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viernes, 26 abril, 2024
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Necesario, educar a la población rural en habilidades para la vida, señala Adelzac

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Por: ALMA RÍOS •

■ La Revolución Verde significó la pérdida de conocimientos ancestrales: Juan Luis Rivera

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El problema de la alimentación en las zonas rurales “es muy marcado”. A pesar de que muchas de ellas han salido de las categorías de alta y muy alta marginación, según afirma el Consejo Nacional de la Política de Desarrollo (Coneval), valoración que se sustentaría en indicadores como el acceso a servicios de agua potable, drenaje, energía eléctrica o criterios como la aplicación de los programas Piso Firme, Mejoramiento de Vivienda y Techo Seguro, actualmente entre 6 y 7 pesos erogados en aquellas zonas se destinan a la compra de alimentos cuando el promedio debe encontrarse entre 4 y 5 pesos.

Entre otros indicadores para medir la pobreza, se encuentra el definido como pobreza de capacidades, que tiene que ver con la educación de sus habitantes, dijo Juan Luis Rivera Ruiz Esparza, director general de la Asociación de Desarrollo Económico de Zacatecas (Adelzac); quien tiene 10 años de experiencia en el seguimiento de proyectos productivos en estas áreas.

“Tenemos una educación baja en este país, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), si no formamos a la gente en educación no solamente formal, sino en aquella que le ayude en las habilidades para la vida”, el problema se agudizará, dijo.

Al hacer esta reflexión, Rivera Ruiz Esparza se remonta a la implementación en México de la denominada Revolución Verde que significó para las zonas rurales zacatecanas y otras en el país, el inicio de un proceso de pérdida de conocimientos ancestrales de sobrevivencia.

A partir de los años 60 de siglo pasado se impuso un modelo de producción agrícola que especializó a Zacatecas primero en el cultivo de maíz y luego en el de frijol, agregó.

La especialización en estos cultivos, la migración y el crecimiento de zonas poblacionales que se dio en los años 90 mediante un proceso de venta de tierras cuya explotación ya no era rentable por ausencia de lluvias o erosión facilitó la pérdida de los conocimientos ancestrales sobre procedimientos variados para la subsistencia y procesos de producción.

La gente sabe producir pero se ha ido limitando cada vez más. Antes conocíamos los abonos orgánicos, hoy hay que volverles a enseñar cómo se hacen y es lamentable, es muy importante hacer una recuperación de los conocimientos ancestrales, comenta.

Hubo una brecha generacional desde los años 60, prácticamente desde que vino la famosa Revolución Verde en este país dice, y añade a modo de recreación de las disposiciones de entonces, “dénles agroquímicos a los campesinos, muéstrenles otras formas (de producción agrícola)”. El modelo sin embargo, resultó insostenible y se perdieron “muchas cosas”, señala.

Como ejemplo cita el caso del municipio Pinos. En algún momento de su historia esta demarcación tuvo 40 alambiques, hoy sobreviven sólo dos o tres. Su gente no sabe en su mayoría jimar –despencar al agave- ni cocerlo, se perdió la tradición.

La migración, el que las empresas productoras de mezcal ya no fueran rentables son algunas de las explicaciones para ello. “Hoy si hubiera un nuevo reposicionamiento de este cultivo y proceso de producción, habría que hacerlo de forma sustentable y sostenible porque luego se acaban los magueyes silvestres y tenemos otros problemas”, concluyó.

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