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domingo, 19 mayo, 2024
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Corrupción, más allá del perdón

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ • admin-zenda • Admin •

Cuando la Organización Transparencia Internacional, distingue a México como el país más corrupto de América Latina, también motiva que muchos inversionistas tanto nacionales, pero sobre todo de otras latitudes, perciban a nuestro país como una veta de inconmensurable abundancia a la que se puede tener acceso gracias a la corrupción que prevalece en todos los órdenes de la vida política, social y económica, ya que desde el policía que no protege a los ciudadanos y que es cómplice de la delincuencia o el servidor público que se encarga de organizar una licitación pública y que vende los parámetros para que una determinada propuesta sea la más viable y se garantice el ganamos todos aunado a miles de ejemplos que personifican la corrupción en este país, nos ha hecho merecedores de las distinciones mundiales sobre los altos índices de este mal. En mi consideración, la corrupción es el origen de la pobreza, la marginación, la desigualdad social y el hambre del pueblo de México. La corrupción tiene nombres y apellidos y, en una gran parte, la corrupción se genera al interior de los tres niveles de la Administración Pública pues es en esta instancia en la que prevalecen prácticas, acciones, contratos, licitaciones y demás circunstancias ventajosas para el poder económico. Creo fundamental que como ciudadanos hagamos un ejercicio de reflexión muy objetivo antes de emitir nuestro voto ya que no sólo elegimos a un Presidente de la República en abstracto, sino que con nuestro sufragio, otorgamos un poder inmenso a una persona que se coloca al frente de la Administración Pública y ésta a su vez, invita a cientos de individuos a formar parte de su estructura, traducida en la actualidad, en varias secretarías, departamentos y unidades administrativas que ejercen funciones trascendentales para el país y que ejercen todas, una millonaria cifra presupuestal que sostiene a servidores públicos que lo menos que hacen es trabajar por la satisfacción de necesidades colectivas y lograr el bien común. Si usted se da a la tarea de analizar el andamiaje de puestos que se derivan de cada una de las citadas secretarías, podrá descubrir el gran flujo de puestos y recursos que se destinan a mantener a la clase burócrata de primer nivel, que no siempre cuentan con la justificación existencial de su puesto. La administración pública tiene que ver con todos los aspectos de nuestra vida, desde el nacimiento, matrimonio, divorcio, concubinato y defunción, de igual forma, todos los servicios públicos que requerimos como agua, drenaje, pavimentación y luz; también se relaciona con el ejercicio pleno de nuestros derechos humanos fundamentales, como la libertad, la igualdad, la salud, la educación, el trabajo, el ambiente, la alimentación, la familia, el salario, la seguridad pública, el desarrollo sustentable etc., en este contexto, debemos pensar que con nuestro voto, estamos firmando un cheque en blanco que afecta a nuestros interés comunes más sentidos, de ahí que como pueblo ameritamos una amplia meditación sobre las mejores opciones (que no son muchas) que tenemos para ejercer una administración eficiente. Estoy seguro de que quienes tenemos el privilegio de la educación y la reflexión, debemos orientar con mucha antelación a la gran masa de mexicanos que no cuentan ni con el tiempo ni con la preparación académica suficiente para realizar una adecuada maduración de su sufragio, lo cual trae como resultado el abaratamiento de la democracia en nuestro país, situación que ensancha la gran brecha entre ricos y pobres, pues la gran mayoría sigue aborregado siguiendo las tendencias comunes sin una sola pretensión de sumarse a la solución de los grandes problemas nacionales, circunstancia que nos hace cómplices indirectos de la corrupción y del incremento de la riqueza insultante de muy pocos contra la miseria de millones, de tal suerte, la superación de la corrupción depende en mucho de nosotros, pues no debemos permitir la llegada a las máximas magistraturas de cualquier persona pues el destino de nuestros hijos está en riesgo. Reflexionemos, votemos y actuemos. En este contexto, dudo mucho que el paquete de leyes que dan sustento al Sistema Nacional Anticorrupción, rinda frutos en lo inmediato pues está visto que la corrupción forma parte de nuestras vidas desde un plano cultural que se extiende a verdaderos estilos de vida que se heredan de generación en generación. Señor Presidente de la República, también le pido perdón por no creer en su propuesta. Señor Virgilio Andrade creo que pasará Usted a la historia por su nefasto ejercicio al frente de la Secretaría de la Función Pública, instancia que le sirvió para camuflar y viajar dos veces a Nueva York, París, Dubai, San Petersburgo y Hong Kong, lástima que los 17 meses (uno de ellos de viaje) que le duró el cargo no se extendieran para que le diera la vuelta al mundo con cargo al Erario. Así las cosas, la corrupción requiere más que una propuesta legislativa o una nueva denominación pues se encuentra tatuada en todas las estructuras básicas de la Nación. ■

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*Coordinador general de la

Organización Monitor Ambiental Ciudadano

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