observatorios ciudadanos, encargados de fiscalizar de cerca el ejercicio de los programas dotados de las mayores partidas presupuestales.
La sociedad se dispondría a creer en sus autoridades si en el plazo de tres meses se aprueban las leyes e instrumentos administrativos para disminuir y poner límite a los excesivos ingresos de los servidores públicos de los tres poderes, de los ayuntamientos y organismos autónomos, entre ellos la UAZ.
El segundo asunto está ligado al anterior y es el de la seguridad ciudadana. Se debe asumir de una vez por todas que la corrupción y la desigualdad, y el paradigma del culto al dinero y el consumismo, son los factores que más daño hacen al tejido social y a la socialización de las nuevas generaciones. Es obligación de todos, especialmente de la autoridad, hacer que todas las personas sientan que tienen un espacio en la sociedad. Eso no lo resolverán más armas ni más cuarteles.
Otro tema importante es el de poner en marcha un amplio programa para el desarrollo económico de las distintas regiones del estado, haciendo uso de la planeación participativa, las técnicas y enfoques del desarrollo local y de la economía social, inspirándose en las nociones elaboradas por el banquero de los pobres y premio nobel de la paz, Mohammed Yunus. Lo anterior no significa dejar de hacer esfuerzos por atraer inversiones extranjeras pero sin perder de vista que esa ha sido la estrategia dominante y fallida aplicada en México durante las últimas tres décadas.
Otro ámbito de atención es el de las libertades políticas de los zacatecanos. Es urgente enfrentar el hecho de que no ha disminuido la violencia contra las mujeres y los niños, y reglamentar para hacer vigentes los derechos a la consulta popular y de iniciativa ciudadana, y corregir la vergonzosa reglamentación de las candidaturas independientes. Se puede avanzar también legislando para hacer viables los presupuestos participativos y otras modalidades para que la población se involucre.
Así mismo, hay que reformar la Constitución para homologar los procesos electorales locales con los federales, de manera que cada sexenio solo tengamos procesos electorales en dos años, en lugar de cuatro como ahora ocurre.
De ser abordada la anterior agenda se daría un paso firme en el restablecimiento de la confianza ciudadana en la política, los políticos y sus partidos; de lo contrario, continuaremos en el pantano.
