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martes, 19 marzo, 2024
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Marguerite Yourcenar o la pasión humana vuelta lucidez universal

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Por: SIGIFREDO ESQUIVEL MARÍN •

La Gualdra 558 / Filosofía

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En la década de los noventa, siendo adolescente, asistía al taller literario de Daniel Sada. Aún recuerdo el brillo de sus ojos inquisitivos cuando habló con pasión de “una gran novela, una obra excepcional”, Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar (Editorial Sudamericana, 1983). En cuanto pude leí el pequeño librito en una versión de bolsillo en la traducción de Cortázar. Verdaderamente todo estaba ahí: arte, pensamiento, reflexión profunda sobre el hombre, maestría de estilo. Claro está, dichas elucubraciones me llevaron años de lectura, aún creo estar releyendo la obra encontrando cosas nuevas.

Es una novela histórica que reconstruye el universo cultural y axiológico del imperio romano bajo la mirilla de un hombre que une varias contradicciones flagrantes: ser el hombre más poderoso del imperio más grande y ser filósofo herido de finitud, muerte y melancolía por su condición mortal. En el recogimiento interno y la soledad, Adriano reflexiona sobre el mundo y el hombre. Una novela histórica paradigmática.

El pensamiento helenista romano decadente sirve de pretexto para efectuar una elucidación profunda del ser humano. No importa si el retrato del emperador esbozado corresponde “realmente al ser de carne y hueso”, bien sabemos que toda rememoración del pasado es una lectura en y desde el presente. Lo relevante es que la escritora nacida en Bruselas en 1903 recrea un personaje profundamente humano que nos transporta al corazón del imperio en decadencia.

Luego he leído un poco de aquí y de allá en su obra, de forma asistemática. Tengo presente otra obra maestra que me encanta Cuentos orientales (México, UNAM, 2008), narrativa exquisita elíptica que expresa el espíritu de Oriente. Comparto su entusiasmo e interés por las tradiciones orientales filosóficas, en particular, el budismo, taoísmo y tantrismo. Igual que en Borges –a quien la escritora admiraba profundamente– el pensamiento oriental sintetiza motivo y trama intelectual para crear universos imaginarios con una densidad metafísica profunda y, al mismo tiempo, transparente.

Encuentro un parangón natural entre Borges y Yourcenar, ambos son grandes escritores pensadores, sus obras trascienden la anécdota o el estilo preciosista para convertirse en auténticas obras de arte que reflexionan sobre los confines de la humana condición, la libertad, el tiempo, el destino; empero, por mucho que admire a Borges, lo cual es sin reserva alguna, en favor de la primera mujer de la Academia Francesa, considero que los personajes de Yourcenar tienen una singularidad absolutamente irreductible perfectamente lograda que se confronta con el destino ciego y aciago.

Sus poemas y aforismos me parecen de una lucidez resplandeciente, límpida y luminosa, entre la melancolía de Cioran y el vitalismo solar de Saint-John Perse. Sus Ensayos (México, DeBolsillo, 2018) se inscriben en la tradición francesa de Montaigne, Voltaire y Camus, la grandeza de su estilo no eclipsa el tratamiento riguroso y claro. Al respecto se puede citar el ensayo titulado “El tiempo, gran escultor” donde reflexiona sobre el paso y modelado del tiempo a partir de las estatuas y ruinas griegas que tanto amaba y frecuentaba. Considera que las modificaciones del tiempo, sus heridas y cicatrices son parte ya de las obras, es el tiempo, coautor de las obras, quien otorga una majestad sublime. E igual que en Borges, en Yourcenar también hay una calidad meridiana incuestionable en todas sus obras.

Su trilogía autobiográfica, inconclusa, El laberinto del mundo (México, DeBolsillo, 2017), no es una obra donde el ego subjetivo narcisista se congratula y vanagloria de sí mismo, todo lo contrario, el micro-cosmos vital de la escritora está abierto al mundo. Ejercicio de despersonalización ejemplar, su autobiografía es una biografía de la época de cara a la condición humana sin más. Yourcenar es un clásico moderno cuya lucidez ilumina la noche oscura del nihilismo contemporáneo.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/lagualdra558

 

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