Delfina y Leticia, Fina y Lety, o como les llamen sus cercanos y amigos, ya tendrán algo que contarles a sus nietos. El hecho de que por haber sido cercanas, leales e incondicionales del presidente de la República en turno tuvieron el honor, que, a muchos otros maestros con más luces y experiencia educativa, la fortuna y la providencia les negó, a saber: que ocuparon las sillas de la dependencia más importante de nuestro país. El mismo lugar en el que despacharon celebridades como Vasconcelos, Bassols, Torres Bodet, Agustín Yáñez y Reyes Heroles. Ilustres mexicanos de esa talla intelectual y política. Cero y van tres. Leticia Ramírez es la tercera funcionaria que ocupara el cargo al frente del ministerio de Educación del actual sexenio. El primero, Esteban Moctezuma ha sido el de más tablas. Ya había ocupado ese mismo cargo con Zedillo. Llegó como escudero del magnate del Grupo Salinas y le tocó encabezar la contrarreforma a la Ley punitiva de Peña Nieto, que consideraba el despido de aquellos profesores que después de tres intentos no aprobaran las evaluaciones. El resto de los otros aspectos de dicha Ley quedaron prácticamente igual salvo el cambio de algunas nomenclaturas. A Moctezuma le sucedería Delfina, que llegó a calentar la silla solo a la espera de que la destaparan como la futura candidata para la gubernatura del Estado de México. Su paso como una sombra transcurrió inédita, sin pena ni gloria. No fue capaz de idear e instrumentar un plan emergente para superar el rezago educativo que se hizo más grande con la epidemia del COVID. Una nulidad como secretaria de educación. Mostró un pánico escénico al no dar ninguna conferencia a los medios ni presentarse ante la Cámara de Diputados. Le llega el turno a la otrora activista de la CNTE de filiación maoísta. Si la dejan en el cargo le tocará cerrar el sexenio y hasta entonces se podrá evaluar su gestión. Al igual que Delfina, a las que se les presenta como maestras, llegaron sin luces ni trayectoria y los méritos para ocupar un cargo de la importancia como es el de secretario de la SEP. Entre sus pergaminos académicos no tiene mucho que presumir. Fuera de que se formó en la Nacional de Maestros, tiene estudios truncos en Antropología. Seguramente la absorbió la grilla de la CNTE que la llevó a ocupar la cartera sindical de prescolar, primaria y educación especial de la Secc. 9. La más grande del SNTE. Su filiación política con la que se dio a conocer fue la de ser militante de la OIR. Línea de masas de corte maoísta. Para el profesor Pedro Hernández, cuadro histórico de la Coordinadora que debe conocerla bien; la susodicha llega como titular de la SEP “sin prendas académicas o de investigación sobre el tema [educativo]”. No podría ser de otra forma. Trabajó solo 12 años frente a grupo en escuelas púbicas y tiene ya 22 años dedicada a tareas burocrático-políticas. Es lo que se conoce en la jerga magisterial como “una prófuga del gis”. Como Delfina, no basta con que sean maestras, se requiere algo más que eso para desempeñar un cargo de la importancia como el que le han asignado. Llega por su cercanía e incondicionalidad con AMLO y por su lealtad al político de Macuspana.
Pues esto ya lo ha declarado, para él la lealtad y la honestidad debe estar por encima de la capacidad. Llega por ser una persona de todas sus confianzas, pues su conducción en la política educativa es nula. Lo hace el mismo día en que se presenta el nuevo plan de estudios que se comenzará a aplicar con un plan piloto en 30 escuelas de cada uno de los estados durante el ciclo escolar que está por arrancar. Se encontrará la deserción de 367 mil jóvenes de las aulas. Otros desafíos no menores, resultado de la emergencia educativa provocada por la crisis sanitaria, son los 200 mil jóvenes que no transitaron de la secundaria a la preparatoria, la caída del 13 por ciento de la matrícula de preescolar, maestros a los que no se les paga y el descontento de las madres trabajadoras al ver que desapareció el Programa de escuelas de tiempo completo y los beneficios del horario ampliado; la siempre necesaria capacitación de los docentes. Recapitulando los grandes retos a los que se enfrentara son los de la desigualdad (inequidad), el desaprendizaje y la pavorosa deserción escolar.
Si desea mostrar cierta autonomía deberá empezar por defender el presupuesto aprobado por el congreso para la SEP. Pero sin duda el reto que tendrá la flamante nueva secretaria será el armar y poner en práctica un plan de recuperación académica que busque recuperar los niveles de aprendizajes de los niños y jóvenes que perdieron durante el tiempo en que desaparecieron las clases presenciales. Suerte y éxito, lo van a necesitar.
Tres secretarios son muchos en una administración de gobierno para una dependencia tan importante como lo es la de educación pública. Pareciera ser esta una señal de inestabilidad, crisis y falta de claridad en la cuestión educativa. Pareciera que en materia educativa nos encaminamos a un sexenio perdido.
Para llorar. Cuánta incapacidad e ineficiencia. Resulta inconcebible que un estado tan jodido como Zacatecas, con las carencias que tiene, se registre un subejercicio presupuestal, dinero que se tiene pero que no se aplica. Acaso quienes gastan el presupuesto no han recorrido las carreteras vecinales que están como queso gruyere con tantos baches, para que en su reparación se gastara el dinero con el que se cuenta y no regresar ese presupuesto en diciembre por no ejercerse.
