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sábado, 27 abril, 2024
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Actualmente el acceso a los libros es tan costoso como lo era en la Nueva España

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Por: MARTÍN CATALÁN LERMA •

■ Cristina Gómez, docente de la UNAM, participa en el seminario Manuscritos e Impresos

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■ A lo largo de 200 años en México no se ha fomentado la cultura de la lectura, afirma

El acceso a los libros es tan costoso como lo era en la Nueva España y, al igual que en ese momento, la industria editorial sigue siendo controlada por grandes empresas transnacionales, cuyas publicaciones son consideradas simples mercancías, afirmó Cristina Gómez Álvarez, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Durante su participación en el Seminario Nacional “Manuscritos e Impresos: lectura, lectores”, organizado por la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), expuso que el acceso a los libros hace 200 años y ahora es muy similar en varios aspectos.

“Primero: la mayor parte de los libros que se venden en las librerías siguen llegando de fuera, y aunque la producción mexicana es importante, la mayor parte son libros extranjeros editados en España como en aquella época; segundo: el libro sigue siendo tan caro hoy como fue en el pasado, de forma que el acceso al libro no es barato; y tercero: no estoy segura que en el pasado se leyera más que ahora, pero como hipótesis que demostraré en algún momento, se leía más en el pasado que ahora”, explicó.

En ese sentido, comentó que a lo largo de 200 años en México no se ha fomentado la cultura de la lectura, y el factor económico impide a los ciudadanos adquirir libros; los medios de comunicación, como la televisión, ganaron terreno.

Gómez Álvarez indicó que el libro “es igual de caro que en el pasado. Por ejemplo, un estudiante de Letras de la Universidad de Zacatecas va a comprar un libro en Ghandi de México, pero ese libro viene de España y por lo tanto se encarece”.

También expuso que las redes e intermediarios en la distribución de libros son igual de grandes que en la Nueva España, de manera que siempre ha sido un gran negocio para las editoriales españolas.

El control de la industria editorial por parte de algunas grandes empresas, comentó, muestra que el libro es una simple mercancía, cuya vente implica ganancias y utilidades, con la misma lógica que la venta de cualquier otro producto.

Afirmó además que las nuevas tecnologías de la información como el Internet, donde es posible adquirir obras bibliográficas, no ha permitido un acceso real a la lectura, puesto que se requiere una computadora o un celular y sólo la clase media y alta los posee. Por el contrario, “muchos de mis estudiantes en la UNAM no tienen un Ipad, sólo una computadora modesta”.

Por último, Gómez Álvarez señaló la necesidad de políticas eficientes que impulsen la lectura y que modifiquen los esquemas de comercialización y distribución de las editoriales pequeñas.

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