México, DF. Ocho indígenas purépechas de Los Reyes Michoacán ofrecieron una conferencia de prensa en la que denunciaron que “los malos -el crimen organizado- fueron a pedirnos a nuestra comunidad 2 mil pesos por hectárea de cultivo, por cada cosecha. En asamblea nos negamos, y fuimos a entregar nuestra respuesta al presidente municipal de Los Reyes, pero no estaba”.
Los ocho hombres salieron con el rostro cubierto con gorras o sombreros para protegerse de las agresiones. “Desde que esto ocurrió, a principios de enero de este año, hemos sido hostigados, tanto por los malos como por la policía municipal”.
Demandaron justicia, seguridad y protección al gobierno federal. Los ocho hombres, que manifestaron representan a las cuatro comunidades unidas de Los Reyes, demandaron al gobierno federal “marinos, militares y Policía Federal, porque no confiamos en la policía municipal ni en la estatal. Creemos que funcionarios municipales y policías municipales colaboran con el crimen organizado”.
En conferencia de prensa ofrecida en el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, los indígenas aseveraron: “venimos a desmentir lo que se ha dicho en los medios. No somos un grupo armado. Somos campesinos, indígenas, no tenemos armas. Lo que hacemos son rondas. No somos ni guardias comunitarias ni policías comunitarios”.
Insistieron en que “nos hemos organizado en comunidades unidas para defendernos de los malos que nos exigen dinero, y no tenemos quien nos proteja. Hemos dejado nuestros trabajos para protegernos. Las mujeres se han organizado en un comedor comunitario. Ahí cocinan para todos. Ahí comemos todos juntos.
“A los niños se les lleva la comida a las escuelas. Tenemos miedo. Hay zozobra. Los niños han dejado de jugar. Jóvenes de 14 y 15 años, y mujeres hacen rondas con nosotros por nuestra seguridad”.
Denunciaron que el incidente ocurrido el 22 de julio “fue un acto cobarde, donde lo malos llegaron a asesinar. Nosotros marchamos con camisetas blancas en apoyo de otras organizaciones que pedían seguridad. Es nuestra demanda también, y al llegar al Palacio Municipal, la policía municipal distrajo a los federales, y los malos y policías del municipio dispararon. No es cierto que nosotros estábamos armados. Tenemos las manos limpias de sangre. No nos hemos manchado las manos de sangre».
