Es bastante complejo hablar de la izquierda en Zacatecas, precisamente por haber estado esta forma de gobierno al frente, hace difícil describirla en el estado. De hecho, no sabría a ciencia cierta particularizar las características que durante doce años le dieron, cuando menos en el papel, la categoría de “izquierda”.
Sin entrar en ideas románticas, entiendo por gobierno de izquierda a aquel que destina gran parte de su presupuesto a desarrollo social, aquel que destina su gasto en crear a mediano y largo plazo un andamiaje estructural por donde puedan transitar y ser diseñadas políticas públicas que beneficien a todos; en concreto, un gobierno de izquierda es aquel que sin caer en el populismo (termino mal usado y tan de moda), tiene clara la tarea de beneficiar a todos.
Los doce años de los que hablo son, desde luego, los de Ricardo y Amalia, ambos gobernantes bajo las siglas de un partido “de izquierda”, pero el hábito no hace al monje, ni el PRD era (ni es) un partido congruente con su génesis, ni Ricardo era un político identificado con esta ideología. Sin embargo se debe reconocer que los números por más maniqueos que sean y más desleales que parezcan por ser siempre una salida fácil y a modo de los malos gobiernos como es el caso ahora, son fríos y contundentes.
Los presupuestos extraordinarios se manejan por parte del gobernador@ en turno, desde siempre, más allá del crecimiento exponencial por la inflación, es una característica de la que ningún mandatario puede prescindir, porque habla de sus influencias en el Gobierno Federal y de su capacidad de gestión, por lo tanto, no todos dicen la verdad. Ricardo y Amalia aún teniendo a un gobierno federal de diferente partido, lograron crecer sustancialmente el presupuesto anual del estado y traducirlo cuando menos en infraestructura y obra social, gobernaron con la izquierda pues.
La historia la conocemos y hoy nos encontramos con un gobierno emanado del Monrealismo, soportado por el Amalismo y patrocinado por el lado más rancio del PRI, tenemos pues, a un gobierno y a un gobernador sin ton ni son. Es por eso que la falta de liderazgo crea la oportunidad de cotos de poder o virreinatos al amparo del que no gobierna y si bien pasa en el partido en el poder, porque no habría de pasar en la oposición y fundamentalmente en la izquierda que es donde se encuentra más cómoda.
Los fragmentos de la izquierda son tantos que no podría recordarlos todos, pero es suficiente mi memoria para saber que en la lógica más elemental, si no hay unidad entre esos fragmentos se pronostica una derrota electoral y seis años mas de banca para quienes acompañen esos proyectos. Si bien es cierto que David encabeza las encuestas, es también sabido que los intereses de permanecer en el poder son tantos que antojan difícil la llegada de Morena al poder. Por otro lado, la opción de Rafael Flores y la alianza PAN-PRD tienen a favor y en contra varios factores, la génesis de la alianza es su principal fortaleza y debilidad, en el pragmatismo de la inercial carrera por el poder es indispensable juntar el agua con el aceite, aunque a los más puros no les guste, de igual forma, nadie de los que pintan para jugar puede presumir su impío puritanismo. El problema, en todo caso sería que estos dos frentes (David y Morena y Rafa y PAN-PRD) disputaran el mismo mercado electoral y el resultado sería desastroso, de alguna manera estarían haciéndole el trabajo sucio a la otra alianza PRI -Verde, al mandar a tercios la elección, eso si no se atraviesa algún “independiente” cómodo para el proyecto oficialista y de esta manera atomizar la elección y ser sólo testigos presenciales de la contienda.
Es indispensable un cambio de ruta en el timón del gobierno de Zacatecas y se me antoja con la hipotética alianza de las izquierdas, cuando menos mis ideales estarían ahí, pero la realidad me invita a pensar en que esa hipótesis no será posible por los intereses y ambiciones de quienes la representan y es ahí, en ese preciso punto que radica el problema más grande históricamente de quienes se ostentan como políticos sociales, al final no se ve una clara diferencia entre el proyecto oficialista y el alternativo, urge pues, dejar a un lado los intereses personales.
No hay otro camino, o se sientan y pactan David y Rafael o estarán predisponiendo al electorado consiente a una encrucijada, meterán a los electores a la dinámica de decidir entre dos proyectos en su esencia parecidos o votar por el proyecto del continuismo, y ya, una vez perdida la contienda tal vez conseguir para ellos algunos espacios en las cámaras, pero desde ahí, en la trinchera de la cómoda legislativa se ha demostrado que no le sirven mucho a Zacatecas. Urge pactar.
Al político zacatecano más bohemio y mejor orador de los últimos tiempos, Tomas Torres. ■
