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viernes, 17 mayo, 2024
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Instituto de Ciencias, vida académica, administrativa y estudiantil (Parte 1)

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Por: Juan Manuel Rivera Juárez •

A un mes de haber tomado posesión como Gobernador del Estado, el Dr. Donato Moreno Muro dio a conocer que la política educativa de su gobierno estaría orientada a cumplir los anhelos revolucionarios, como proporcionar al pueblo educación y cultura, recursos necesarios que le permitirían por sí mismo mejorar sus condiciones de vida y aprender a vivir con libertad. Con esta visión, el 16 de octubre de 1920 expide el Decreto 24 en el que se establece la creación de un Consejo de Educación para entregarle el Instituto de Ciencias con muebles y aparatos de laboratorio; un subsidio anual de 25 mil pesos; facultades para formular sus programas y reglamentos, para establecer cuotas de colegiatura y para expedir títulos profesionales avalados por el Gobierno; por otra parte, sólo se demandaba una enseñanza laica, para que el Instituto fuera un establecimiento al servicio de todos los credos y de todas las tendencias filosóficas.

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En la justificación de tal decisión expuso una serie de consideraciones muy a tono con el momento histórico que se vivía: “La instrucción elemental debe ser la base para elevar el nivel medio cultural de nuestro pueblo”. “La obligación del Estado de preparar a las clases marginadas para que se enfrenten a la vida con posibilidades de éxito, así como la indiscutible verdad de que la ignorancia es el principal obstáculo con que tropiezan”. “Hasta la fecha se ha dado importancia preferente a la educación secundaria y profesional gastándose la partida presupuestal del Erario para Instrucción Pública en esta clase de estudios, que hoy por hoy, en todo el mundo civilizado se ha convenido en que no deben ser gratuitas”. En su opinión la calidad de la educación resultaba mejor cuando era impartida por una institución privada, a diferencia de lo que ocurría en las oficiales.

Esta decisión colocaba a Zacatecas a la vanguardia en el movimiento hacia la autonomía de la educación superior, aunque propiciada por el estado que se comprometía a proporcionar subsidio al Instituto, hasta que pudiera contar con recursos propios que le permitieran alcanzar una vida autónoma. Este intento de autonomía se disfrutó poco tiempo, ya que el Consejo al que se confió el Instituto incurrió en varios errores, entre otros, el de no solicitar de otras instituciones el reconocimiento de los estudios y el permitir que en sus aulas se realizara propaganda sectaria. Esto propició que el Diputado Benjamín R. Díaz presentara en el Congreso del Estado una iniciativa para derogar el Decreto 24, la cual fue discutida el 9 de mayo de 1922 con la presencia de una nutrida concurrencia de maestros y alumnos del plantel, la iniciativa fue aprobada. Como la autonomía no se había adquirido a partir de un movimiento estudiantil (que sí ocurrió en la década después), se perdió con la misma facilidad con que se adquirió. 

El proyecto de Decreto fue enviado al Ejecutivo para que realizara las observaciones pertinentes, por lo que fue hasta el 3 de febrero de 1923 cuando se promulgó el Decreto 266, que derogaba el 24; se especificaba que el Instituto de Ciencias nuevamente  formaba parte de las instituciones oficiales del estado; que de la dirección se encargaría una Junta Directiva integrada por cinco miembros; el nombramiento de profesores lo haría el Ejecutivo a propuesta de la Junta; el Director sería nombrado y removido libremente por el Gobierno, que a partir del año lectivo siguiente se establecería la carrera de Ingeniero Topógrafo e Hidrógrafo y que los adeudos que había dejado el Consejo los cubriría el Gobierno del Estado.

Transcurrido el tiempo, los nuevos directores del Instituto se preocuparon por reformar y adaptar los programas de estudio, para colocarlo a la altura de los mejores, actividad que se reflejó en el mejoramiento académico de los alumnos. A partir de ese momento hubo una gran actividad en torno a la formulación del Plan de Estudios, procurando formar un solo cuerpo homogéneo y ponerlo en consonancia con los programas de los planteles del país y especialmente con los de la Capital de la República, buscando con ello darle una mejor orientación y resultados prácticos en la educación. El estudio realizado por la Junta precedida por el Lic. José Falcón, concluyo que el rezago en los estudios secundarios y preparatorios se debía a que sus programas se basaban en los de la Escuela Nacional Preparatoria, sin tomar en cuenta la profunda transformación social del país después del movimiento de 1910, que exigía un nuevo concepto de equilibrio social en materia educativa y de una igualdad de oportunidades para acceder a la cultura.

El 16 de febrero de 1931 se promulgó un nuevo Plan de Estudios por parte del Gobernador Luis R. Reyes (Decreto 428), en el artículo uno se anuncia la creación del Colegio del Estado de Zacatecas, que albergaría en su seno una Escuela Secundaria, una Preparatoria y los Estudios Profesionales que fuera posible sostener, para sustituir al Instituto de Ciencias, que ya no respondía a los reclamos sociales del momento. En el segundo artículo se planteaba impartir educación superior y organizar la Investigación Científica, principalmente la relacionada con los problemas nacionales, para formar profesionistas y técnicos útiles a la sociedad y para que expresaran en su momento la más alta cultura nacional, para que contribuyeran a la integración del pueblo mexicano.

Se establece con carácter de obligatorio el aprendizaje de un oficio, con el objetivo de que, si por alguna circunstancia el alumno no pudiera continuar sus estudios profesionales, estaría capacitado para ser útil a sí mismo y a la sociedad por medio del trabajo. Una vez consolidado el Colegio del Estado, se estableció contacto con UNAM, para solicitar el reconocimiento de sus estudios. Las gestiones fueron realizadas por el Ing. Francisco V. Escobedo. La Universidad envió al Lic. Mariano Silva y Acevedo, para verificar las condiciones en que funcionaba el Colegio. El Colegio fue reconocido como de primera categoría entre los demás de la República. La declaratoria llenó de júbilo a los zacatecanos, quienes empezaron a gestionar para que se le restituyera su nombre original. La iniciativa se presentó al Congreso del Estado, discutida en la sesión del 17 de mayo de 1932 y mediante la expedición del Decreto Num. 128 de parte del Gobernador Leobardo C. Ruíz se estableció que, a partir de esa fecha, Instituto de Ciencias sería la denominación que llevaría el Colegio del Estado. 

Se parte de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia (LUMAT). Informes:

http://lumat.uaz.edu.mx/; https://www.facebook.com/LUMAT.UAZ; https://twitter.com/LumatUaz.

1Docente Investigador de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia. LUMAT.

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