■ Con una duración de 70 minutos, la película cuenta la separación y reencuentro de dos hermanos
■ El cineasta se dice explícitamente influenciado de dos directores, Aki Kaurismäki y Elia Suleiman
Los fantasmas de la guerra civil en Líbano siguen deambulando por las ciudades y marcando la vida de las familias. A partir de este sentimiento el director libanés Wissam Charaf ha realizado la cinta Tombé du ciel que ha sido proyectada por la Association du Cinéma Indépendant pour sa Diffusion (ACID) en el marco del 69 Festival de Cannes.
Con una duración de 70 minutos y estelarizada por Rodrigue Sleiman y Raed Yassin, la película cuenta la separación y reencuentro de dos hermanos. Ellos han estado separados durante 20 años: uno era un antiguo militante opositor al régimen y estaba dado por muerto, sin embargo, reaparece y va al encuentro de su hermano menor quien se ha convertido en guardaespaldas en Beirut. Uno era, pues, opositor, y el otro protector de políticos.
El nombre “Caído del Cielo” proviene de la aparición repentina de los hermanos en lugares descontextualizados de la ciudad: por un momento están en las montañas nevadas y en otro en plena playa. Sin embargo, estas apariciones son más bien la imagen de muertos vivientes. Hombres que han sido asesinados, figurativa o literalmente, y tan sólo habitan la ciudad con balas incrustadas en sus cuerpos. El “no lugar” de sus andanzas quiere ser una alegoría del impacto que la guerra civil (1975-1990) tuvo en todo el país.
No es un drama de la guerra sino una parodia llena de humor negro. Una parodia que reutiliza la figura central del que “vuelve The Revenant, el fantasma”. Es más que un drama social, Charaf se burla del infierno. Un filme de humor que lleva a la risa pero a la vez la bloquea gracias a personajes divertidos y perturbadores que tienen una existencia absurda. Parecería que están sacados de los dibujos animados y están en la posición de ratones metidos en una jaula repitiendo las situaciones sin fin.
El director se sirve de dos cineastas de quienes explícitamente se dice influenciado, Aki Kaurismäki y Elia Suleiman. Consigue, a partir de aquí, divertirse y retomar ciertos códigos cinematográficos: los machos peleoneros, matones, piropeadores de chicas y ansiosos de carros de lujo. Mientras que los burgueses se la pasan de fiesta en mansiones y piscinas viendo la guerra y los atentados suicidas sólo de lejitos.
Tombé du ciel ofrece una síntesis, desde lo paródico, de la situación actual de Beirut en donde la amnesia, la paz, los coches de lujo y los clubes van de la mano con las armas, las explosiones y los hombres violentos.
Wissam Charaf nació en Beirut en 1973, Charaf es director de cine, camarógrafo y periodista. Vive en París desde 1998 en donde ha colaborado como editor y camarógrafo de reporteros independientes con la cadena franco-alemana Arte y las diferentes categorías: ARTE Info, ARTE Reportajes, Tracks, Metropolis. Ha estado en diversas zonas de conflicto como el Líbano, Afganistán, Haití y Corea del Norte. Ha sido asistente de realización con el creador de videos Henri-Jean Debon y el de películas Danielle Arbid (Fronteras 2011).
Además de Tombé du ciel ha dirigido el cortometraje Hizz Ya Wizz (2004), presentado en Montpellier, L’armée des fourmis (2007) seleccionado en el Festival de Locarno y Premio del Jurado en el Festival de Lunel.
En 2012 hizo su primer documental It’s all in Lebanon en torno a la mezcla cultural de lo pop y la propaganda que inunda el Líbano desde el fin de la guerra civil. La cinta fue seleccionada en varios festivales y obtuvo el premio Tanit de Cobre en el Festival de Cartagena.
