La Gualdra 528 / Música / Op. Cit.
Si de subrayar vocablos, fraseos y versos escuchados en el “último concierto” del catalán Joan Manuel Serrat (Poble Sec, 1943) se tratara, cualquiera de los diez mil asistentes al Auditorio Nacional de la gran ciudad podría deslizar la rayita nerviosa por recuerdo, amistad, deuda, tributo, esperanza, mañana, vida. Todos, insertos en los cientos de canciones compuestas y entonadas a lo largo de cincuenta y tres años por estos territorios, prolongación de lo iniciado en los lejanos y primeros 60 con la llamada nova canço catalana, y que el nacido en “familia humilde” refrendó entre canción y canción, a lo largo de dos horas y media de una noche de mayo de este post pandémico dos mil veintidós.
No podía faltar la referencia a “lo mal” que todos en este mundo la hemos pasado “estos dos años…”. Pero de “eso no hablar…, que la palabra mañana sea un sinónimo de vida”, dijo Serrat. De vida para unos y otros, personas y personajes, los miles y miles que lo han seguido en este y muchos otros países. Vida pulsante que recordó con una de las piezas más emblemáticas de su vasta discografía, en este caso la musicalización del poema “Para la libertad”, de Miguel Hernández, “aún tengo la vida”.
Poeta al que, comentó en otro momento, España y el mundo le deben justicia precisamente este año en que se cumplen ochenta de su muerte en una cárcel de Alicante. También de Hernández se incorporó al repertorio “Nanas de la cebolla”; incluso el arranque fue con otro poema del “cabrero que decidió ser poeta”, “Dale que dale”, aquel donde se pide: “dale al cabrero, monte, hasta dejarle inmóvil…, dale al monte, lucero, hasta que se haga cielo…, dale, Dios, a mi alma, hasta perfeccionarla…”.
La musicalización corresponde al disco Hijo de la luz y de la sombra que en 2010 editara el cantante, complemento de aquel Miguel Hernández, de 1972, que entre los dos suman veintitrés poemas “recuperados” del poeta de Orihuela, sinónimo de humildad y compromiso. (Alguna vez contó Serrat que cuando tuvo en sus manos la primera muestra del disco de los 70, se apuró a entregárselo a Josefina Manresa, viuda del poeta, quien se lo recibió con sencillez. Solo al final del encuentro, y tras agradecerle el obsequio, Manresa le diría que lamentablemente no podría escucharlo por carecer de un aparato reproductor. Entonces Serrat acudió pronto a conseguirle uno).
Extendido concierto (El vicio de cantar) con interpretaciones de cajón y especiales, como la de “Es caprichoso el azar”, proveniente de uno de los últimos discos del cantante, que se hizo acompañar de Tania Libertad, nuevo momento para exaltar la amistad. Y con ello el recuerdo a las muchas presentaciones de Serrat en México, en su memoria las de los años 75-76, cuando a partir de sus declaraciones en contra del agonizante régimen dictatorial de Francisco Franco en España, tuvo que exiliarse por varios meses en nuestro país. La empresa entonces ideada por el catalán fue hacerse de un pequeño camión donde montó a toda la banda musical, para recorrer ciudades y pueblos de la geografía mexicana.
¿En dónde más realizó presentaciones durante todos estos años Serrat? Solo en la gran ciudad se recuerdan el Palacio de Bellas Artes, los teatros de la Ciudad y Ferrocarrilero, el mismo Auditorio, la Plaza de toros y el Zócalo. Un gran concierto ofrecería ahí tras el triunfo de la izquierda mexicana, en las elecciones de 1997. Un lugar más, lo recordó él mismo, mismo, el auditorio Justo Sierra de la UNAM, todavía no renombrado Che Guevara, en ese año del debut, el 69, uno después del 68 “difícil para ustedes, el de los estudiantes”.
Fin del final
La noche avanza y con ella el fin del concierto. Pero habrá final-final. Una rara y corta versión de “Las golondrinas”, y otra de las más profundas canciones del gran José Alfredo Jiménez, “Un mundo raro”. “Porque yo a donde voy hablaré de tu amor como un sueño dorado, y olvidando el rencor no diré que tu amor me volvió desgraciado”.
Y si en esa tarde del 98 en el zócalo de la gran ciudad el grito final fue un “Sois unos chingones”, ahora, el último, previo a la gira que lo llevará por varias localidades españolas para terminar en diciembre en su Barcelona (“la quiero desnuda y entera resbalando entre los ríos con sus fantasías y sus cicatrices. La quiero con el entusiasmo de un recluta enamorado porque está viva y porque se queja mi ciudad”) muy cerca ya de Navidad, fue un “Viva México, cabrones”.
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Aficiones y lealtades
Toda gran canción parece a la vez intemporal y de época, alude a la vez al tiempo en que fue escrita y al que vive quien la escucha. Uno no puede saber cómo será su vida futura, pero sí sospechar cuáles de sus aficiones y lealtades le seguirán acompañando mientras viva. En mi porvenir, igual que en mi pasado, estoy seguro de que seguirá habiendo canciones de Serrat.
Antonio Muñoz Molina
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Fechas claves en la carrera de Serrat
- 1943: nace en un barrio popular de Poble Sec.
- 1961: con sus compañeros de la mili, funda un conjunto musical integrado por dos guitarras, un contrabajo y una batería.
- 1965: graba su primer disco y debuta en el teatro de Esplugues de Llobregat.
- Interviene en el famoso concierto nova canço catalana.
- 1969: musicaliza poemas de Antonio Machado; primer viaje a México.
- Publica Mediterráneo y consolida su presencia en Latinoamérica.
- 1972: musicaliza poemas de Miguel Hernández.
- 1975-76: exilio en México.
- 1983: publica Cada loco con su tema.
- 1985: musicaliza la obra del uruguayo Mario Benedetti.
- 1986: graba en portugués.
- 1992: con su nuevo disco, Utopía, reúne 200 mil personas en Buenos Aires.
- 1996: inicia conciertos al lado de Ana Belén, Víctor Manuel y Miguel Ríos.
- 1998: se presenta en el Zócalo de la CDMX.
- 2007: inicia conciertos al lado de Joaquín Sabina.
- 2011: recibe el Doctorado Honoris causa por la UNAM.
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