Se afirma, y en ocasiones sí sucede, que la Inversión Extranjera Directa (IED) se constituye en una importante fuente de financiamiento de las economías locales. En estas dos últimas décadas la masa de este tipo de inversión, no sólo en México, sino en toda América Latina ha ido en aumento. Los sujetos más importantes de la IED son las Empresas Multinacionales (EMN).
Son empresas muy poderosas que pueden tener ganancias más cuantiosas que algunos de los presupuestos anuales de los países de nuestro continente. Y son además las empresas que configuran el mapa de la globalización: la estructura de las cadenas mundiales de valor. Históricamente estas empresas llegan a nuestro país no para contribuir al desarrollo del mismo, sino arriban buscando las llamadas ventajas absolutas: extractivismos de altas ganancias, explotaciones de recursos primarios. Y aunque estas empresas han ampliado mucho sus perfiles, en manufacturas, bancos, hoteles, etcétera., la orientación de su inversión sigue siendo la misma: producir a bajo costo para ocupar el mercado local o exportar a otros mercados.
Pero no pensemos que es una ocupación solamente económica, las multinacionales llevan consigo dinero, prácticas de negocios y tecnologías de producción, pero también modelos de gustos, estilos de vida, valores; es decir, cultura. Con lo cual los patrones de consumo cambian a favor de estos gustos, y los productos que daban vida a la economía local, dejan de tener demanda por cambios en los patrones de consumo.
Con estas empresas esperaríamos que incentivaran la detonación económica, a partir de aumentar la demanda de los productos intermedios suministrados por proveedores locales, pero en muchas ocasiones lo que ocurre es que traen los productos claves de su producción de fuera, y con ello, aumentan las importaciones, lo que a su vez hace negativa la balanza de pagos del país. De tal manera que ocurre una inversión negativa, porque también las ganancias de las multinacionales las repatrian a sus países de origen, con lo cual, no sólo afectaron la cuenta corriente, sino que sacan importantes divisas del país. A pesar de que las CMN contribuyen a la recaudación pública en la forma de ingresos corporativos, su contribución es considerablemente menor de lo que debería ser como resultados de ventajas fiscales, la práctica de transferencia de precio, subsidios de inversión excesiva, subsidios públicos disfrazados, y protección tarifaria provista por el gobierno.
Las habilidades de gestión, empresariales, las ideas, la tecnología, y los contactos extranjeros provistos por las CMN, tienen poco impacto en las fuentes de desarrollo local de esas habilidades y recursos y pueden, de hecho, impedir su desarrollo al obstaculizar el crecimiento del espíritu empresarial local como resultado de su dominancia en el mercado local. En suma, la IED no es sinónimo de derrame de recursos en suelo zacatecano, es un fenómeno más complejo que muchas veces tiene como consecuencia procesos de decrecimiento por efecto de este tipo de inversiones. Por ello, es vital que el gobierno tenga en sus prioridades el apoyo a las empresas locales.
