El hecho de que los policías municipales tengan un bajo grado de escolaridad, en gran medida obedece a que llegó un momento en que en los ayuntamientos no buscan perfiles, sino a quiénes estuvieran interesados en asumir el papel de garantizar la seguridad a partir de fenómenos de ingobernabilidad, generados por la falta de recurso y la violencia saliéndose del orden social, comentó el diputado electo y ex alcalde de Loreto, José Luis Figueroa Rangel.
Esto a propósito de que un gran porcentaje de los trabajadores de las presidencias municipales tienen un mínimo de estudios, lo que a decir del ex edil, impacta negativamente en el servicio que se le da la ciudadanía, en su rendimiento laboral y en su función, pues si se quiere tener una política de eficiencia del recurso no se puede hacer por esa limitante.
Señaló que por el bajo grado de escolaridad se tiene una barrera porque no hay personal capacitado. Ejemplificó que cuando él asumió la administración de Loreto se percató que el gobierno anterior debió realizar la descentralización del organismo del sistema de agua potable del ayuntamiento pero no lo pudo realizar porque no tenía personal con perfil y capacitado en el manejo de las computadoras, así como ingenieros y contadores.
De modo que se vio en la necesidad de contratar personal nuevo y reasignar a otra función al personal que había en el organismo de agua potable que aún no era autónomo. Otro ejemplo fue el registro civil donde se tuvo que pasar la información a electrónico, pero no se podía porque el personal no estaba capacitado para hacerlo.
Hoy que el Consejo Estatal de Seguridad pide una mínima escolaridad en los elementos de seguridad, se encuentra con que muchos policías ya tienen una edad avanzada, con derechos adquiridos por tanto es difícil de moverlos de su cargo.
El diputado electo comentó que una opción que implementó fue promover que terminaran su preparatoria pero hubo una respuesta mínima; es decir, “no está dentro del interés del personal especializarse y prepararse”.
Agregó además que por muchos periodos los ayuntamientos cayeron en la generación de un vicio; es decir, meter a la nómina a trabajadores por compromisos políticos y para algunos se ha convertido en espacios de protección.
