Aunque la fecha de inicio de esta organización social y política comúnmente se establece en los días 24 y 25 de enero de 1974, hace 45 años, lo cierto es que ya se tenía un importante tiempo trabajando para conformar el gran movimiento que tendría lugar al cabo de pocos meses. Grupos de estudiantes de la universidad y del Partido Comunista Mexicano habían establecido contacto con los sectores más pobres del campo y la ciudad, emprendiendo, aunque de manera aislada, luchas por conseguir una serie de urgentes demandas económicas y acceder a una vida mejor.
Los universitarios, aglutinados en la Federación de Estudiantes, con su presidente Javier Enríquez Félix y un sobresaliente y enjundioso grupo de izquierdistas entre los que sobresalían Javier Aguiñaga, Mateo García Bazán, Jesús Trejo Reyes, José Luis Ramírez, Martín Ornelas y Ricardo García Mata, encabezaron, entre varias acciones, a un grupo de campesinos solicitantes de tierra en el ejido Zaragoza, y después de la invasión y una escabrosa negociación (on, on). La consiguieron. Asimismo, se había logrado la formación de una importante colonia en Valparaíso. Encabezaron igualmente a unos trabajadores del Hospital Civil que luchaban por obtener unas mejores condiciones de trabajo. Claro, también estaban teniendo una participación notable por hacerse del “poder” en la universidad, buscando darle una orientación diferente a la forma de estudiar y prepararse académicamente.
Fue el germen del Frente Popular.
¿Qué impulsaba a ese curioso, y muy minoritario, claro, sector estudiantil a ponerse a la cabeza del movimiento popular, de protesta y contestatario, en aquella época difícil en que ser oposición en México era una temeridad, pues quienes desafiaban al sistema estaban con un pie en la cárcel y otro en la tumba? Un sentimiento de justicia y de igualdad. Como se sabe, los jóvenes en cualquier lugar han tenido destacamentos que se niegan a guardar silencio y a conformarse con ver pasivamente las condiciones de miseria y desigualdad social. Desean intervenir y poner remedio en la medida de sus fuerzas y sus perceptibles limitaciones. Es la condición de la juventud. De al menos algunos miembros de la juventud. Carentes, todavía de los fatales intereses económicos y del pesimismo de los sectores bien pensantes, creen factible arreglar el mundo.
Fueron ellos el alma del, casi glorioso, Frente Popular de Zacatecas. Obviamente seguían una orientación política: El Socialismo. Buscar un beneficio así, a secas, para los pobres de la ciudad y del campo, sólo para procurarles una vida mejor, los habría acercado a las agrupaciones que hay en torno a las madres de la caridad. Y claro que los jóvenes del Frente, no tenían esa orientación. El objetivo era llevar las cosas por el sendero de las luchas populares para educar al pueblo en la práctica y bajo la teoría de la doctrina política que tiene en Carlos Marx a su gran pensador.
Así las cosas, el accionar del Frente Popular, luchando por mejores condiciones de vida para la gente (qué objetivo tan más noble) iba a suscitar, sin embargo, una evidente polarización. Al ser sus acciones inspiradas según los esquemas de la izquierda y del socialismo, y aunque el México originado de la gran Revolución Social Mexicana, iniciada en 1910, tenga la mayoría de sus instituciones claramente socialistas también, concitó desde el principio de su existencia, el rechazo tajante de la derecha y los sectores bien pensantes de la sociedad.
Por supuesto, en el Frente se ponía más énfasis en la lucha por conseguir mejores condiciones de vida para el vasto sector de necesitados de nuestra región. Y en la medida de lo posible quería atenuarse el sentido de lo político y de cambiarle al pueblo radicalmente sus ideas, de atraso y superstición. Según el esquema del gran líder, el Licenciado Jesús Pérez Cuevas, esto sería factible y atraería a importantes sectores medios de la sociedad que de otro modo mostrarían una marcada animadversión a las luchas políticas e ideológicas del Frente. Y tuvo razón.
El momento más álgido del Frente se dio en diciembre de 1976. Cuando Luis Echeverría, casi al final de su mandato, accede a adquirir cinco grandes extensiones de tierra que el Frente venia solicitando, cuatro de ellas arriba de mil hectáreas, para otorgárselas a los campesinos organizados en el FPZ. Qué éxito. Siempre se había manejado la circunstancia que esas grandes extensiones de tierra eran latifundios simulados, incluso fuera de la ley agraria vigente, pero el gobierno de Echeverría no expropió; con una estrategia más solemne y para no provocar tanto conflicto, se las compró a los propietarios y la otorgó a la gente.
Por supuesto, llegaron de igual forma, apoyos financieros de todo tipo buscando convertir esas tierras en una fuente de trabajo permanente y de bienestar para los campesinos.
Casi cien grupos organizados formaron el FPZ. Mucho se consiguió. Pérez Cuevas y el líder estudiantil, Salvador González Leaños, llegaron a formular y a poner en marcha en varias comunidades unidades de producción agrícola y ganadera bajo la concepción de un trabajo colectivo novedoso y diferente a como lo proponía el gobierno federal, que era quien daba finalmente el gran soporte monetario.
Hoy, entre poco y absolutamente nada, queda de todo aquel gran esfuerzo colectivista y socialista. Pero bueno, quién dijo que a la primera se ganaría, accediendo el hombre, fácilmente, a un nivel superior de convivencia, justicia y de trabajo… ■
