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sábado, 4 mayo, 2024
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■ El Péndulo

Qué está en juego en el actual proceso electoral

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

Cada día los políticos opositores y la mayor parte de comentaristas y conductores que dominan en los medios de comunicación electrónicos, repiten hasta el cansancio que el gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha fracasado rotundamente y que, para colmo, está destrozando el estado de derecho para consolidar una dictadura. A partir de hoy intentaré dedicar esta columna para refutar esa orientación de su discurso, y demostrar que con ella aspiran esconder su verdadera convicción: regresar al poder para aplicar las mismas políticas antipopulares y retomar las mismas mañas.

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Primero un antecedente necesario. Al termino de la II Guerra Mundial las élites gobernantes de los países europeos consideraron urgente implementar un modelo diferente al capitalismo norteamericano y al comunismo sovietico, y crearon el Estado de Bienestar garante de los derechos, que rapidamente fue adoptado en decenas de países bajo el liderazgo de los partidos socialdemócratas. Durante las siguientes tres décadas, muchos países que surgieron de la superación del colonialismo adoptaron el nuevo modelo y, pronto, los partidos con ese sello ideológico crearon una organización muy influyente: la Internacional Socialista, a la que poco después de su fundación se incorporó el PRD mexicano y el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas S. fue designado Vicepresidente del comité de dirección. Hoy, el presidente se refiere con frecuencia a que el propósito de su gobierno es lograr que el estado mexicano sea un estado de bienestar que garantice la vigencia de los derechos humanos para todos los habitantes. Al conjunto de ideas que fundamenta ese propósito le ha denominado Humanismo Méxicano. Esos conceptos están en la base de la 4ª Transformación. 

A finales de la década de los años setenta y sobre todo, despues de la desaparición de la Unión Sovietica en 1989, la ideología neoliberal impulzada por Estados Unidos se volvió hegemonica y, en consecuencia, la mayor parte de los partidos socialdemócratas iniciaron su deslizamiento hacía la derecha lo que se tradujo en cambios profundos en sus sistemas partidarios. En México, en 1982 el PRI designó como candidato presidencial a Miguel de la Madrid Hurtado, quién fue el primer mandatario de orientación neoliberal, emulado por los siguientes 5 presidentes: Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña, los cuales consolidaron la alianza que generó al PRIAN. Durante esos 36 años desmantelaron al estado social y generaron un proceso de empobrecimiento de la mayoría y enriquecimiento de unos pocos, al tiempo que la corrupción se desbocaba y, consecuentemente, las bandas criminales incrementaron su tamaño y capacidad de fuego, así como el número de actividades delincuenciales a las que se dedicaban. En 1988 y en 2006, la élite del poder neoliberal no dudo en cometer sendos fraudes electorales para impedir la llegada de la izquierda a la presidencia de la república, y puso el acento en capturar el Poder Judicial Federal para asegurar sus intereses, hasta que su dominación terminó con el triunfo de AMLO en 2018. 

Desde el inicio del sexenio, el presidente no dudó en iniciar el rescate de las empresas públicas, Pemex y CFE, para devolverles su capacidad de ser palancas para el desarrollo nacional, y fortaleció la capacidad recaudadora del SAT para hacer posible el financiamiento de los programas de bienestar y para incrementar la inversión en distintas obras públicas y, con ello, estimular la creación de empleos con la participación de inversionistas nacionales y extranjeros. Cualquier observador de buena fe admite que esas lineas de trabajo han sido un éxito. La disponibilidad de energéticos con precios estables contribuyó a mantener la inflación en menos de un dígito, y los programas de bienestar y la obra pública, además de las inversiones del sector privado, fortalecieron el mercado interno y permitieron un crecimiento económico que permitió una rápida superación del brutal derrumbe económico provocado por la pandemia de Covid 19. Hoy, todos los indicadores macroeconómicos desmienten las predicciones catastrofistas de los opositores, y el incremento sistemático de la inversión extranjera es la mejor prueba de la salud de la economía.

Es evidente que las personas progresistas no estarían conformes si solo nos referimos a los indicadores referidos, pero ahora contamos con los resultados del INEGI correspondientes a 2022 y los datos revelan que en México hoy tenemos una menor desigualdad y menores niveles de pobreza en comparación con los de 2018. Veamos las cifras que publicó el destacado economista Gerardo Esquivel: En 2022 la tasa de pobreza multidimensional total era de 36.3 %, cifra menor al 41.9 % de 2018. Esto implica 5.1 millones de personas pobres menos en 2022 en comparación con 2018, o 7.2 millones de pobres menos que si se hubiera mantenido la tasa de pobreza de 2018. 

La pobreza multidimensional se redujo en 30 de las 32 entidades federativas del país. En el caso de la pobreza total, la reducción fue de 6.4 puntos porcentuales, al pasar de 49.9 %, en 2018, a solo 43.5 % en 2022. En el de la pobreza extrema, la reducción fue menor: pasó de 14 a 12.1 %, en el mismo lapso de cuatro años. En cualquier caso, las cifras de pobreza por ingresos muestran que tenemos las tasas de pobreza más bajas de nuestra historia reciente. 

En las siguientes columnas me referiré a otros temas prioritarios en el debate nacional.

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