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sábado, 27 abril, 2024
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Genómica mestiza: el discurso de la raza, la nación y la ciencia en Latinoamérica.

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Por: IRIS JUAREZ •

En un país como México, donde la identidad nacional está basada en la multiculturalidad y la diferenciación. Es decir, ¿quién es originario?, ¿quién es europeo?, y en consecuencia: ¿quién es mestizo y en qué consiste dicha genómica?, resulta necesario consultar las fuentes que engendraron el discurso de la homologación del mestizo y la diferenciación con el originario. Un fenómeno que no sólo pertenece a México, sino que, con sus diferentes bemoles y asegunes está inscrito en los discursos de unificación o construcción nacional en toda Latinoamérica. Esta reflexión parte de la lectura de “Genómica mestiza. Raza, nación y ciencia en Latinoamérica”1, que inscribe los casos mexicanos, brasileños y colombianos en estudios de genética. Los discursos de diferentes científicos en estas latitudes y los proyectos de investigación que no sólo significan la ciencia en sí, también, revelan las narrativas históricas, sociales y culturales en la interpretación de los posibles hallazgos en laboratorio. En un contexto como el mexicano en donde la construcción nacional posrevolucionaria intentó integrar al hombre como una raza única, en palabras de Vasconcelos, una “Raza cósmica”. Se procuró, además, en la campaña de alfabetización y educación el monopolio lingüístico. Donde con otros métodos, a los del contexto neoliberal de finales del siglo XX, se desdeñaba reciamente la diferencia. En consecuencia, cuando el zapatismo, por poner un ejemplo, se enunció con exigencias de derechos y develación de una cultura ancestral propia como posición política, opuesta a los discursos científicos que quedan, tan sólo, como una conjugación genética específica, no muy diferente a la del mestizo, deja para reflexión qué tan en desuso, en las prácticas cotidianas, quedó el concepto raza.
Sin embargo, en el entendido científico donde la realidad no siempre encaja con los casos de categorizaciones de raza en probeta, la discusión no se aleja en la praxis de las actitudes decimónicas del positivismo nacionalista, para México durante el estadio presidencial de Porfirio Díaz. Es decir, en la investigación de López y colaboradores, ¿qué tienen en común los discursos de científicos de tres países de América Latina?, ¿y, qué acaso la misma cartografía de América no es, por sí misma, una categoría racial? Y es que podría pensarse que las categorías: raza, etnicidad y nación son construcciones histórico-sociales, y de hecho lo son, pero entenderlas como una tarea científica nos hace reflexionar acerca de, por qué es necesario que bajo el método científico se afirmen o desechen hipótesis que entrelazan estos tres conceptos. Así como, ¿qué efecto tuvieron las políticas de multiculturalismo a partir de la instauración del neoliberalismo en América Latina con las formas de estudiar el inhábil concepto de raza? En Colombia, se sabe que la variedad regional impera en la narrativa nacional y por tanto en sus científicos; por otro lado, en Brasil se niega el concepto mismo y se invalida para la programación de política pública; y por último, en México el proyecto de nación está inscrito, incluso, en la biomédica. No obstante, el origen de la nación se busca en el encuentro sexual entre el hombre europeo y las mujeres amerindias y africanas, como un punto de partida en común para descubrir los “componentes genéticos de los mestizo” (López, 2017).
Lejos entender los estudios de genómica, el propósito ha sido, analizar cómo estás categorías intervienen y han influido en los contextos latinoamericanos; abordados como una forma de etnografía y revisión de discursos que señalan preocupaciones científicas, que son avaladas por el Estado y usadas por el mismo. Si se reflexiona en el caso de María de Jesús como precandidata a la presidencia de México, hay sin duda e inevitablemente, un discurso racial que se lee desde diferentes aristas, entre ellas, el de la exigencia de derechos para los pueblos originarios, y el pensamiento colonialista súper puesto de la diferencia que no necesariamente es deliberadamente peyorativo. Se abre la reflexión: si votar por María de Jesús, en caso de llegar a boletas, radicará en las observaciones a su proyecto político o se votará porque representa a las minorías segregadas históricamente pero que se siguen viendo como “el otro”. No hay respuestas políticamente correctas, de hecho, una de las cuestiones más interesantes del proceso electoral que se avecina es cómo manejar la multiculturalidad del discurso político neoliberal contra la tacita exigencia de una posición y un espacio político. Cómo el Estado y los ciudadanos y ciudadanas asimilamos, coincidimos o divergimos con la visión política de un sector específico, que son las comunidades indígenas, pero cabe señalar que no todas están representadas por este ideal. El proceso democrático incluyente del México del siglo XX es, en todo caso, un juego de segregación, de la diferencia, de la otredad y por otro lado de unificación a partir de estas diferencias. En los discursos políticos esto es como música para nuestros oídos, en la vida cotidiana es una utopía, y lo es porque dentro del sistema político-cultural la divergencia es siempre una receta para la derrota. De este modo, habría que pensar la raza, la nación, la etnicidad y la ciencia en nuestro país como narrativas y conceptos no en desuso, sólo en controversia. ■

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1 López, C., Wade, P., Restrepo, R. & Santos, V., (2017) Genómica mestiza. Raza, nación y ciencia en Latinoamérica. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.

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