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domingo, 28 abril, 2024
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Reivindican la obra de Nazario Espinosa como sobreviviente del infortunio de la Revolución

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Por: ALMA RÍOS • Araceli Rodarte • Admin •

■ Es considerado como el litógrafo más importante de su época en el centro norte del país

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■ Presentan Nazario Espinosa, litógrafo zacatecano. Historia de un impresor, en la Fenaliz

Entre las historias poco referidas que dejó el enfrentamiento armado de 1910, mismo que tuvo uno de sus episodios neurálgicos en la ciudad de Zacatecas cuatro años más tarde, se encuentra la de Nazario Espinosa, destacado por miembros de la academia como el litógrafo más importante de su época en la zona centro norte del país, quien fuera además, candidato a diputado local por el Partido Liberal en 1912.

“Sus litografías contemplan desde acciones bancarias, carteles de espectáculos, envolturas de cajetillas de cigarros, productos de consumo, convocatorias; tarjetas de presentación, de agradecimiento, publicitarias y postales; hasta esquelas y comunicados de nacimiento de un niño”, advierte en su prólogo a Nazario Espinosa, litógrafo zacatecano. Historia de un impresor, su tataranieto, Enrique Espinosa Olivar, editor del volumen.

Dentro de la conmemoración por el Centenario de la Toma de Zacatecas, se ha repetido como un elemento significativo de la destrucción de la ciudad, la explosión del Palacio federal, expuesta en medio de la controversia acerca de si fue el bando federal o el revolucionario quien la provocó.

Hasta el momento nadie había recordado en este recuento, que aledaño a este espacio se encontraba el taller litográfico de Nazario Espinosa y que a su destrucción sobrevino sí, como la guerra es, el saqueo y la debacle.

“Me imagino que en ese momento él se habrá preguntado si valió la pena”, dice Espinosa Olivar, quien destaca en la conversación sobre todo el talento y la calidad que Nazario imprimía, valga la expresión, a cada uno de sus trabajos.

El descendiente del litógrafo se apresta a contar la historia para reivindicar la obra del artista como una sobreviviente orgullosa del infortunio y dar respuesta afirmativa al hipotético cuestionamiento de su tatarabuelo.

Al momento de la Toma de Zacatecas “él ya tenía casi 80 años, muere en 1919 (a esta edad). Ya detecté dónde está su tumba…”, dice.

El lugar referido es el lote siete del panteón La Purísima, una tumba sin nombre que ha sido identificada como la del impresor mediante un registro escrito obtenido recientemente, que data el deceso el 31 de marzo del año citado.

El hijo de Nazario, Antonio, también perdería la vida años más tarde, en su caso víctima de la tuberculosis. Parte de la siguiente generación de la familia, mudó a la Ciudad de México, desde donde se propició el reencuentro con el pasado a partir de un viaje de negocios hecho por Enrique Espinosa en 2009.

Allí inicia lo que podría denominarse un trabajo de “arqueología familiar”, que tuvo su episodio más significativo en 2010  cuando en el contexto de otra conmemoración, la del Bicententario, se generaron expectativas de encontrar materiales editados por Nazario Espinosa en la cápsula del tiempo que en el Jardín Independencia habría de extraerse, puesta allí 100 años antes.

La caja de zinc devuelta del pasado, sólo contuvo restos deteriorados de los que nada pudo rescatarse. Contrario al desaliento, Enrique Espinosa dio una nueva significación al hecho, la verdadera cápsula que da sentido a la trascendencia en el tiempo, es su propia familia, heredera del acervo y el talento de Nazario Espinosa.

Éste es el eslabón que une el pasado al presente teniendo como hilo de conducción su orgullo familiar que quiere hacer extensivo a todos los zacatecanos, uno que imagina puede trascender las fronteras del país para situarse en aquellos territorios donde se ha asentado la binacionalidad de los exiliados económicos de Zacatecas, quienes podrán decir: “Miren, en Zacatecas cuando ustedes estaban en la esclavitud y los plantíos de algodón, ya estábamos haciendo litografías de primer mundo”.

Nazario Espinosa, litógrafo zacatecano. Historia de un impresor, es una edición de autor en la que confluyeron las investigaciones de Enrique Salinas y Anne Leyniers y la fotografía de Ricardo Espinosa Orozco. Involucra acervos de colecciones privadas y del Archivo Histórico de Zacatecas.

Previa a su presentación en el estado el día de ayer en el contexto de la 14 Feria Nacional del Libro Zacatecas 2014, fue dada a conocer al público en Casa Lamm en la Ciudad de México.

Sin haber obtenido apoyo para la producción del libro por parte de las autoridades gubernamentales locales, Enrique Espinosa sí espera que la tumba de su tatarabuelo, sea motivo de una intervención que la dignifique para la posteridad.

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