- Filme fue proyectado en el evento Martes de Documental y Cine de Ficción, en La Cofradía
El cine mexicano vivió, bajó el sexenio de Luis Echeverría, una época de apoyo y libertad creativa sin precedentes, pues el gobierno llevó hasta territorio del séptimo arte su política de “apertura” con la firme idea de resarcir las heridas del tejido social provocadas por la matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968.
En este contexto nació Canoa, filme dirigido por Felipe Cazals en 1975 basado en un acontecimiento real acaecido en San Miguel Canoa, Puebla, en septiembre de 1968, cuando trabajadores de la universidad poblana fueron linchados por los habitantes del lugar incitados por el párroco al confundirlos con estudiantes comunistas, esto en el contexto de los movimientos estudiantiles que culminó con la matanza de Tlatelolco.
Cazals, quien había estudiado cine en Francia y fungido como asistente de director tanto en Italia como España, ingresó en este sexenio con una fuerza técnica y creativa que lo encumbró como uno de los referentes del cine nacional. Canoa junto con El apando también de 1975 y Las Poquianchis de 1976 conforman lo que se conoce como “Trilogía de la sangre” o de la violencia, pues además se estar basadas en nota roja, destacan por una tratamiento conceptual de la violencia.
Canoa venía pues a ser un ejemplo de la política de “apertura” del sexenio echeverrista, pues a través de los estudios, el Estado apoyó la producción de esta cinta que si bien no trataba directamente el tema de la matanza estudiantil de Tlatelolco, si era una clara alegoría a tal acontecimiento, cuando Echeverría fungía como secretario de gobierno.
Cazals tuvo dificultades para filmar en San Miguel Canoa, pues los acontecimientos aún estaban frescos en la memoria por lo que tuvo que trasladarse a un poblado cercano con las mismas características: Santa Rita Atahualpan, en donde se le tuvo que pedir permiso al alcalde y al párroco, además de pagarle semanalmente a éste una cierta cantidad para remodelaciones del templo. El rodaje duró cinco semanas, pues se tenía que hacer lo más pronto posible ante la infiltración de gente de San Miguel Canoa, por lo que el equipo técnico tuvo que filmar incluso portando armas.
El resultado ya lo conocemos, un filme crudo, violento, que retrata, a manera de falso documental, lo acontecido aquel infausto día de septiembre de 1968, cuando los pobladores fanatizados a causa de las ideas del párroco atacaron a los trabajadores de la universidad. Canoa es una cinta que destaca por su estructura narrativa, por sus dotes técnicos, pero también por su calidad histriónica, pues actores como Salvador Sánchez, Enrique Lucero y Ernesto Gómez Cruz realizan interpretaciones memorables.
No hubo ninguna censura hacia ella. Al público mexicano no le gustó lo que veía en pantalla sin embargo en el extranjero la realidad fue distinta. Felipe Cazals obtuvo el premio Oso de Plata a mejor dirección en el Festival de Cine de Berlín en 1976 y actualmente, a cuarenta años de su filmación sigue teniendo una vigencia indiscutible, pues estudiantes, maestros y el pueblo en general siguen muriendo bajo el yugo de la indiferencia o la ignorancia de las cosas. “Estábamos mal. Ahora estamos peor” dice el personaje campesino de Salvador Sánchez en la película y tal parece que tenía razón. Estamos peor.
