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domingo, 19 mayo, 2024
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Thatcher: Lecciones de liderazgo disruptivo

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Por: Carlos Eduardo Torres Muñoz •

El último capítulo de los que Henry Kissinger dedica en su libro Liderazgo, seis estudios sobre estrategia mundial al repaso bibliográfico de estadistas, se refiere a la primera mujer en convertirse en Primer Ministra del Reino Unido, la legendaria Margaret Thatcher, quien ocupó el número 10 de Downing Street, entre 1979 y 1990.  Desde luego, la política conservadora es recordada por su alianza implícita con los Estados Unidos y particularmente con Donald Reagan, el presidente de dicho país con el que más le tocó convivir y pactar, así como por la agenda que ambos compartieron frente al bloque socialista y particularmente la Unión Soviética, y por su impulso de la agenda económica y política que sería conocida como neoliberal. Sin embargo, Kissinger hace un muy interesante repaso por su personaje en la política doméstica en la que le correspondió participar, destacando su capacidad para consolidar un liderazgo disruptivo que, sin lugar a dudas, transformó no solo la dinámica de su contexto político, sino también la correlación de fuerzas en el plano global y aún más: la lucha ideológica en su país y el mundo. Como bien lo enuncia el texto citado: creó un nuevo centro ideológico, llevando a la izquierda de su país a una nueva dinámica en relación al mercado, lo que devino en lo que se conoció posteriormente como la tercera vía, que orientó los gobiernos, tanto de Tony Blair en el Reino Unido como de Bill Clinton en Estados Unidos. 

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Thatcher fue disruptiva desde el momento en que llegó al poder desde una posición de outsider en su propio partido, el conservador. Cito a Kissinger: “El partido de Winston Churchill, Anthony Eden y Harold Macmillan lo dirigía ahora la hija de un tendero”. Quizá es este origen lo que la llevó a consolidar la idea de una democracia de propietarios con políticas que apostaban por la adquisición de viviendas para la clase obrera y el fortalecimiento del sistema público de salud. Políticas ambas que retribuyeron en la formación de una nueva base electoral para el partido conservador.

No obstante lo anterior, no hay que confundirse: la icónica líder británica fue una mujer de derechas que no conservadora, pues irrumpió en su propio partido para transformarlo y llevarlo hacia su posición ideológica, logrando con ello el cambio en las coordenadas de todo el sistema político no solo en el Reino Unido, sino como lo hemos visto, trascendiendo el atlántico. 

Lo anterior cobra relevancia a partir de lo que vivimos hoy en México. Qué duda cabe que el centro político, en cuyo seno se construyeron las reformas que explican al país (cuando menos hasta 2018), se ha transformado e inclinado en una posición a la izquierda en varios sentidos, la política social y la narrativa en la lucha por el poder, entre los más destacados.

 Rumbo a la elección del próximo año, las dos candidatas con posibilidades (hasta ahora) de suceder a Andrés Manuel López Obrador, se asumen partidarias de la agenda social más ambiciosa en la historia del país. Sí esto permitió el nacimiento de posturas de ultraderecha, lo cierto es que las orilló a una minoría que no logró siquiera consolidarse en Acción Nacional, cuya candidatura hoy recae en una mujer de perfil que no encaja en el molde de la derecha tradicional.

Cierro citando, en este sentido, a Kissinger en el libro reiteradamente citado: “Para Thatcher no había ninguna vaca sagrada, y mucho menos obstáculos insalvables. Cada medida política debía ser examinada. (…) quería desplazar el centro de gravedad político en su dirección. (…) El centro político del Reino Unido de la década de 1970 no estaba funcionando. Como líder de la oposición, Thatcher rechazó el agotado consenso y conjuró una visión optimista del futuro”. Fin de la cita.

¿Cómo se explica, sino a partir de una analogía, el colapso del sistema de partidos mexicano de la transición, cuya falla se evidenció en el Pacto por México de un consenso, que, a pesar de sus evidentes logros en materia de democratización y modernización del país, seguía dejando fuera a millones de familias, a las que la desigualdad nunca permitió gozar de ese avance, si bien cierto, lento, lentísimo? Para mí, aquí hay algunas pistas, y lo escribe quien fue un partidario del Pacto por México como instrumento de consenso político y gobernabilidad, y es un leal convencido del centro como respuesta política a la incertidumbre y complejidad de la democracia actual. 

@CarlosETorres_

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