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domingo, 19 mayo, 2024
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Antigua sabiduría Gonzo

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Por: ÓSCAR GARDUÑO NÁJERA •

En “Antigua sabiduría Gonzo” (Sexto Piso 2018) lo primero que encontramos es al Hunter S. Thompson que sin proponérselo libra batallas de esas que parecen imposibles para cualquier escritor que se precie de serlo durante más de diez años, periodo de entrevistas que cubre este excelente y recomendable libro. El Hunter S. Thompson que erige su exaltado y arrogante (aunque en ocasiones fastidioso y hasta repetitivo) orgullo desde los resquicios de quien se parte la madre al escribir y de quien incluso hace del periodismo lo que hasta entonces parecía imposible: literatura, un género literario que se rige bajo sus propias leyes.

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El Hunter S. Thompson que no se cansa de alardear de los deliciosos cócteles de drogas que se mete y que incluso habla de sus efectos con el mismo fervor con el que un niño hablaría de los dulces que le acaba de regalar su madre. Las drogas por detrás; las palabras por delante, y en medio la resistencia física. En alguna de las entrevistas de este libro Hunter S. Thompson confiesa que un amigo en una ocasión le sugirió visitar al médico, tenía años que no lo hacía, ni siquiera lo llega a creer necesario, y acude, llega con el galeno a la espera de malas noticias, piensa que le dirá que le quedan unos cuantos meses de vida, cáncer, y para su sorpresa el médico le dice que se encuentra en perfecto estado de salud. ¡Cómo es posible?, se sorprende el entrevistador. El mismo Hunter S. Thompson lo hace y le pregunta lo mismo al médico. Es la genética, una genética de acero, Sr. Thompson. La genética, podemos agregar, de un auténtico rebelde que hizo en vida lo que le vino en gana, que supo posicionarse por encima del sistema una vez que se aprovechó de él y que no duda incluso en lanzarse a un puesto político… y no, no Hunter S. Thompson… Dr. Hunter S. Thompson, aunque se cansen.

El Hunter S. Thompson bravucón. El que carga una escopeta para meterle un tiro a quien quiera y se vanagloria de pertenecer a la National Rifle Association, calcomanía con el logo que lleva pegada en algún lugar del cristal de uno de sus primeros coches. El Hunter S. Thompson que recibe una madriza por parte del líder del grupo de motociclistas Hells Angels, con quien sostiene una de las tantas entrevistas (de las mejores del libro) cuyo formato más bien parece de reallity show y cuyas bravuconadas dan un poco de risa, pues parece una guerrita entre niños que pelean por la torta de frijoles a la hora del recreo.

Está el Hunter S. Thompson provocador: basta con que alguno de los entrevistadores le mencione algo que dijo, con que lo cite al pie de la letra, para que brinque, para que proteste porque muchos ingenuos se toman sus palabras con una ridícula y absurda seriedad de la que él se ríe (así lo confiesa), porque si algo nos queda claro es que Thompson se esmeró por pasarla bien, entre fiesta y fiesta, hasta que dignamente decidió meterse un balazo y darle la última patada en el trasero al mundo, a sus admiradores y a sus detractores, los cuales no eran pocos y de los que se dan señales en este libro.

Prevalece el Hunter S. Thompson político. Como periodista no duda en poner el dedo en la llaga en muchos de los asuntos de política nacional (de la guerra de Vietnam a la de Irak, de Bush padre a Bush hijo, de Nixon a Reagan, etc.), sobre los cuales publicó en la revista “Rolling Stone”; de hecho, en otra de las entrevistas señala cómo se encontró a agentes del FBI dándose un buen toque de marihuana, cómo se avergonzaron en cuanto cruzaron miradas y cómo los agentes trataron de deshacerse de la droga, cuando todo el lugar ya apestaba, en lo que Hunter S. Thompson narra como un acuerdo tácito entre las autoridades estadounidenses y él.

Lo mismo cuando llega a cubrir la conferencia de antinarcóticos, anécdota esencial para su Fear and Loathing in Las Vegas, y es en una de las entrevistas de este libro donde se le pregunta si es cierto que ya hay un acuerdo para volverla película, y Thompson contesta que algo hay de eso, aunque no sabe cómo demonios le harán para recrear cada una de las alucinaciones que describe, en especial la del famoso tiburón martillo.

Este es un libro indispensable para comprender a uno de los autores estadounidenses más importante. Se puede estar de acuerdo con su prosa (la cual, por cierto, pierde mucho con las malas traducciones), pero se debe aceptar que en su momento revolucionó lo que hasta entonces se venía haciendo en el periodismo, un hombre que supo empalmar su anecdotario personal con su obra literaria, “Antigua sabiduría Gonzo” es un excelente libro que no sólo nos da cuenta de las tantas entrevistas a Hunter S. Thompson durante una década, sino que desde ahora se debería de convertir en un clásico para todos aquellos que aspiran a hacer un periodismo literario, osado, vital e indispensable para los tiempos que corren. ■

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