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martes, 7 mayo, 2024
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La dictadura burguesa suavizada y su bandera: “el INE no se toca”

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

Para la derecha corrupta, y sus fanáticos seguidores, México vive una dictadura encabezada por el presidente López Obrador. Ocultan que él promovió la revocación de mandato, dio autonomía a la Fiscalía General de la República, respeta las decisiones de los otros dos poderes, permite la libre protesta y manifestación y de expresión. Aun tratándose de difamaciones y mentiras, no se sanciona, presiona, corrompe, denuncia o persigue a nadie, ni asesina el gobierno a periodistas.

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Dicen que ellos tenían democracia plena; con fraudes y compra de votos y, hasta la fecha, los principales funcionarios electorales con ingresos mayores a los del presidente; que respetaban la libertad de manifestación y de prensa: sólo se reprimían las marchas y protestas (Ayotzinapa, Tlatlaya, Aguas Blancas, etc.) y varios periodistas incómodos eran mandados asesinar, encarcelar, perseguir, corromper o amedrentar por políticos y funcionarios de gobierno, pero se les protegía y se les inflaba de ingresos económicos a los monopolios de la comunicación y a conductores “estrellas”.

En los gobiernos de la derecha corrupta (PRI y PAN) el salario caía, el proceso inflacionario siempre superó los incrementos salariales, los grandes empresarios evadían impuestos; cuando pagaban, se les regresaba; a muchas empresas se les inyectó recurso público (FOAPROA) y, a la empresa monopólica de la comunicación, se les pagaban grandes contratos.

AMLO incrementó el salario por encima del proceso inflacionario y recupera capacidad de compra; grandes empresas pagan impuestos, ya no se les inyecta recursos públicos para fortalecer su riqueza privada y los contratos con los monopolios de la comunicación no son tan onerosos. Ese recurso se invierte para aliviar la economía de los que menos tienen.

El empobrecimiento produjo una POLARIZACIÓN económica CRECIENTE demostrable gráficamente de cómo se concentró la riqueza en unos cuantos. Ese proceso colocó a varios empresarios mexicanos entre los más ricos del mundo, mientras la miseria crecía y se evidenció, en muchos actos sociales de descontento, la mayoría de ellos reprimidos por el autoritarismo del Estado Mexicano y minimizado, justificado, encubierto o negado por los medios monopólicos de la comunicación.

La tendencia creciente de esa polarización económica disminuye en la medida en que caen las utilidades de las grandes empresas que se beneficiaban por la evasión fiscal y la inyección de recursos públicos que, a su vez, ahora se direccionan al bienestar. Recomiendo visiten la página de la Secretaría de Bienestar, Economía y Hacienda para hacer los comparativos.

Esta polarización económica es una muestra de la lucha de clases sociales en México que, en lo político-electoral, optó por un proyecto pluriclasista, que puso en la prioridad a los pobres. Eso enardeció a una parte de la cúspide (oligarquía, burgueses o ricachones) empresarial nacional y extranjera que se beneficiaba con el proyecto creador de miseria. También se beneficiaba del andamiaje en que se sostenía, que es: su vestimenta política (principalmente PRI y PAN), sus aparatos ideológicos y los llamados “intelectuales orgánicos”, todos ellos parte de esa oligarquía y que recientemente salieron a la calle.

Si el proyecto de nación que encabeza AMLO ha creado transformaciones económicas, resulta obvio que también sean políticas y ocupen un nuevo soporte jurídico que le permita profundizar sus propósitos, consolidar los que va haciendo y evitar los retrocesos.

Ante ello, la derecha (económica, política e ideológica) mexicana ha tenido muchos problemas para justificar, ante el grueso de la sociedad, su propósito de regresar al modelo anterior: la dictadura burguesa “suavizada”. Por eso ha optado por la distorsión, descontextualizar, inventar falsas noticias, pronosticar desastres que no llegan y se aferra a defender, a costa de lo que sea, lo que le queda de herramientas políticas y legales, por eso dice: “el INE no se toca”, pues es como aceptar el tiro de gracia.

A la luz de este contexto, de la lucha de clases y de la transformación social que se realiza, debe quedar muy claro el papel que juegan, desde una falsa izquierda, al lado de la derecha mexicana, quienes hablan de una “reconciliación”. Pues no se trata de “agravios” injustos, ni de la creación de una “polarización” por la ausencia de modales que causen confrontación irracional. La polarización, como muchos otros fenómenos, son inflados como parte de la propaganda que lucha por restaurar el modelo social que ya fenece y que, asimismo, se ocultaba por quienes, siendo una minoría, ahora se quejan.

Nadie se confunda: la llamada “reconciliación” es un nuevo ropaje de la derecha corrupta de México a partir de cooptar a sus filas a trepadores políticos, cuya rebeldía no es la causa de los que menos tienen, sino de quienes pretenden retornar sus privilegios. Los pobres, como los campesinos, siguen luchando porque exista una reconciliación con sus legítimas reivindicaciones sociales.

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