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martes, 21 mayo, 2024
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L’homme de la cave (El hombre de la cava):

El negacionismo vivo

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

La Gualdra 505 / Cine / Desayuno en Tiffany’s, mon ku

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El director francés Philippe Le Guay vuelve a interesarse por los meandros de los edificios parisinos, por su jerarquía social en vertical. Con su filme Las mujeres del sexto piso (2010) se interesó por las mujeres españolas ocupadas de la limpieza de los edificios burgueses planteando desde la comicidad la importancia de esta migración.

Ahora con L’homme de la cave (El hombre de la cava) se va a lo más bajo de los edificios, al lugar donde se esconden y resguardan las ratas de París, aunque se va a referir a un tipo de hombre: al negacionista histórico.

La imagen de las ratas en el subsuelo es repetida por el propio François Cluzet en su rol de profesor de historia de orientación negacionista. El negacionismo, hay que precisar, es una corriente de la historia que se ha esforzado en poner en cuestionamiento la Shoah de la Segunda Guerra Mundial, negando el exterminio de los judíos, la existencia de los campos de concentración y las cámaras de gas. Se fundamentan en investigaciones que encuentran datos contrarios a la “supuesta masacre” y que son finalmente vinculados con los grupos de extrema derecha.

Cluzet interpreta a este profesor expulsado de su secundaria justamente por profesar públicamente el negacionismo. Berenice Bejo y Jérémie Renier son la pareja que vive en uno de esos grandes departamentos parisinos, él arquitecto y ella química, deciden vender la cava de su departamento para pagar algunas reparaciones. Le entregan las llaves sin saber que él la pretende utilizar de vivienda y mucho menos sin sospechar su filiación histórica. 

La cinta de Le Guay entonces se plantea como un drama intelectual en el que la argumentación histórica desestabiliza las certitudes históricas de la pareja y, por tanto, del espectador. Hace pasar a las víctimas de ambos lados, tanto de los librepensadores censurados, como de los judíos de memoria viva. 

Sin embargo, la historia se va cada vez más decantando hacia el lado del suspenso y el misterio de la cava, dejando relegado a segundo término el debate histórico.

El desenlace terminará por mostrar la rabia de una memoria que aún está ardiente en la gente por una guerra todavía muy reciente. Quemar a las ratas en su madriguera o abrirnos al debate, sabiendo que una vez la palabra existe se está volviendo realidad en las nuevas agrupaciones políticas.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la-gualdra-505

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