■ El escritor fue figura central en el crecimiento de la cinematografía latinoamericana, explica
■ Presentan filme durante el evento Martes de Documental y Cine de Ficción; acude realizador
Gabo y el cine (México, 2016), binomio que titula el documental en que se aborda la pasión del Nobel de literatura y periodista Gabriel García Márquez por el séptimo arte, puede traducirse en “lucha y unidad latinoamericana”, dijo en entrevista el realizador y cinefotógrafo Rodolfo Castillo Morales, quien estuvo ayer para presentar esta película de José Luis García Agraz en el Martes de Documental y Cine de Ficción de La Jornada Zacatecas.
Al respecto refirió la disposición que tuvo el nacido en Aracataca, Departamento de Magdalena, en Colombia, para el trabajo en equipo y el respaldo a proyectos de gestión significativos en este ámbito, como lo fueron la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (1985) y la que fuera su sede, la Escuela Internacional de Cine y Televisión (1986), ubicada en San Antonio de los Baños, Cuba.
Lo que exhibe Gabo y el cine es un “sabroso conversatorio” que se expresa como un homenaje, con los cómplices del escritor en el interés de contar historias, también desde la pantalla grande, como Felipe Cazals, a quien instó a filmar La Peste, que tuvo como guionistas al propio García Márquez y Juan Arturo Brennan.
En el filme se relatan asimismo las historias compartidas con Jorge Sánchez, actual director del Imcine, Paul Leduc, Lola Calviño, Ruy Guerra, director brasileño con quien filmó la adaptación de su cuento La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada, y el hijo del autor de Cien años de soledad y cineasta Rodrigo García, entre otras voces.
“Es un anecdotario fantástico” que muestra a un Gabriel García Márquez siempre dispuesto “a apoyar a los demás; ninguna persona tuvo siquiera el más cercano dejo de poder hablar mal de él, pues tenía un gran corazón y don de gente. Pero nos dejó sobre todo un trabajo de gestión cinematográfica que de alguna manera ha permeado a nuestras generaciones”.
García Márquez fue fundamentalmente un adaptador de guiones, más de las obras cuentísticas de otros autores que las propias, estas últimas que era reticentes para que se llevaran a la pantalla grande, supone Castillo Morales, debido a su preocupación por el traslado del lenguaje literario al fílmico de su obra, y un gestor.
La faceta del Gabo cineasta-cinéfilo ha sido poco explorada, lamenta, pues representa una figura central en el crecimiento del cine latinoamericano.
En México, el escritor quiso junto con Luis Alcoriza y Felipe Cazals “romper un poco el esquema de la cinematografía nacional”, pero lo intenta infortunadamente en un momento poco propicio de la industria fílmica, entre finales de los 70 y principios de los 80.
“Sí tiene una injerencia muy grande entre una generación de cineastas que les toca quizá el periodo más oscuro de la cinematografía nacional, a la que pertenece García Agraz, y que se ha denominado la generación perdida, pues no lograron dejar su impronta la historia del cine en México, refiere.
Aunque se experimentaron nuevas temáticas y lenguajes estéticos, es en los años 80 en que logran consolidar un taller de escritura de guiones, Las mil medias horas, del que derivan tres cortometrajes, uno dirigido por José Luis García Agraz, otro por Carlos García Agraz y uno más por parte de un cineasta cubano.
Con María Novaro, Jorge Sánchez y su hijo Rodrigo, funda la productora Amaranta, que tuvo como primera producción la película Mi querido Tom Mix, que no situaría Castillo Morales como inscrita ya en el denominado Nuevo Cine Mexicano, pero refiere, que Carlos Cuarón, que luego filmara con el Chivo Lubezki, Solo con tu pareja, formaba parte del equipo de García Agraz, esta cinta la inserta en el nuevo paradigma.
Gabo y el cine, película recién estrenada el pasado 17 de abril coincidentemente con el segundo aniversario luctuoso del autor de El amor en los tiempos del cólera, en la televisora estatal Una voz con todos, es también un cruce de caminos, por ejemplo, los que se suscitaron en la filmación de En este pueblo no hay ladrones, cuento de García Márquez que fue llevado a la pantalla donde participan el propio autor, Juan Rulfo y Carlos Monsiváis.
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