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domingo, 28 abril, 2024
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Las Juntas Provinciales de España y sus reinos de ultramar

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

El movimiento autonómico de los reinos de la América española que devino en sus guerras de independencia frente a la corona acéfala del Imperio, debe mucho al ejército zarista que derrotó a las tropas de Napoleón Bonaparte. Simultáneamente el emperador francés en la búsqueda por consolidar su Imperio, se lanzó a hacerles la guerra tanto a España como a la Rusia zarista. Contra ambas terminó derrotado.

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La invasión napoleónica en España duró de 1808 a 1813. No la derrotaron las guerrillas españolas en complicidad con el movimiento juntero, sino el crudo invierno ruso, cuando estando por tomar Moscú, el hambre y el frio, diezmaron considerablemente a los soldados del ejército del gran corso quien tuvo que desmantelar su ejército. La entrada de los ejércitos de napoleón a tierras ibéricas empujó a la revolución española. Ésta a diferencia de la francesa de 1789 no tiene por motor la discusión ideológica sobre las contradicciones entre el antiguo y el nuevo régimen, más bien se debatió en la disyuntiva de las aspiraciones liberales del pueblo insurrecto contra el invasor que reclamaba la soberanía popular “o la defensa reaccionaria del trono y el altar” (Domínguez Michael, C., 2004, P. 337). Siguiendo esta idea el crítico Domínguez Michael sostiene que: “Las juntas provinciales de Asturias, Galicia, Sevilla, Zaragoza, y sus réplicas americanas se levantaron negando la delegación divina del poder del rey y trasladando ese carisma a la soberanía popular, proponiéndose lo contrario finiquitaron la destrucción del Antiguo Régimen iniciada en 1789 por los republicanos franceses, a cuyos herederos combatían”, (ibid. p. 342). 

Por lo que se desprende que la española iniciada en 1808, fue una revolución al revés de la francesa que arribó al mismo fin. Los franceses terminaron decapitando a su monarca en tanto los españoles combatieron al invasor en defensa de su Rey, Fernando VII, “El deseado”. El resultado de ambas revoluciones fue el desarrollo de las ideas liberales.

Los patriotas que formaron la generación 1808 se dividieron en dos grupos: los constitucionalistas históricos y el de los jóvenes liberales. Por ejemplo, el caso de Manuel Josef Quintana, el más destacado de los constitucionalistas en materia educativa participante en las Cortes y principal redactor del Proyecto para el arreglo general de la enseñanza pública (marzo de 1814), del que nos ocuparemos más adelante, fue un liberal amante como buen poeta, de las ideas patrióticas y afrancesadas. Un liberal tanto como un romántico.

Las Cortes, legítimas representantes del pueblo depositarias de su soberanía adoptaron un sistema parlamentario que tenía como propósito atender los asuntos políticos, económicos y demás relacionados con los problemas y necesidades de la población como la educación popular, de uno y otro continente, además de las Filipinas. 

Constituidas las Cortes de Cádiz, ciudad que se convirtió en la capital política y de la resistencia contra Napoleón, a estas se integraron las juntas de los demás reinos y provincias fuera de la metrópoli. Zacatecas, constituido ya para entonces en una más de las intendencias novohispanas, estuvo representada por el pinense José María Gordoa, doctor en teología y alto dignatario eclesiástico en la Audiencia de Guadalajara. Entre los temas o asuntos que discutieron las cortes, considerado de suma importancia fue el de la instrucción pública de la niñez y juventud.

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