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viernes, 26 abril, 2024
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La Toma de Zacatecas, la peor tragedia en el estado durante el siglo 20: Enciso

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Por: MARTÍN CATALÁN LERMA •

El valor histórico de la Toma de Zacatecas, el 23 de junio de 1914, reside en que la ciudad fue el último obstáculo que tuvo la División del Norte para avanzar hacia el centro del país y derrocar a Victoriano Huerta, aunque también fue la peor tragedia en el estado durante el siglo 20, afirmó el historiador de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), José Enciso Contreras.

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Esa batalla ocurrida entre las 10 y las 18 horas de la fecha mencionada, tuvo como resultado la muerte de 5 mil personas, por lo cual ha sido la mayor tragedia en Zacatecas, aunque después hubo otros sucesos lamentables que azotaron al estado, tales como la llegada del automóvil y posteriormente la aparición de Los Temerarios, comentó a manera de sarcasmo.

En ese momento, Zacatecas era la última defensa militar de la dictadura y la última barrera con la que Huerta pensaba contener el avance de los revolucionarios hacia el sur e impedir la toma de la Ciudad de México.
“Yo siento que ésa fue la gran batalla de la Revolución Mexicana, porque ninguna otra fue pensada, proyectada y planeada con tanta meticulosidad y organización, además de que en ninguna hubo tantas bajas”, indicó.
En ese sentido, comentó que durante la planeación de la Toma de Zacatecas, afirmó que Villa no actuó solamente por impulsos, ni fue el bárbaro como lo dibuja la historiografía reaccionaria, sino fue un militar asesorado por intelectuales de la magnitud de Felipe Angeles.

De esa manera, la División del Norte avanzó en tren desde Torreón hacia Zacatecas, y de los primeros en llegar fue el general Angeles el 12 de junio, acompañado por un contingente de caballería, infantería y armamento.
Natera, recordó Enciso Contreras, había intentado tomar la ciudad varias veces pero sin éxito, por lo cual se alegró de recibir a Angeles, pensando que la toma iniciaría de forma inmediata, pero éste notificó que se llevaría a cabo hasta que lo definiera Francisco Villa.

Después de varios días de organización, la batalla se realizó el 23 de junio, cuando la División del Norte atacó al ejército federal instalado en La Bufa y todas las cumbres aledañas a la barranca que rodean la ciudad, tales como los cerros de La Virgen, del Padre y del Grillo.
Después de una batalla sangrienta, los revolucionarios tomaron los cerros e izaron la bandera de la División del Norte y alrededor de las 16 horas se observó que las fuerzas federales bajaron de La Bufa y emprendieron la huida hacia la salida a Guadalupe, donde eran esperados y acribillados por la División del Centro, encabezada por Pánfilo Natera.
El historiador explicó que la batalla tuvo consecuencias políticas e ideológicas importantes, pues la victoria de la División del Norte sepultó cualquier aspiración del antiguo ejército porfirista de continuar siendo una fuerza hegemónica en la conducción de México, en representación de los sectores más reaccionarios.

“Es aquí donde la Revolución termina con sus enemigos, pero a partir de aquí la Revolución comienza a pelear contra los propios revolucionarios. Es decir, ahora son las acciones que empezaron a manifestarse en el sur y en el norte las que expresan abiertamente sus contradicciones, mientras que el resto de las fuerzas tienen que empezar a reflexionar que la transformación no debía detenerse en la cuestión democrática”, explicó.
Enciso Contreras expuso que fue en ese momento cuando terminó la Revolución Mexicana y comenzó la división de las fuerzas revolucionarias, aunque producto de ello fue la realización de la Convención de Aguascalientes, en la que se diversificó el ideario programático de la Revolución.

Sobre el personaje de Francisco Villa, dijo que un aspecto importante de su legado político y militar, es que nació del entraño popular y que tuvo un pasado de enfrentamiento con el antiguo régimen.
Aunque vivió en la ilegalidad en el porfiriato, conservó la aureola de leyenda del bandido bueno, personaje que se ha cultivado en las sociedades occidentales durante mucho tiempo, pero se desconoce el motivo por el cual tomó ese alias.
Asimismo, indicó que la Toma de Zacatecas fue un acontecimiento que generó diversas consecuencias en la ciudad durante mucho tiempo, siendo la principal de ellas la permanencia en una “edad media” de más de 40 años, de manera que “junto con la llegada del automóvil, fue la primera gran tragedia del siglo 20 en Zacatecas, porque es una ciudad que quedó prácticamente destruida”.
No obstante, informó que desde antes de la batalla, Zacatecas se encontraba en una situación económica desfavorable, a tal grado que muchos zacatecanos se trasladaron a otros lugares como Aguascalientes o la Ciudad de México.
“Podemos percibir en los documentos y periódicos de la época, que se fueron contingentes importantes. No es que se fuera el peón o el que barría las calles, sino los que tenían que cuidar, es decir, los grandes comerciantes o capitalistas mineros que abandonaron la ciudad y los negocios”, puntualizó.
Ello significa, según Enciso Contreras, que la Toma de Zacatecas fuera el detonante de una crisis, sino que desde la época porfiriana ya había problemas económicos importantes, debido a procesos de desaceleración en el sector minero.

Además, las enfermedades que trajo consigo la crisis en los procesos mineros y la misma Revolución, contribuyeron a la despoblación de la ciudad, especialmente del Centro Histórico.
Curiosamente, agregó, fue en ese momento cuando llegaron a Zacatecas varias corrientes de inmigrantes, de forma que se asentaron franceses, alemanes, japoneses, estadunidenses, libaneses y chinos, quienes compraron inmuebles en
el centro a precios “irrisorios”.

Por tanto, Enciso Contreras precisó que “cuando ellos llegaron a Zacatecas, muchos de la élite ya se habían ido. Entonces, sí se fue el capital y el ánimo empresarial, se perdió la fuerza del desarrollo de la ciudad, y con la División del Norte encima, la situación se agravó”.
Finalmente, refirió que el censo municipal que se encuentra en el Archivo Histórico, muestra que después de la batalla de 1914 solamente quedaron 15 mil personas habitando la ciudad, de manera que ése fue el inicio de “una gran edad media” e inmovilidad, pues la capital se recuperó hasta la década de los 70 del siglo pasado.

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