Este lunes se presentó el libro “Infancia no es destino. Redes de violencia entre comunidad, escuela y familia (caso El Salitre, Villa Hidalgo, Zacatecas)”, autoría de Felipe Rivera Rodríguez y Aida Rincón Bustamante, en el que se señala la necesidad de que padres de familia, docentes, políticos, instituciones de gobierno, académicos y periodistas, deben actuar mediante una estrategia transversal para hacer frente al problema de la violencia estructural.
Marcelina Rodríguez Robles, docente investigadora jubilada de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ), comentó que es importante construir un proyecto de vida que convierta a los niños y adolescentes en seres humanos seguros, conscientes de su compromiso para reconstruir el tejido social desde su familia, su escuela y comunidad.
En ese sentido, expuso que en las estrategias de intervención, implementadas por los autores, en sus casos de estudio, se ponen en juego el conocimiento y el compromiso de los docentes, así como el compromiso de los servidores públicos y las instancias de gobierno, políticas, sociales y empresariales.
“Detrás de este texto hay una verdadera vocación docente e investigativa que demarca un antes y un después de completar la obra para transformar la realidad, además de que se parte de cuestionamientos que atañen a los sujetos de investigación, por ejemplo, cuál es la percepción que tienen los alumnos sobre la violencia imperante”, expresó.
En ese sentido, se plantea a la familia como núcleo central de la crianza, acompañamiento y sustento del ser; la escuela, como espacio donde confluyen saberes, prácticas, experiencias, emociones y contextos que constituyen al sujeto.
Rodríguez Robles refirió que en este momento hay una violencia estructural y de ahí su complejidad para atenderla porque no se trata de buenos y malos, sino que es un fenómeno más profundo “que nos tiene secuestrados hasta las entrañas”.
Indicó que los jóvenes de El Salitre, y de otras comunidades, han sido víctimas de opresión mediada por acciones autoritarias, carencias materiales, formativas y afectivas, que denotan el abandono exacerbado debido a la condición de las familias desestructuradas y de escuelas que no logran consolidar un proyecto educativo comunitario.
“Esto provoca el rechazo de parte de los jóvenes a las instituciones, traducido en una franca rebeldía en contra de los maestros o de aquellas figuras que en su imaginario ostentan el poder”, dijo.
En ese contexto, agregó, se ven acogidos por grupos delincuenciales que los inducen a “liberarse” desde una falsa promesa basada en el poder económico y así se convierten en presa fácil, sin darse cuenta de que, al involucrarse, ya tienen frenada su esperanza de vida o bien ser capturados por la justicia.
De acuerdo con Rodríguez Robles, “es como si, en ausencia de un sentido de pertenencia e identidad, se dejan llevar por ilusiones banales con las que aspiran a cubrir sus vacíos existenciales”, expresó.
Por su parte, el autor Felipe Rivera Rodríguez expuso que los estudios de caso contenidos en el libro son irrelevantes en este momento porque son situaciones que ya pasaron, aunque los testimonios ayudan a comprender el fenómeno.
No obstante, “por eso la importancia de retomar el tema en este momento. En este libro se hace un recorrido de cómo se construye la violencia desde una visión epistemológica con diferentes conceptos”.
En ese sentido, consideró necesario que los docentes dejen de reproducir un conocimiento que les enseñaron sus maestros del nivel básico, pero que ya no está vigente, pues lo reproducen de manera vertical, sin considerar que cada alumno representa una cultura.
