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viernes, 26 abril, 2024
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Las enfermedades propias de estos tiempos

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Por: FERNANDO SANTACRUZ MORENO •

Con los bruscos descensos de temperaturas, los cuidados para los niños y para los adultos mayores se multiplican, los hospitales se ven durante días como los que estamos viviendo, con temperaturas que se han registrado hasta los siete grados centígrados bajo cero, algo no muy propio de la entidad zacatecana, la que aunque está considerada como eternamente fría y se le ha llegado a calificar como una en la que solamente hay o existen dos estaciones, la de invierno y la de ferrocarril, esta última ya en completo abandono por esas cosas que tiene la vida.

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Los campesinos, al parecer ya han librado los días difíciles del clima y sus efectos, porque ha llovido en estos últimos días y ello podría haber dañado el grano, pero existe y permanece la calma, aunque los intermediarios continúan haciendo de las suyas (ya no igual que en otros años, pero hay andan, no dan paso sin huarache los canijos), la mayor parte de la cosecha se ha salvado, ahora habrá que esperar a que pronto haya reportes de los cincuenta centros de acopio en promedio que se tienen abiertos en el territorio zacatecano.

Dicen que hay retrasos, tal vez sea cierto, pero lo más delicado se presenta en el comportamiento de personas que tratan de provocar coyunturas o cuarteaduras que en su momento pudieran ser aprovechadas por los falsos redentores que algunas veces desde la más alta tribuna pretenden influir en desviaciones de propuestas y programas que son ahora realidades concretas y positivas, que están encaminadas directamente a hacer de las actividades productivas en el medio rural, el medio de mejorar sustancialmente la vida económica de la familia rural y abonar, en la medida de lo posible, en mejorar de manera significativa la economía estatal.

Para los que producen y bien, en el campo zacatecano, el ciclo agrícola no termina con el hecho de levantar sus cosechas y comercializarlas, bien o mal, “haiga o no haiga”, como dijera aquel que fuera presidente de este México en el cual nos tocó vivir. Es en estos tiempos cuando deben de actuar con determinación para poder llevar a cabo, coordinadamente con los equipos de trabajo de la dependencias federales y estatales, la programación del nuevo ciclo, porque ya desde hace varios años, unas dos o tres décadas, un funcionario de la Secretaría de Agricultura, hablaba en reuniones e insistía en que debería de aprovecharse mayormente la poca agua que había en las presas, que también en aquellos años no eran muchas.

Levantar dos cosechas se decía en aquellos ayeres llovedores, era lo ideal para “sacar al campo del abandono y el atraso”. En este sexenio se ha generado una serie de acciones, tendientes a lograr ese aprovechamiento que antaño pretendían Salvador de los Reyes Estebanez y su compadre del alma, José Guadalupe Velo Fierro, que con sus pleitos constantes, al final de sus discusiones, estas aterrizaban en la lucha por lograr los cambios de mentalidad de los campesinos, para que utilizaran mejor semilla, que hicieran un mejor uso de los recursos financieros y fundamentalmente del agua y de la tierra, que desde entonces, se iba en cantidades industriales, desaparecía con la fuerza de los vientos y de las torrenciales lluvias que erosionaban ( y lo siguen haciendo), las ricas tierras productivas del suelo zacatecano.

En este ciclo primavera-verano que ha concluido con buenos resultados, las posibilidades de lograr el éxito en otros programas, principalmente de producción de forrajes y hortalizas son más claras, porque existen con mayor firmeza los apoyos y el respaldo de las instituciones financieras y lo que es más importante, ese programa de construcción de presas y bordos implementado por Gobierno estatal desde el inicio de su gestión administrativa, ha dado resultados, porque mire usted, con los bordos y presas que se han construido, es destacable y resulta importante la captación de más de 35 millones de metros cúbicos, que servirán para irrigar hectáreas que estarán produciendo forrajes y hortalizas. Los programas de ganadería se reflejarán en el mejoramiento del hato ganadero, habrá ganado de calidad y ahora que ya funcionan tanto la asociación de criadores de ganado limousine, como la de criadores de ganado de registro y los engordadores, esas aguas que se nos escapaban año tras año, al quedar atrapadas en presas y bordos en territorio zacatecano, otra será la tonada para los que viven y producen aguas abajo.

Mientras tanto, habrá que esperar a que las aguas de la inseguridad vuelvan a sus niveles, porque allá en el mineral, la tierra del Santo Niño de Atocha, lo que parecía ser que ya no era, sigue siendo y hay miedo, mucho miedo entre la población, sobre todo en la del medio rural, allá donde continuamente se pierden cosechas, tractores, motores, cabezas de ganado mayor y menor, allá donde la mano de la justicia está ausente, tal vez por temor, que no por contubernios, aunque no deberían de descartarse.

En Zacatecas, la vibra del progreso está latente aunque la mano de obra joven siga buscando las brechas ensangrentadas para llegar primero a la frontera, sea ésta Piedras Negras, Laredo, Tijuana o Matamoros; cruzar la línea por San Diego, o sortear las aguas traicioneras del Bravo, ya no es tanta novedad, Zacatecas, con o sin dólares, tiene y debe de progresar, porque se lo merece. Digo ¿no?
Hasta aquí mi comentario, nos leeremos la próxima semana. ■

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