■ La Revoltosa
Se acerca la recta final para las campañas a diputaciones federales y un factor que inclina la balanza es el llamado voto blando; ese sector de votos indecisos que corresponde a más de 30 por ciento de los votos totales y que influye en gran medida en el resultado de los comicios.
Si usted es partidario del “no voto” tenga por seguro que abstenerse de tan importante acción es un voto para la permanencia del gobierno en turno, que no ha hecho otra cosa más que hundirnos, así de fácil. Cuestión comprobable que saben y que siempre han utilizado los medios y comunicadores del gobierno para desahogar el descontento generalizado.
Ésta es una idea tentadora, claro, pero que sólo sirve para desinteresar al electorado en momentos verdaderamente difíciles para quienes usurpan el gobierno. Díganme loco, pero sinceramente veo la posibilidad de una alternancia a la vuelta de la esquina, sólo es cuestión de asumir nuestra responsabilidad ciudadana. Quizá un proceso histórico con la participación de la ciudadanía y que, claro, va más allá de los partidos políticos.
Sin embrago es necesario caminar por el sendero de la participación: no hay de otra. El voto apenas es empezar a gatear para muchas personas. Pero sin duda con el tiempo la gente se organiza y crea organismos más complejos.
En mi opinión, quienes difunden el abstencionismo o desconocen la historia de manipulación y complicidad de los medios que difunden tal mensaje, se encuentran emberrinchados con la sociedad política negando saber la realidad que sin duda tiene matices y agentes muy dignos y rescatables.
Yo me sumo la llamada participación. Una elección no arregla Zacatecas, ni el país. Pero una sociedad volcada a la participación política consciente y de buena fe puede generar verdaderos procesos para cambiar el mundo. Lo relevante de la votación en el acto en sí de sentirse responsable de tal o cual elección por lo que navegaremos juntos.
Quienes reducen la democracia al ejercicio del voto son los mismos detractores de éste. Creo que varios quisiéramos ver mayor participación ciudadana y votar es como empezar a gatear. Así de fácil.
¿POR QUÉ NO VOTAR? INOCENCIA BOTELLO
Como bien dice el compañero Enrique la democracia no debe ser reducida al voto, los cambios reales llegaran del compromiso social, es por eso que creemos que los comicios electorales siguen siendo una muestra más de la farsa que, hoy por hoy, representan los intereses de élites de poder que jamás serán los mismos que los intereses reales del pueblo.
Mientras los dueños del poder, sean del color que sean, “pelean” por un lugar en el congreso, la vida real, de la gente de a pie, sigue su curso y la desigualdad sigue siendo el pan de todos los días.
En últimas fechas hemos podido constatar que no importa el color del partido en el poder, ahí está el caso claro de las tonterías que durante la administración amarilla se hicieron en el estado, pobreza y una mega velaría cayéndose, violencia y un centro de convenciones inservible y terminando esto llega don Miguel Alonso a decir que Amalia hizo todo mal y resulta que salió peor el remedio que la enfermedad.
La única realidad de la que nos percatamos los jóvenes en el estado, o al menos la mayoría, es la del despojo: de tierras, de recursos naturales: metales, agua; de fuerza de trabajo y hasta de identidad: con las remodelaciones a la ciudad.
Y de igual forma hay que estar conscientes de que el hecho de votar jamás influirá en las decisiones de los que manejan el capital financiero, esos para quien trabajan gobernadores y diputados, esos que manejan el mundo.
Vivimos atendiendo a un modelo de Estado desfasado y podrido, vivimos jugando a la democracia cuando desde hace mucho sabemos que en la clase política no hay nadie que nos represente.
Que vote quien quiera votar, será la historia quien dicte si era o no lo correcto, pero a la par hay que buscar organización y trabajar juntos, desde abajo, en la mejora de nuestras vidas, de nuestra realidad.
Creemos, al igual que Enrique, que el mundo nunca cambiará por las decisiones que se tomen en una simple elección, es por eso que tenemos que empezar a reconocernos, apoyarnos entre vecinos, entre amigos, entre iguales y tenemos que dejar de poner el curso de nuestras vidas en manos de aquellos que han demostrado no servir para nada.
NOTA.
Agradecemos y reconocemos el esfuerzo de l@s compañer@s Enrique Fuentes e Inocencia Botello permitirnos acercarnos a su pensar y a su sentir.
La columna “La Revoltosa” es un pequeño (muy pequeño) proyecto editorial que busca utilizar una herramienta común (un medio de comunicación), como espacio para discernir, confrontar, estudiar y, hasta escuchar/nos. Es una pequeña aventura que nos propusimos aceptar: aquella de practicar el diálogo público que generan las ganas de vivir una sociedad nueva. ■
¡Qué Viva la Libertad!
