■ La mujer tiene más acceso a estupefacientes a raíz de su integración al mercado laboral
■ Actualmente entre los 8 y 10 años los niños prueban por primera vez alguna sustancia nociva
Desde el año pasado se han incrementado 8 por ciento las atenciones en los Centros de Integración Juvenil (CIJ) que se dan a menores de edad que tienen problemas de adicciones y 2 por ciento aumentaron estos servicios en el caso de mujeres, aseguró Pedro Rodríguez de la Torre, director de la institución.
Explicó que en este 2013 han recibido a 200 personas de nuevo ingreso, en su mayoría menores, por ello, 65 por ciento de los atendidos tienen entre 8 y 19 años.
Agregó, en cuanto a las mujeres, que a pesar de que el aumento ha sido menor que en el caso de niños y adolescentes, ha tenido un gran impacto en la proporción que hay entre ambos sexos. Precisó que, hace cinco años, había 5 hombres por cada mujer, mientras que ahora ya son 5 hombres por cada 4 mujeres.
Entre las causas que se atribuyen al mayor consumo de drogas, legales e ilegales, por parte del sector femenino de la población, mencionó su integración al mundo laboral y con ello la existencia de una necesidad de socialización.
No obstante, otra razón que puede afectar principalmente a las jóvenes es la disponibilidad y facilidad que se les da a las mujeres para acceder a algún espacio donde se consuma alcohol, es decir, en “muchos centros de repente la mujer puede entrar gratis a un evento social si su pareja o compañero paga. Ello facilita que ella pueda contar con mayor recurso económico para consumir algún tipo de sustancia”, explicó.
Sin embargo, la mayor preocupación que se tiene en el CIJ es la reducción en la edad de iniciación de los menores en el consumo de drogas y que actualmente se encuentra entre los 8 y los 10 años, a diferencia de 2008 cuando estaba entre los 14 y 16 años.
En este sentido, Rodríguez de la Torre indicó que se llevan a cabo, aparte de los trabajos con los niños y jóvenes, cursos y actividades con los padres de familia, puesto que las labores de prevención deben comenzar en el hogar.
“Los chavitos empiezan a consumir el alcohol o el tabaco pero es en casa, estamos viendo que no hay una involucración de los padres y tendríamos que educar también a los papás. Los papás tienen la mala costumbre de hacer responsables a las instituciones”, comentó.
El director de los CIJ agregó que hay que generar estrategias preventivas al interior de las familias para que los más pequeños puedan percibir que el consumo de drogas, legales o ilegales es un riesgo.
Añadió que “no se está trabajando en fortalecer el apego escolar, por ejemplo, no se está trabajando también en fortalecer habilidades sociales como puede ser el ser asertivo. Cuando facilitamos que un niño sea asertivo, aun cuando le inviten droga, el niño va a tener la capacidad de decir no. Sin embargo, como los niños no son asertivos, se empiezan a involucrar por esa necesidad de tener un grupo de permanencia y de pertenencia”.
Los talleres que se realizan con los padres de familia consisten en círculos de lectura con libros que manejan temas diversos, como por ejemplo, los nombres comunes de las drogas que existen actualmente, de forma que pueda detectar cualquier conversación y conducta extraña en sus hijos que pueda ser un signo de alerta.
“Otro es que buscamos que los papás se involucren en un grupo que le llamamos grupo de padres, donde los diferentes padres intercambian experiencias con sus propios hijos y se va fortaleciendo un tanto el lazo preventivo”, concluyó Rodríguez de la Torre.
