19.2 C
Zacatecas
viernes, 26 abril, 2024
spot_img

Incredulidad ante las reformas: motivos justificados

Más Leídas

- Publicidad -

Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS • Araceli Rodarte • Admin •

Desde hace cinco sexenios vivimos en el estancamiento económico, y al inicio de cada sexenio se hacen pomposas promesas del esperado despegue económico del país. Y nada: el vuelo no llega. El mecanismo de la inducción hace que pensemos en automático que ésta es una más de las promesas de otro sexenio más: un evento que se repite de forma continua genera la tendencia a creer que el futuro cercano será igual. Aunque, en contra de la lógica inductiva está el famoso ejemplo del llamado Pollo de Russell, que narra la historia de un pollo que todas las mañanas recibe la visita del granjero y con él, el maíz esperado. Una mañana, al ver que se aproximaba el granjero, pensó que recibiría su maíz como todos los días, pero esa fresca madrugada lo que recibió fue una torcedura de pescuezo. Así, lo que indica el ejemplo, es que en cualquier momento las cosas pueden cambiar el futuro. Sin embargo, si actuamos de manera menos intuitiva, y revisamos la adecuación de las acciones como causas y como efectos, es poco probable que los resultados cambien si las recetas siguen siendo las mismas. Y en el caso de México, las reformas son la aplicación a mayor profundidad pero de la misma receta de los años anteriores. Luego entonces, pensar que el futuro va a arrojar distintos resultados cuando no han cambiado las acciones precedentes, es ingenuo.

- Publicidad -

Así, en la percepción de la población observamos ambos mecanismos: la inducción de la promesa incumplida y la razón de los mismos medios para mismos efectos. En ambos hay cierto grado de racionalidad en la conclusión de sus creencias, y por tanto, en su escepticismo. Es decir, no se trata de un escepticismo irracional o absurdo. Pero hay otro elemento a la pregunta, ¿por qué la mayoría de la población no cree en las reformas y, por tanto, no cree al gobierno? Por la forma en que fueron confeccionadas dichas reformas pues no buscaron ni permitieron la participación de la población. Esto es, se aprobaron sin tomar en cuenta a los mexicanos, se hicieron al margen de la voluntad ciudadana. Y como esto es así, una medida que es fruto de la negación, se convierte en automático en objeto de escepticismo.

Creemos en aquello que hacemos, y dudamos de lo que nos es impuesto; y sobre todo si viene de burocracias que han mostrado vivir fuera de la realidad. Y más aún, que viene de bancadas abiertamente interesadas: si las tele-bancadas legislativas promueven ciertas modificaciones a la ley de comunicación, es de esperarse que dichas normas beneficien a ese grupo de interés, no a la nación en general. En el caso de la Reforma Energética esto es aún más claro: el poder de los consorcios beneficiarios de la apertura del sector energético mexicano influye en los grupos políticos que aprobaron las modificaciones a la ley. Como esto lo observa la mayoría de la población, pues tiene múltiples motivos de incredulidad, y además, con un grado importante de racionalidad, a pesar de no contar con análisis complejos de economía.

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -