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viernes, 26 abril, 2024
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¿Qué hacer para disminuir la deserción escolar en el nivel medio superior?

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

La deserción escolar es un problema con el que nos hemos familiarizado, nos hacemos insensibles ante este fenómeno a grado tal que lo llegamos a considerar como “normal”; lo cierto es que no hemos implementado programas de impacto que amaine este problema. Es necesario frenar la deserción escolar, para que esto suceda debemos asumirlo como un gran reto, esta problemática sin lugar a dudas obedece a que el aprendizaje de los educandos es insuficiente, desigual e inadecuado, a que todavía existen maestros que ejercen prácticas pedagógicas iguales a desiguales y a otra serie de factores externos –pero no ajenos- a los centros educativos puesto que repercuten en el proceso formativo de los educandos.

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Exposición de la problemática

Declara Rodolfo Tuirán Gutiérrez, subsecretario de Educación Media Superior, que México requiere una inversión de 9 mil 600 millones de pesos adicionales cada año para alcanzar en 2018 la meta de una cobertura de 80 por ciento en el bachillerato y que actualmente se atiende a 4.5 millones de educandos en el país, en consecuencia, que el reto es incrementar la matrícula, frenar la deserción escolar así como garantizar la calidad y pertinencia de sus contenidos curriculares (La Jornada, 06 de octubre de 2013).

Hoy día existen factores de riesgo de reprobación y abandono escolar, mismos que pueden ser considerados de alto impacto; ellos son la violencia, el uso de drogas, el consumo de alcohol así como los embarazos de adolescentes; se podría decir que este tipo de factores obedecen a malos hábitos que por lo general adquieren fuera de la escuela pero que repercuten dentro de ella, al descuido de los padres en el cuidado de sus hijos se refleja en un alto grado de permisividad.

Otros factores, no menos importantes obedecen a procesos internos de los centros educativos; falta de implementación de programas de orden transversal y que en gran medida ayudarían al alumno en su formación integral, la no creación de ambientes de aprendizaje apropiados de parte del docente, y, lo que podría considerarse como algo cuestionable; que todavía se promueva una formación artesanal, centrada en la memorización, la repetición y el dictado. Todo esto en nada o en muy poco abona al desarrollo de competencias genéricas y disciplinares en el alumno y competencias profesionales en el docente, no permite una formación que responda a las necesidades sociales actuales y que pueden ser para el trabajo, para la comprensión de situaciones diversas y para el acceso a instituciones de nivel superior.

Institucionalmente se ha implementado la ampliación de becas para que se pueda garantizar así la permanencia de los alumnos en los centros educativos, tal vez lo que se logre con eso es retener a los alumnos pero no así mantenerlos, creo, con esta medida no se cumple cabalmente con lo curricularmente establecido, pongo dos ejemplos: 1) la implementación del programa de becas para alumnos en riesgo de abandono escolar –para los que académicamente no van mal-, esto pone en situación de riesgo a los que académicamente sí van bien dado que para poder obtener dicha beca, reprobarían asignaturas de manera intencional y, 2) becas para alumnas que se encuentren embarazadas, ¿podrían pensar algunas alumnas en embarazarse para hacerse acreedoras a dicha beca?, esto puede ser posible.

Alternativas

A manera de preámbulo deseo aludir a Bernard Honore, quien en su obra; Para una teoría de la formación, en uno de sus párrafos textualmente dice: “La formación puede ser concebida como una actividad por la cual se busca, con el otro, las condiciones para que un saber recibido del exterior, luego interiorizado, pueda ser superado y exteriorizado de nuevo, bajo una nueva forma, enriquecido, con significado en una nueva actividad”. Desde esta perspectiva, ¿será que los jóvenes no se ven favorecidos en su proceso formativo, motivo por el cual desertan?; razón suficiente para pensar que la formación debe ser vista como un proceso en el cual se priorice el desarrollo personal y se pueda contribuir así al crecimiento propio y de los otros.

Creo, implícitamente se pueden deducir las alternativas con la exposición misma de los problemas que posiblemente sean causa de la deserción; en consecuencia, explícitamente enlisto las siguientes alternativas:

Que cada docente elabore un programa analítico de su o sus asignaturas que imparte, ello le permitirá trazar una ruta crítica para el abordaje de sus contenidos, diseñando estrategias didácticas contextualizadas y elaborando los materiales que a su juicio considere le puedan servir para cumplir con lo curricularmente establecido. Esto podría sustituir el diseño de secuencias didácticas, mismas que en el mejor de los casos solo sirven para cumplir con un requisito administrativo.

Que las jefaturas de academia coadyuven con los docenes para que estos cumplan de manera satisfactoria con su función. Una manera de hacerlo es diseñando propuestas didácticas, socializarlas y en su momento estructurar un documento a manera de antología y que sirva de apoyo a los docenes mismos.

Entre otras.

El fin último de todo esto es el hecho de que se viva en el seno de los centros educativos un proceso que conjugue dos acciones de manera simultánea: 1) la de promoción de aprendizajes para el desarrollo de competencias y, 2) la de educar para la vida. ■

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