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viernes, 26 abril, 2024
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Para trabajadores informales es imposible ponerse en cuarentena por crisis de salud

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Por: ALEJANDRA FÉLIX •

■ Dependen de las ventas del día para llevar el sustento a sus familias

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■ El 63% de la Población Económicamente Activa en el estado vive en la informalidad laboral

 

Una de las recomendaciones que se hicieron para combatir el contagio de Covid-19 fue evitar salir a la calle y muchos países donde se presentó la crisis decidieron hacer cuarentena, cerrando todos los centros de trabajo y establecimientos comerciales, pero en Zacatecas hay un gran sector de personas que no se puede darse el lujo de protegerse de un virus.

El 63 por ciento de la Población Económicamente Activa vive en la informalidad laboral, sin contratos, ni prestaciones de ley, ni seguridad social, sin acceso a una pensión. Este sector no tiene la garantía de terminar el día teniendo dinero para llevar a casa con su familia.

Tal es el caso de Ana María, quien es dueña de una pequeña librería en el pasaje comercial de la calle Allende y comenta que no es posible para ella cerrar su establecimiento, pues su familia y empleado dependen de las ventas diarias, que de por sí cayeron con las obras de remodelación y que están por percibir otra depresión con la postergación del Festival Cultural.

Aunado a esto Ana María aseguró que los dueños del pasaje (la Universidad Autónoma de Zacatecas) han ido aumentando el precio de la renta, por lo que ahora, más que nunca le es imposible cerrar sus puertas.

Su visible enojo está justificado, se le ve preocupada por el futuro que pueda tener, es que todos hablan de la cuarentena, pero nadie se ofrece a pagarles la renta, y como dice Ana María, hay muchos que le tienen más miedo de cerrar y no saber con qué van a vivir mañana, que a contagiarse de coronavirus.

Por la misma ruta camina Jorge Márquez quien es dueño de un pequeño local de novedades en la Avenida González Ortega y comentó que sus ganancias las gasta en ayudar a su madre, quien ya es de la tercera edad y no recibe ninguna pensión, comentó que él también ha sufrido por la baja afluencia de personas en el Centro Histórico de la ciudad, sus ventas han bajado y seguirán bajando con el tiempo, pues la semana santa solía ser una de las mejores semanas para su negocio, pero esto es un futuro incierto con esta crisis. Cerrar sería una buena manera de prevenir, dijo, pero las rentas y servicios siguen corriendo.

Mientras Jorge contestaba de manera un tanto miedosa, como con nervios de decir algo que no debería, Humberto García habla sin tapujos, mostrando el descontento con la situación. De su negocio de posters y revistas viven su familia y las de sus empleados, sus gastos no podrían ser solventados si tuvieran que cerrar, pero él piensa que no va a llegar a eso, porque las cuarentenas son un lujo que la clase trabajadora no se puede dar, “Si el gobierno quisiera ayudar, podrían perdonar el pago de servicios como agua y electricidad”, pero no lo van a hacer.

Humberto habla de los países donde ya se implementó la cuarentena, donde se ven las calles vacías, pero invitó a los medios a pasearse por los barrios más pobres, a ver si ellos también pudieron parar sus labores.

Los que tienen dinero pueden ir a las tiendas y surtirse para sobrellevar la cuarentena, pero quienes viven al día no pueden hacer esas cosas, no pueden cerrar las fuentes de trabajo de la clase trabajadora, pero en ellos nadie piensa, el punto es tomar medidas en contra de un mal que ni siquiera ha llegado.

La prevención es un lujo que se pueden dar los países de primer mundo, las personas que tienen trabajos seguros, pero México no es un país de primer mundo, la mayoría de la población no se puede dar el lujo de protegerse en una situación de pandemia, pero los gobernantes no se detienen a pensar en ellos.

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