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domingo, 28 abril, 2024
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Día Internacional de la Felicidad 2024

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

El 20 de marzo se celebra en el ámbito global el día Internacional de la Felicidad, esto con la finalidad de reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la felicidad es una meta humana fundamental, por lo tanto, la Asamblea General de las Naciones Unidas da pleno reconocimiento a dicho propósito y  convoca a lograr un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado del crecimiento económico que promueva la felicidad y la calidad de vida de los pueblos; aspiración un tanto compleja si partimos del hecho de que para muchos países la felicidad de los pueblos no es una prioridad, pues básicamente predomina la tendencia al horror, a la violencia, a las guerras e incluso al exterminio. Según la ONU, los gobiernos y las organizaciones internacionales deben invertir en condiciones que favorezcan la felicidad mediante la defensa de los derechos humanos y la incorporación de las dimensiones de bienestar y medio ambiente en los marcos políticos, tal es el caso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. De tal manera, se tiene que la eficacia de los gobiernos en el mantenimiento de la paz y el orden social, así como en los ámbitos de la recaudación de impuestos, las instituciones jurídicas y la prestación de servicios públicos, está estrechamente relacionada con el promedio de satisfacción vital. La ONU, ha emitido ayer el Informe Mundial de la Felicidad 2024, documento en dónde se agrega un análisis orientado a determinar qué países son más felices en relación con los demás, partiendo de parámetros como la calidad de vida y el bienestar social, siendo que la lista la encabeza Finlandia, Dinamarca, Suecia e Israel, cuyas políticas y estrategias públicas se orientan a fortalecer un modelo de sociedad inclusiva y, el dinamismo cultural y económico como claves de su éxito.  En el lado opuesto encontramos a Afganistán, Lesotho y Sierra Leona, naciones que se identifican por tener mucha inestabilidad socioeconómica y la falta de recursos que impactan negativamente a la felicidad de su población. En Latinoamérica destaca como en otras evaluaciones, Costa Rica por la inmensidad de sus recursos y la estabilidad económica mientras que Haití y Venezuela, motivan debido a su panorama económico y social, la infelicidad de sus nacionales; por lo que respecta a nuestro país, ocupamos según la ONU, el primer lugar en felicidad, superando a Uruguay, El Salvador, Chile, Panamá, Guatemala, Nicaragua, Brasil y Argentina. En este contexto, considero que la felicidad constituye hoy una aspiración ofertada como un bien limitado o que se logra por instantes, a cuentagotas y aisladamente; pudiéramos ubicarla como un anhelo poco palpable por el común de la gente o predestinada solamente para algunos mortales con cierto grado de iluminación. Históricamente hemos sido instruidos más para el sufrimiento que para la felicidad; erróneamente, y como estrategia de contención social, algunas corporaciones políticas y religiosas, han preestablecido al dolor como mecanismo para acceder a la gloria, a la eternidad y a la supremacía espiritual. Paulatinamente, la generación de la tristeza tendrá que ir cambiando, al igual que el discurso y la forma de controlarnos, ya que la felicidad será reclamada por la población cuando se convenza de que ésta es posible en grandes magnitudes y en esta misma vida terrenal, sin mediar sacrificios extraordinarios o poseer virtudes casi celestiales. Haciendo una regresión histórica, para Platón la felicidad es posible en la medida que el hombre pueda contemplar la esencia de las cosas, lo cual se refiere a ver con el intelecto más allá de la ilusión que nos ofrece nuestros sentidos; su discípulo Aristóteles consideraba a la felicidad como el Bien Supremo del hombre y el fin al que, naturalmente, todos estamos inclinados; Kant la definía como el estado de un ser racional en el mundo, al cual, en el conjunto de su existencia, le va todo según su deseo y voluntad. Para el Budismo Tibetano, las cinco reglas de la felicidad son: libera tu corazón del odio, libera tu mente de preocupaciones, vive humildemente, da más y espera menos. De acuerdo con Sócrates, el secreto de la felicidad no se encuentra en la búsqueda de más, sino en el desarrollo de la capacidad para disfrutar de menos, para este pensador griego, la felicidad no viene de recompensas externas o reconocimientos, sino del éxito interno. Sea cual fuere su idea de la felicidad, debemos priorizarla en beneficio propio y de los que nos rodean, así que todos los días, tratemos de ser felices. 

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