Jorge Bluhm Gutiérrez, docente de la Unidad Académica de Ciencias de la Tierra de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), informó que los contaminantes generados por la actividad minera, perduran en el medio ambiente, en el suelo, agua y aire, entre 200 y mil años.
Ante esa situación, cuestionó la normatividad que rige la explotación y extracción minera en el estado y el país, pues el sector más afectado es la
población que habita en zonas cercanas.
Informó, por ejemplo, que las concesiones otorgadas a las unidades mineras establecen un periodo de explotación de seis años, pero se puede prorrogar por 50 años. Es decir, una generación puede morir y la empresa seguirá explotando la región sin problemas.
Entre las consecuencias de esa explotación, mencionó los diversos impactos al suelo por la contaminación por metales pesados que son persistentes, o sea, que pueden durar en el suelo, en el agua o en el aire periodos de 200, 300, 600 o incluso mil años, como se había mencionado.
Bluhm Gutiérrez comentó, por ejemplo, que si una región es contaminada en este momento con plomo, en el año 3 mil aún podrá encontrarse contaminación con ese metal pesado, lo que indica la gravedad en el impacto de la minería.
Asimismo, expuso que contaminaciones generadas hace más de 400 años, en este momento todavía existen vestigios de ello en algunas regiones, debido a que en los procesos de amalgamación de esa época se utilizaba mercurio.
“Lo que tenemos que entender es que la contaminación que se generó en el año 1600, puede medirse y encontrarse en La Zacatecana, por ejemplo, debido a que son contaminantes persistentes”, explicó.
Además, el académico expuso que en la historia de la explotación minera en Zacatecas, durante la Colonia se llevó a cabo una gran depredación de los bosques para obtener energía y desarrollar el método de fundición.
En consecuencia, añadió Bluhm Gutiérrez, Zacatecas pasó de ser una región boscosa a un lugar semidesértico que tiende a convertirse en totalmente desértico como producto de la actividad minera.
Explicó entonces que los materiales que se generan durante la explotación contaminan el suelo y el agua, mientras que la minería a cielo abierto, muy desarrollado en Zacatecas, genera grandes cantidades de desperdicio y polvo que pueden provocar problemas respiratorios y cáncer. Hay casos en otros lugares del mundo, añadió, donde 25 por ciento de la población tiene cáncer de garganta debido a la disecación de lagos que contenían desperdicios contaminantes.
